Diga el débil fuerte soy

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EL EVANGELIO EN MARCHA

   ¿Te has encontrado con alguien que te grita, te insulta, menosprecia abiertamente  y no le importan tus sentimientos? Si contestaste que sí, es posible que estés lidiando con un intimidador, acosador, abusador o lo que se conoce en inglés como un “bully”.

La definición oficial lo describe como “todo comportamiento agresivo, abusivo e imponente que sea intencional, repetido en el tiempo y que implique un desequilibrio de poder o de fuerzas”. Por lo general la persona que está siendo molestada tiene dificultades para defenderse o expresar lo que sufre, volviéndose aún más vulnerable. No es una situación exclusiva de nuestros niños, los adultos también sufren de intimidación.

  Existen diferentes formas de acoso, las principales son; física, verbal, indirecta, y cibernética.   Todas tienen un nivel de daño y consecuencia. Una vez escuché decir “a los bullies hay que enfrentarlos”  sin embargo según el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos hay varias formas de enfrentar el bullying o la intimidación en cualquiera de sus manifestaciones, pero no siempre recomiendan la confrontación.

De hecho en el mayor de los casos, la sugerencia es “Walk away, and stay away” lo que traducido quiere decir, “vete y no regreses” a enfrentar al abusador. Estas son algunas recomendaciones; expresar tu desacuerdo siempre y cuando sea seguro, evitando confrontaciones. Y  Reportarlo a las autoridades.

En el caso de los adultos el tema es complejo, ya que las autoridades no pueden hacer nada en casos donde la agresión es solamente verbal, debe haber agresión física para que se puedan tomar acciones legales.

Parece un tema difícil de tratar e imposible de resolver  pero tal vez la historia de Ana te inspire y aliente a creer que no todo está perdido en la lucha contra los abusadores. Ya que el tema del acoso también lo encontramos registrado en la Biblia. La historia de Ana y Penina la encontramos la Biblia y dice que a Ana  “su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Dios no le había concedido hijos.  Y así hacía cada año… la irritaba así; por lo que cual Ana lloraba, y no comía” (1 Sam. 1:6).  En esta historia encontramos varias de las características típicas del bullying verbal, esta la intención de denigrar, ofender, y continuidad.

Ante esta situación ¿cuáles eran las opciones de Ana?  Ella podía acudir a su esposo, este tenía autoridad y la podía ayudar. Muy probablemente si Ana se lo pedía el bien podía castigar a Penina o intervenir de alguna otra forma en favor de su esposa.

Ana sin embargo afrontó la situación de una forma diferente, dice la Biblia  que primeramente  “se levantó, comió y bebió (1 Sam. 1:9) en otras palabras no permitió que las palabras de su acosadora la continuaran afectando. Y luego se dirigió en oración a Dios, le planteó la situación, le abrió el corazón a Él y cuando terminó de hablar con Dios se fue y “no estuvo más triste” (1 Sam. 1:18).

La Biblia no dice que la otra mujer dejó de burlarse de ella, intimidarla, o hacerla sentir mal. Simplemente dice que Ana, después de hablar con Dios no volvió nunca más a estar triste. Determinó que su situación no afectaría su estado de ánimo. Más adelante encontramos la respuesta a la oración de Ana, “Dios se acordó de ella. Y Ana dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel” (1 Sam. 1:19-20).  Dios contestó la oración de Ana, le dio el hijo que tanto deseaba y que era la razón por la cual su rival la agobiaba. Me imagino la cara de Penina al enterarse de que Ana estaba embarazada! Dan ganas de gritar “mira quien ríe ahora”.

Pero Ana no hace eso, ella le agradece a Dios por su protección y exclama “Los arcos de los fuertes fueron quebrados, y los débiles se ciñeron de poder”(1 Sam. 2:4).

La intimidación no es agradable y la mayoría de las veces es más sencillo pagar con la misma moneda, o amedrentarnos.  Pero no hay que temer o esconderse sino depositar nuestra confianza en Dios y confiar en que El nos ciñe de poder. Su poder es el arma más poderosa. (Fuente: CVCLa voz)