DEPORTES
Claudio Bravo la pesadilla de Portugal
Entrenar el lanzamiento de penalti es una de las pocas prácticas que no aseguran el éxito a la hora de la verdad. Replicar las condiciones en las que se desarrollan durante los partidos resulta imposible en un entrenamiento, por lo que con la repetición mecánica solo se puede ganar en técnica, uno de los factores que mejor se diluyen bajo presión.
Pero hay ocasiones en las que conviene tener algún tipo de experiencia previa, por muy limitada que sea. A los tres lanzadores de Portugal se les apagó la luz ante Claudio Bravo, uno de esos porteros que parecen leer la mente a once metros de distancia.
Quaresma, Moutinho y Nani se toparon con el meta del Manchester City, que con tres estiradas colocó a Chile en la final de la Copa Confederaciones. Portugal, que sigue sin cocinar una manera de jugar que le mantenga en la senda del triunfo de la Eurocopa, continúa dependiendo del acierto de un Cristiano que ha aparecido a ráfagas a lo largo del torneo, y que ahora tendrá que resolver su futuro en el Real Madrid.
En las dos horas previas a la tanda de penaltis, creyó Pizzi que le resultaría más útil utilizar a Vidal como elemento distorsionador en ataque, porque el chileno no es un delantero ni un defensa pero parece ambas cosas. Sin embargo, por momentos el jugador del Bayern de Múnich resultó un fantasma. Y no hay cosa que más le moleste a Arturo que no tener nada que decir.
Aránguiz ocupó la posición habitual de Vidal, mientras que Hernández y Díaz se preocuparon por darle salida al balón desde atrás. Pero la pelota se le derretía a La Roja metros antes de superar la línea de centro.
Portugal, que no pareció preocupada por poseerla hizo mejor uso de ella, a través de caminos más directos. Cuando no podía dársela a Cristiano trataba de que llegase hasta Bernardo Silva, acostado en la banda derecha, dispuesto y capaz de regatear hasta su propia sombra. El atasco de Chile fue producto de ese cinturón de castidad que conformaron Adrien Silva y William Carvalho, cuya tarea principal nace y muere en la recuperación de balones. Solo gracias a una buena maniobra de Alexis logró Chile plantarse ante Rui Patrício, aunque Vargas trató de superar al portero portugués por debajo de las piernas, cosa que no logró.
La ejecución, un recurso que no pareció justificado, pareció inspirar poco después a André Silva, que también se plantó ante Bravo tras una asistencia quirúrgica de Cristiano, aunque el delantero del Milán tampoco fue capaz de batir al portero colocando el balón en la entrepierna. (Carlos López. Solo fútbol)