El dolor de perder un ser querido

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EL EVANGELIO EN MARCHA

Por: Moisés Evangelista

El dolor de perder un ser querido

PAG 18Si hay algo con lo que siempre me ha sido difícil lidiar es con la pérdida de seres queridos y peor aun si de hijos se trata. Yo tengo hijos, la sola idea de perderlo provoca un dolor indescriptible, es por eso que puedo sentir el dolor de quienes están pasando por la prueba y sé que el único consuelo se puede hallar en nuestro Señor.

Hace tiempo una madre me preguntaba si aun después de la muerte se podía interceder para el perdón de sus pecados y su salvación. ¡Hay tantas cosas que desconozco! Sería presuntuoso de mi parte haberle dicho que después de la muerte física no había consuelo, pero ¡Dios es tan misericordioso! Nunca vamos a tener la magnitud de su amor por nosotros, solo le respondí: -si su corazón le dice que ore por el alma de su hijo, hágalo, si eso le da consuelo, hágalo, no importa lo que alguien le pueda decir, solo Dios sabe hasta qué punto él escucha el ruego de una madre.

Sé que el dolor que se siente es muy fuerte y la desesperación e impotencia de no poder hacer nada al respecto, pero tenemos que aprender a vivir con nuestras pesadas cargas y en quien único podemos reposarla es en Él.

Dios nos dice en 1 Co 5.5 “el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús” Entonces, ¿Qué nos dice Dios? ¿Es que a veces es mejor destruir el cuerpo para que nuestra alma no se pierda? Yo quiero pensar que es mejor así, que Dios permite que el cuerpo se pierda para que el alma sea salva. La verdad solo la sabremos cuando Dios nos llame a su morada eterna.

Una vez leí el testimonio de un padre que perdió a su hijo cristiano en Colombia, asesinado. Él dijo: “Tenemos ocho hijos. Todos están vivos: uno está en el cielo, y siete aquí en la Tierra”. La muerte física es muy dolorosa, pero para los padres cristianos es tanta o más dolorosa la muerte espiritual de nuestros hijos.

Hay en las calles, incluso en nuestros hogares, cadáveres que andan y trabajan, lejos de Dios y del perdón que él ofrece. Cuando vemos a nuestros hijos caminando en “Camino de muerte” (Jeremías 21.8, Santiago 5.20), sufrimos profundamente y lo único que nos queda entonces es orar por ellos, apelar a la misericordia divina y rogar a Dios que haga la obra del Espíritu Santo en sus vidas.

Pero la fe empeñada y perseverada en oración no hace que el dolor desaparezca por completo, esperar en el tiempo de Dios el crecimiento de sus espíritus es extenuante para nuestra alma y solo la Gracia puede sostenernos porque nos damos cuenta cuán frágiles somos y qué poco control tenemos sobre nosotros mismos y los que amamos.

Dios lo sabe y nos consuela en nuestras tribulaciones. (2 Corintios 1.4) Él sabe lo que es ver morir un hijo, sabe de sufrimientos, es por eso que Dios no nos juzga por nuestro sufrimiento, en su inmensa misericordia nos dice: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”

Al final, el pondrá paz y retornará la alegría a tu corazón; pero es bien importante que instruyas a tus hijos en el camino correcto, llévalos a la iglesia, enséñales a orar, a ofrendar y encamínalos al servicio de Dios, tu eres el responsable de tus hijos, Dios te pedirá cuentas; Dios te ama y ama a tus hijos él quiere lo mejor recuérdalo. Que Dios bendiga tu vida.