Troy Davis de 42 años de edad, condenado a pena de muerte en el estado de Georgia, fue ejecutado la noche del miércoles (11:08 PM) pese a las peticiones de exoneración de la condena. La Suprema Corte de EU negó horas antes un indulto a Davis, sentenciado por el asesinato de un policía en 1989.
“Que Dios tenga piedad de sus almas. Yo no maté a su hijo, no estaba armado, no hice eso. No tenia un arma esa noche, no he sido responsable de eso”, fueron las últimas palabras de Davis, dirigidas a la familia del policía Mark MacPhail, al que supuestamente mató en 1989 en Savannah, Georgia.
Después, dirigiéndose a su propia familia, apenas pidió que rezaran por su alma, dijo un periodista de Associated Press que asistió a la ejecución.
Davis estuvo acompañado hasta el último momento por uno de sus abogados, declinó su última comida y no pidió tratamiento especial, como tener asistencia de un sacerdote o ver a su familia. Ningún miembro de su familia presenció la ejecución.
Horas antes, tan pronto se supo la decisión del Tribunal Supremo, se instaló un silencio entre los miles de seguidores de Davis, presentes en los terrenos delante de la cárcel de Atlanta, Georgia, donde esperaba para ser ejecutado.
Davis declinó pedir una última comida especial que se les ofrece a los reos antes de la ejecución. En su lugar se le dio lo tradicional: hamburguesa con queso a la parrilla, papas al horno, frijoles, ensalada, galleas y una bebida de uva.
“Estoy contenta, aceptamos la decisión, quiero tener paz ahora. Esto tenía que acabar”, dijo Anneliese MacPhail, la madre del policía que Davis supuestamente asesinó en Savannah, Georgia, en 1989.
Los abogados de Davis presentaron ante el Tribunal Supremo de EEUU una apelación de último momento el miércoles por la tarde, tras el rechazo del Tribunal Supremo del estado de Georgia.
Pero el Supremo de EEUU también rechazó el recurso en una sentencia de una línea que decía apenas: “La apelación para suspender la ejecución de Troy Davis es denegada”.
El caso de Davis fue presentado por su defensa como el prototipo del negro condenado injustamente por la muerte de un blanco, y ha reabierto el debate sobre la pena de muerte en EEUU. Cientos de personas se congregaron a las afueras de la cárcel de Jackson (Georgia) para pedir clemencia.
Siete de los nueve testigos que declararon en su contra en el juicio se retractaron posteriormente, según su defensa. El propio Davis estaba dispuesto a someterse este miércoles a un detector de mentiras para probar su inocencia.
Sin embargo, los fiscales se apoyaron en un informe de balística que sostiene que había similitudes suficientes entre los casquillos de bala encontrados en el escenario del homicidio y los hallados en el lugar de otro tiroteo ocurrido poco antes para demostrar que podrían haber provenido de la misma pistola.
Según la Fiscalía, Davis primero realizó disparos durante una fiesta en torno a una piscina en el barrio Cloverdale de Savannah e hirió a un hombre en la cara, y luego disparó y mató a MacPhail.
La noche del miércoles también fue ejecutado un supremacista blanco condenado por el asesinato de un hombre negro en 1998 en el estado de Texas, reportó EFE. Lawrence Russell Brewer, de 44 años, también recibió una inyección letal, informó el Departamento de Justicia Criminal del estado.
En los 34 estados de EU donde se aplica la pena de muerte, desde 1976 se han ejecutado a 1,267 personas y más de 3,250 aguardan la ejecución. El estado de Georgia, con por lo menos 103 personas en el “corredor de la muerte”, ha aplicado la pena capital a medio centenar desde ese año, informó EFE.
El papa Benedicto XVI, el expresidente James Carter y la actriz Susan Sarandon se habían unido a la organización Amnistía Internacional para pedir la exoneración de Davis. El gobierno francés y representantes de derechos humanos en Alemania lamentaron la condena de Davis. (Con datos de CNN)