El ciclo del perdón
Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación. (Lucas 11:4) ¿Quién perdona a quién primero?; Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben (Lucas 11:4); como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros (Colosenses 3:13).
Cuando Jesús nos enseña a orar pidiendo a Dios que nos perdone «porque también nosotros perdonamos», no está diciendo que la iniciativa hacia el perdón es nuestra. Al contrario, dice lo siguiente: Dios nos perdona cuando creemos en Cristo (Hechos 10:43). Entonces, luego de la experiencia de haber estado quebrantados, gozosos, agradecidos y con esperanza por haber sido perdonados, ofrecemos perdón a otros.
Esto significa que el perdón que recibimos nos ha salvado. Es decir, el que nosotros perdonemos a otros muestra que tenemos fe, que estamos unidos a Cristo, que el Espíritu Santo mora en nosotros.
Sin embargo, aún pecamos (1 Juan 1:8,10). Por eso seguimos regresando a Dios para recibir nuevas unciones de la obra que Cristo hizo por nosotros, es decir, para recibir perdón nuevamente. No podríamos hacer esto con ninguna seguridad si estuviéramos albergando sentimientos de un espíritu que no perdona (Mateo 18:23-35).
Es por eso que Jesús dice que oremos por perdón, porque nosotros estamos perdonando. Es como decir: «Padre, continúa otorgándome las misericordias por las que Cristo pagó, porque por ellas yo renuncio a la venganza y otorgo a otros lo que tú me has otorgado». Que experimenten nuevamente el perdón de Dios hoy, y que esa gracia rebose de su corazón hacia los demás en forma de perdón.