WASHINGTON D.C
No hay motivo de preocupación sobre la salud del presidente de Estados Unidos. Es más: Barack Obama ya ni siquiera fuma. Adiós a todos los rumores de que el presidente se escapaba a hurtadillas del Despacho Oval para encender un clandestino pitillo en los jardines de la Casa Blanca con el riesgo de ser cazado por un fotógrafo –si fue así, nunca sucedió-. La presidencia está libre de humos, al menos de los del tabaco.
Barack Obama, 50 años, pasó en la Casa Blanca la semana pasada su segunda revisión médica desde que reside en el número 1600 de Pensilvania Avenue. A lo largo de dos páginas, el Primer Doctor (igual que hay Primera Dama; Primer Perro, Primer avión…), Jeffrey C. Kuhlman, dispensa con buena nota al mandatario. Dice el médico que Obama “no fuma, no es sedentario, su dieta es saludable, mantiene un buen peso para su salud y bebe alcohol de forma moderada”. Para los amantes de los datos, el informe médico revela que Obama no necesita usar gafas, que mide un metro y 85 centímetros y pesa 82,3 kilos.
Respecto al temido colesterol, su analítica prueba que el presidente ha bajado la tasa desde 2009 a 2010 hasta 193 mg por decilitro de sangre tras el consejo que le dio el facultativo en su anterior revisión médica. Gracias a Michelle, suele decir el presidente al citar la influencia –bunea- de la Primera Dama en su dieta, no siempre a las horas debidas y con los alimentos adecuados debido a las exigencias del cargo.
“El presidente tiene una excelente salud y está perfecto para desempeñar el cargo”, declaró Kuhlman. “Todos los datos clínicos avanzan que nada debería de cambiar y seguir esa senda para el resto de su mandato”. El próximo chequeo se producirá en diciembre de 2012, y para entonces puede que Obama siga siendo el elegido para la Casa Blanca o el médico tenga que oscultar a un republicano ya que será tras las elecciones presidenciales de noviembre.
Su afición al deporte –sobre todo golf y baloncesto- es resaltada como algo muy positivo por el médico que anota en el informe que el mandatario tiene en su labio inferior “una herida bien cicatrizada”, que se remonta al 26 de noviembre del año pasado, cuando Obama recibió un codazo mientras jugaba al baloncesto y hubo que aplicarle doce puntos quirúrgicos.
Es norma que los presidentes estadounidenses se sometan a revisiones médicas de forma periódica para mostrar a los ciudadanos que están en forma y capacitados físicamente para asumir las exigencias del Despacho Oval. (Fuente: YOLANDA MONGE, EL PAÍS)
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