“¿Dónde estás Dios mío?”

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EL EVANGELIO EN MARCHA

PERLAS DEL ALMA

 “¿Dónde estás Dios mío?”

Por: Francisco Aular (faular@hotmail.com)

 Oh SEÑOR, ¿por qué permaneces tan distante? ¿Por qué te escondes cuando estoy en apuros? Salmo 10:1 (NTV)

PAG 18Miro al mundo a mi alrededor y consternado veo el cumplimiento exacto de las palabras del profeta, cuando escribió, (unos 700 a. de J.C): “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20 RV60). Entonces, en tono reverente le pregunto al Señor: “¿Acaso no ves SEÑOR que el mundo está desenfrenado como nunca antes? ¿Cuánta injusticia en los tribunales? ¿Cuántos asesinatos en las calles y en las plazas? ¿Cuánta arrogancia en los gobiernos y en los hombres que nos dirigen? Tú no estás en ninguno de sus pensamientos porque se inclinan delante de sus ídolos y buscan los consejos de los satánicos en vez de tu Palabra.

¿Cuántas muertes y lágrimas en las distintas guerras que hoy se libran en el mundo? ¿Cuánto irrespeto al ser humano se muestra al apoyar al terrorismo que hacen volar en pedazos los cuerpos de sus enemigos y de inocentes? ¿Acaso SEÑOR tú no vez todas estas cosas o no las sabes? Sí lo sabes, ¿es que no te importa? Y si te importa, ¿por qué y para qué te tardas en intervenir? ¿Cuánto demorarás SEÑOR en bajar desde el cielo con tu mazo de llaves en la mano y acabar con todo esto de una vez? Preguntas como éstas se hace David en este Salmo. El rey David descubrió que Dios lo sabe. Dios se preocupa, y tiene un plan eterno, inmutable. Nada ni nadie podrá cambiar ese plan.

La verdad de las cosas es que Dios no se ha alejado de nosotros, sino que nosotros nos hemos alejado de Él. Todavía tengo fresca en la mente las dantescas escenas de los aviones piloteados por los terroristas que atacaron las Torres Gemelas de Nueva York, y la posterior angustia de ese nefasto día en Estados Unidos. Mary y yo nos encontrábamos cerca del Pentágono, y por la radio, un taxista narraba los efectos del impacto de un avión sobre aquel símbolo de la defensa de la nación estadounidense.

Ahora bien, aquellos días visité decenas de hogares, llevando consuelo y esperanza a las personas con los Salmos y otros pasajes que nos hablan de la confianza en Dios. La pregunta reiterativa que me hacían, era: “¿Dónde estaba Dios que permitió todo esto?”… Esta misma pregunta se le hizo a Anne Graham -la hija mayor de famoso evangelista Billy Graham y ministra muy versada en la Palabra de Dios-, un periodista: “¿Cómo pudo Dios permitir que sucediera esto?” Anne Graham dio una respuesta sumamente profunda y llena de sabiduría, dijo: “Al igual que nosotros, creo que Dios está profundamente triste por este suceso, pero durante años hemos estado diciéndole a Dios que salga de nuestras escuelas; que  salga de nuestro gobierno, y que salga de nuestras vidas. Y siendo el caballero que es, creo que se ha retirado tranquilamente. ¿Cómo podemos esperar que Dios nos dé su bendición y su protección cuando le hemos exigido que nos deje estar solos?”.

Ciertamente, nosotros nos alejamos de Dios con nuestra incredulidad en su Palabra; sin fe en que nuestras oraciones serán oídas por Él; nos olvidamos que Él nos ama y nos perdona; ponemos a un lado la asistencia y participación en la familia espiritual, nuestra iglesia; nos avergonzamos de ser sus hijos por la adopción que Él ha hecho a través de su hijo JESÚS; nos olvidamos de las promesas de Dios, y en nuestra soberbia e indiferencia pensamos que “Dios ha muerto”, porque, “los malvados son demasiado orgullosos para buscar a Dios; parece que piensan que Dios está muerto” (v.4, NTV); pensamos vivir eternamente, y en nuestra arrogancia pensamos y decimos, “¡jamás nos sucederá algo malo! ¡Estaremos para siempre sin problemas!” (v.6, NTV).

La vida de David, nos dice que a la pregunta, ¿dónde estás Dios mío?, él encontró la respuesta y también descubrió un propósito para vivir y servir a los demás confiando en Dios: “Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres…” (Hechos 13:36, RV60).

Perla de hoy: La verdad de las cosas es que Dios no se ha alejado de nosotros, sino que nosotros nos hemos alejado de Él.