Dos clases de personas

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EL EVANGELIO EN MARCHA

PERLAS DEL ALMA

Dos clases de personas

LECTURA DEVOCIONAL: SALMO 1

Por: Francisco Aular (faular@hotmail.com)

 

Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados,  ni va por el camino de los pecadores, ni hace causa común con los que se burlan de Dios, sino que pone su amor en la ley del Señor y en ella medita noche y día. Qué alegría para los que no siguen el consejo de malos, ni andan con pecadores, ni se juntan con burlones; sino que se deleitan en la ley del SEÑOR meditando en ella día y noche. Salmo 1: 1,2 (Dios habla hoy)

 

Hace muchos años cuando empezaba mi segunda década de vida, me encontraba en el laboratorio fotográfico del hospital en donde trabajaba, haciendo mi labor como técnico fotógrafo. En aquellos días estaba muy de moda ser ateo, pero, en el sentido espiritual, hacía unos cuatro años que yo había nacido de nuevo. Algunos de los médicos –tan jóvenes como yo- hacían chistes y se burlaban de mí por mi fe, sin embargo, nunca lograron incomodarme ni callarme. Un día entraron dos de ellos al laboratorio, uno era el clásico burlón, al otro, lo había hecho mi amigo personal y me había acompañado un par de veces a la iglesia. El burlón comenzó con su tarea de burlarse, y como yo no le hacía mayor caso, dijo en forma graciosa: “Sí, Francisco, sé que estás pensando que un día cuando nos muramos, tú estarás en el cielo y yo en el infierno, y tú dirás: “¡Bien hecho se lo merece!…”, “no doctor -le respondí-, tendré lágrimas en mis ojos, porque usted, deliberadamente, escogió el infierno en vez del cielo, y yo no pude hacer nada para evitarlo, sino predicarle, y usted no creyó al mensaje…”, hubo un momento de silencio y ambos salieron, todavía el burlón se reía, pero el otro callaba y con su silencio, indicaba que era del mismo sentir de su colega.

Precisamente el Salmo 1, nos habla de dos clases de personas. Una clase se siente feliz con su condición de pecador, y no sólo vive allí, sino que también lo promueve, y así, gradualmente cruza la línea de la incredulidad total, y lamentablemente es posible que nunca comprenda cuál fue el verdadero propósito para el cual Dios le dio la vida humana. En efecto, nacemos en esta vida como lo dice la Biblia: “Muertos en delitos y pecados” (Efesios 2:1,2); “Encadenados por Satanás” (2 Timoteo 2:26), además, con una venda en el entendimiento de las cosas espirituales: “En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4 RV60). En realidad, mientras uno sigue satisfecho con una vida así, jamás entenderá lo que significa la vida espiritual: “Pero los que no son espirituales no pueden recibir esas verdades de parte del Espíritu de Dios. Todo les suena ridículo y no pueden entenderlo, porque sólo los que son espirituales pueden entender lo que el Espíritu quiere decir” (1 Corintios 2:14, NTV).

La otra clase de personas, es la que entiende las palabras de JESÚS, dichas a Nicodemo: ” Te digo la verdad, a menos que nazcas de nuevo, no puedes ver el reino de Dios” (Juan 3:3 NTV); y al entenderlas, no se queda pasivo, sino que las obedece, y tiene la seguridad de que el verdadero propósito de haber nacido en esta tierra es para llegar a conocer a JESÚS, y vivir con Él en la Nueva Jerusalén, en el cielo, al final de los tiempos (Apocalipsis 21), de esta manera,  resuelve como Pablo: “Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20 NTV). El atractivo del pecado en este mundo lejos de Dios, ya no le atraen como antes, sino que es una nueva persona: “Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado, ¡una nueva vida ha comenzado!” (2 Corintios 5:17 NTV). ¡JESÚS es su Señor y Salvador! Y ahora surge un amor por la Palabra de Dios y por su nueva familia espiritual, la iglesia: “Qué alegría para los que no siguen el consejo de malos, ni andan con pecadores, ni se juntan con burlones; sino que se deleitan en la ley del SEÑOR meditando en ella día y noche.”. No derivan su fuerza, ni su gozo, ni de “las cosas de este mundo”, ni de sí mismos; son como árboles plantados junto a corrientes de aguas vivas porque se alimentan del río de la gracia de Dios para siempre. Así lo dice este Salmo: “Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas” (Salmo 1:3 RV60).

Oración:

Perla de hoy:¿A cual clase de personas quieres pertenecer? Todo depende de tu elección, el mundo o la Palabra de Dios.

Interacción:¿Qué te dice Dios hoy por medio de su Palabra? Y en respuesta a ello…¿Qué le dices tú a Él?