EL EVANGELIO EN MARCHA
Por: Boris López, Pastor Tabernáculo Bíblico Bautista, Manassas, Virginia (borislopez986@yahoo.com)
El tema de la salud es complicado para nosotros los inmigrantes, primero porque el costo de un seguro de salud es casi inalcanzable y lo segundo son los documentos, es decir, el estatus legal, si no tienes papeles no te atienden en un hospital a menos que tu mal sea de muerte. Lo viví en carne propia con los cálculos renales, no me atendieron y me dejaron con el sangrado y con el dolor para que fuera a ver a un médico particular otro día. He hablado incluso con mujeres que han sufrido este terrible dolor y me han dicho que este es un dolor mucho más fuerte que el propio dolor de parto, tanto así que en mi padecimiento por un momento acepté el que Dios se sirviera de mí si esa era la única solución para que ese dolor tan espantoso me dejara, sané como a lo vaquero, soportando cada piedra que salió de mi cuerpo de tiempo en tiempo.
Visitando diferentes doctores descubrí que nací con una malformación en uno de mis ventrículos, el izquierdo, lo que me ocasiona un aceleramiento en la función del corazón, para eso tengo que tomar medicamentos de por vida. En busca de la medicación, conocí al doctor Nabil Andrawis, director de Manassas Clinical Research, situado a un costado del Hospital Prince William. Como es una clínica de investigación médica científica, los precios son bien accesibles y el doctor Andrawis es súper buena gente, con sus amigos doctores refiere los exámenes que algún paciente necesita a precios que se pueden pagar. Allí me he estado controlando por mucho tiempo y todo me va muy bien.
Un par de años atrás, pensando en la salud de mi esposa, Aída Beatriz, la invité a que se fuera a chequear a esa clínica, y a hacerse el examen físico, y principalmente el examen de las mujeres, el famoso “Papanicolaou”. Le tomaron las muestras de sangre, le realizaron su “físico” y quedó pendiente la respuesta de dichos exámenes.
Para sorpresa nuestra, el siguiente día por la mañana, mi esposa recibió una llamada de emergencia de dicha clínica que se presentara a la brevedad, porque era urgente. Sin perder el tiempo fuimos a ver de qué se trataba. El Doctor Andrawis inició el interrogatorio, con preguntas como: – ¿la han operado en el último mes? – ¿Tiene alguna herida abierta? Ante la negativa de las respuestas, el doctor nos explicó que en los resultados de los exámenes de sangre mostraban una invasión de glóbulos blancos, lo que se conoce como Leucemia o cáncer en la sangre. Inmediatamente el doctor refirió a mi esposa a “Cáncer Center Lake Manassas” la Clínica del cáncer que está en Gainesville. Yo personalmente hice la cita, a las diez de la mañana del día tal. Llegué al lugar por mi cuenta y esperé y esperé y mi esposa no llegó, le hablé al celular y me dio una respuesta, que a pesar de ser yo un existencialista total (Creo en Dios) me pareció ilógico: Me dijo que no necesitaba un tratamiento del cáncer, que “ella se declaraba sana en el nombre de Jesucristo”, y simplemente no fue a la cita. Allí quedó todo, me sentí un tanto frustrado, sin recursos, enojado quizás, no sé, pensando en que qué respuesta le daría a mi hijo Jeremy si su madre faltara porque nuestro Dios se la había querido llevar. No quedaba más que esperar la voluntad de Dios.
Un par de años después, pendiente del estado de salud de mi esposa, y con dudas con respecto a aquel diagnóstico, me ofrecieron un seguro de vida, cuyo requisito principal era un examen físico total, completamente gratis, lógicamente para poder tener la póliza. Me dije a mí mismo que era una excelente oportunidad para salir de dudas y fue así como pagué la primera cuota del seguro, una cantidad insignificante para hacer las evaluaciones. Le tomaron las muestras a mi esposa y quedamos a la espera de los resultados. La sorpresa fue que nos aceptaron el seguro de vida a ambos. Una sorpresa realmente!! Por corroborar el resultado, pregunté por los análisis e incluso me enteré que a ella la clasificaron en un grado de menor riesgo que a mí.
Aquello quedó dando vuelta en mi cabeza, se habría equivocado el primer análisis, ¿qué del diagnostico de Leucemia? Pues, ¿para qué preocuparme por algo que aparentemente ya estaba bien?. Las cosas las dejamos así, pues tampoco tenía los recursos económicos para andar indagando.
Hace unos días, a mi esposa le comenzaron a aparecer unas erupciones en la piel, en el costado, al ver su empeoramiento, le dije que pasara consulta, esta vez con Flaviano Dazo, conocido como “el chinito” de Old Town Manassas Medical Center, bastante accesible por cierto y se fue a su clínica. Cuando Flaviano la entrevistó la primer pregunta fue que si dónde le habían dado las quimioterapias del cáncer. Sorprendida mi esposa le preguntó ¿porqué?, la respuesta fue que la tal erupción se llama “SHINGLE” que le da a las personas sobrevivientes de cáncer después de las quimioterapias o a algunos ancianos después de los sesenta, algo relacionado con la vacuna de la varicela. No lo podíamos creer, ¿cual quimioterapia? Sencillamente está experimentando la etapa post-quimioterapéutica, sin haberla recibido!!!! Sorprendente! Esta fue la confirmación que efectivamente sí tuvo la enfermedad y que Dios había hecho la obra en ella por la fe a la que se aferró.
Ahora comprendo que mi esposa recibió quimioterapias celestiales o como quieran llamarlas, fue sanada por su fe!!! el hecho es que en este momento tengo su medicina para las erupciones que tiene, tengo la medicina en mis manos y las veo y me cuesta creerlo que haya pasado por eso. No hay explicación científica o humana, lo cierto es que su fe la sanó, su fe como aquella mujer del flujo de sangre que dijo – Si tan solo tocare el manto de Jesús – y sanó cuando tocó a Jesús, de esa misma forma mi esposa sanó, Jesucristo la sanó, a él sea toda la honra y toda la Gloria!!!.
Creo que la fe ha sido el mejor regalo de la vida para nosotros, creer en Jesucristo a abonado a nuestras vidas, Jeremías 33:3 lo dice claramente: “Clama a Mí y Yo te responderé y te mostraré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”.
Ahora mi mensaje es para usted estimado lector, ¿tiene usted fe en Jesucristo para que se sienta apoyado en medio de sus imposibilidades? Si aún no ha entregado su vida a Cristo, este es el mejor momento de hacerlo, hágalo hoy, será lo mejor que le ha pasado, Tenga fe en Jesucristo, el nunca falla.