EVANGELIO EN MARCHA
PERLAS DEL ALMA
Evangelio y sociedad
Por: Francisco Aular (faular@hotmail.com)
Cuando estoy con los que son débiles, me hago débil con ellos, porque deseo llevar a los débiles a Cristo. Sí, con todos trato de encontrar algo que tengamos en común, y hago todo lo posible para salvar a algunos. 1 Corintios 9:22 (NTV)
¿Cuándo vamos a evangelizar a toda la sociedad y el mundo? En realidad el mandato final de JESÚS es: Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo. Mateo 28:19,20 (NVI). La idea de ir por el mundo a evangelizarlo es idea de Dios, por ello, el cumplimiento de este mandato está en plena vigencia; solamente Dios en su omnisciencia sabe cuándo será cumplido. Debemos entender esto por cuanto quien nos mando dijo que tenía “autoridad en el cielo y en la tierra”, y también señaló que, “estaré con ustedes siempre”. Cada generación de cristianos nacidos de nuevo debe alcanzar a su generación para JESÚS.
Sin embargo, debo añadir esto, uno de los peores errores de nuestro tiempo consiste en pensar que el Evangelio tiene por misión cambiar la sociedad, y en realidad, el Evangelio se ocupa de cambiar al individuo. Nosotros estamos acostumbrándonos a ir a las multitudes para intentar cambiarlos, nos parece que el éxito está en tener una evangelización en masa, pero cuando vemos a JESÚS en su labor evangelizadora, lo vemos ir a los individuos. La evangelización debe centrar sus esfuerzo en los individuos, así como JESÚS lo hizo; debemos ocuparnos en alcanzar al religioso perdido, como el caso de Nicodemo; a la mujer pecadora, como el caso de la samaritana; al corrupto que está en el gobierno, como el caso de Zaqueo; al rico, como el joven rico; al político, que cierra los ojos a la corrupción y se hace aliado de su gobierno, como el caso de Pilato; Juan, Pedro, Pablo, Felipe, Febe y Priscila fueron individuos que Dios usó y allí los tenemos, y mejor, no sigo mencionando, pero son individuos a quienes Dios usa, primero, en la evangelización que es la suma de individuos, uno por uno, y, luego, en el discipulado de cada uno de ellos para que se multipliquen.
Si usted como cristiano, nacido de nuevo invierte su tiempo y su vida en cambiar a la sociedad, sufrirá un desengaño, usted verá que la sociedad no mejora, sino que por el contrario se va por los caminos de los hombres, lejos del camino de Dios; entonces usted podrá concluir que el Evangelio falló, que no sirve para una sociedad como ésta, que va en busca de lo que le conviene, del beneficio propio, hirviendo en divisiones, protestas y conflictos sociales, que no cambia.
En efecto, el Evangelio no encuentra lugar en la sociedad; es más, el Evangelio es rechazado por la sociedad porque es y debe ser como un cuerpo extraño, como una basura en el ojo, como una piedra en el zapato, una molestia. Se rechaza, se persigue, se molesta a sus partidarios, se les pone a un lado; el ostracismo es usado por algunos gobiernos y por la sociedad para quitarse de encima lo que le molesta. Pero en esas situaciones, y por raro que parezca es cuando el Evangelio brilla, ¡porque el Evangelio, ayer y hoy brilla en la persecución!
Nos podemos preguntar ¿por qué el Evangelio causa molestias en la sociedad? Debe ser porque para algunos, su mensaje suena acusador y paradójico: Cuando uno pierde la vida, entonces es cuando la gana; cuando uno es rico es pobre (Lucas 12:15); nos manda a hacer del Evangelio la prioridad, porque nos invita a “buscar primeramente el reino de Dios y su justicia” (Mateo 6:33); nos ordena inclinarnos y servir (Juan 22:24-30); nos dice que debemos amar y perdonar a nuestros enemigos (Mateo 5:38-48); también el Evangelio habla del ser humano sin JESÚS como “muerto en sus delitos y pecados”; perdido y sin esperanza en este mundo (Lucas 19:10; Efesios 2:12); con la mente del diablo (2 Corintios 4:4); amarrado por Satanás (2 Timoteo 2:26), y bajo el poder del maligno (1 Juan 5:19); no debemos esperar nada bueno del sistema de este mundo: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan 1:15). ¿Cómo va a gustarle un Evangelio así al sistema actual que vemos en el mundo? Esta sociedad prefiere mirar hacia otro lado.
No obstante, Dios tiene individuos en la sociedad de nuestra generación; Dios está trabajando con ellos, en ellos, por ellos y para ellos. Debemos ir a buscarlos, y nuestro lema debe ser como el de Pablo, que encabeza nuestro devocional hoy: ¡Tenemos que aprovechar todos los medios que Dios nos ha dado para “salvar a algunos”¡ ¡Que gozo es vivir una vida para proclamar este Evangelio y vivirlo!
Perla de hoy: ¡Quien pudiera vivir mil años para dedicarlo por entero a la proclamación del Evangelio de JESÚS!