EL EVANGELIO EN MARCHA
Un reflejo de la Gloria de Cristo
Por: Rev. Ricardo Carrillo
INTRODUCCION.
Que el Señor los bendiga, llegamos al último tema de la serie Adoración Verdadera, en las últimas semanas hemos visto las tres facetas de la adoración verdadera; recordamos que tratamos el tema de la adoración como un estilo de vida, a veces confundimos lo que es la adoración, el Señor dijo: si me amáis, guardad mis mandamientos; vimos la adoración desde adentro, como una experiencia interna, como algo que sucede en el corazón humano; hoy nos toca ver lo que significa ver la adoración hacia afuera, hacia los demás, por eso que el título es: Un reflejo de la Gloria de Cristo.
Y aunque tú no lo creas, cuando tenemos una expresión verdadera a Dios, esa adoración, las personas que te rodean van a percibirla, sean o no sean cristianas, ellos van a percibir que algo está ocurriendo alrededor de ellas. Cuando abrimos la Biblia en busca de ese reflejo glorioso, encontramos esta premisa:
Cuatro formas de reflejar la gloria del Señor: Es mi oración, que terminada esta serie podamos reflexionar en nuestras propias vidas, si con nuestras vidas estamos dejando huella en las personas que nos rodean, la Gloria de Dios puede impactar tu vida hoy mismo.
PUEDO REFLEJAR LA GLORIA DEL SEÑOR EN FORMA CONJUNTA
Estoy hablando de la iglesia, el carácter de asamblea, aquí estamos reunidos en el nombre de Cristo, ¿Verdad?, el Señor está aquí y eso no es simplemente un deseo, sino que el Señor ha dicho: “que estará con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo”
Así que el Señor está aquí, ¿tú crees eso? ¿Cuántos lo creen?; No necesitamos nada que impacte a nuestros sentidos para creerlo, el Señor prometió su presencia y su presencia está aquí; es la primera premisa que tenemos que tener, hablando de reflejar la Gloria de Cristo en mi actitud de adorador, yo lo puedo reflejar en forma conjunta.
Y este es el primer desafío, que nosotros como iglesia, podamos reflejar la Gloria del Señor, que cuando vengan personas buscando de Dios, se pregunten, aquí pasa algo, aquí se percibe la presencia de Dios. El principio de esta primera forma lo hallamos en el Salmo 22:3 Tú eres Santo, tú eres Rey, y tú eres la alabanza de Israel, la Palabra dice que el Señor habita en las alabanzas de su pueblo.
Cuando nosotros estamos alabando, tenemos que estar convencidos de que el Señor en su Espíritu, se ha estado paseando en este lugar. Cuando el Salmista decía: Tú eres Santo, tú eres Rey, y tú eres la alabanza de Israel; lo que estaba reconociendo el salmista, dentro del pueblo de Dios, era que el trono de Dios no estaba en el templo de Jerusalén.
Era obvio para el israelita que el trono de Dios estaba en el corazón de los israelitas y estaba en sus labios, era claro para cualquier israelita entender eso, por eso abramos nuestras Biblias en el Salmo 34; este salmo nos puede aclarar a cerca de reflejar la Gloria de Dios, pero tenemos que ver en que circunstancia David lo escribió, y arriba de este salmo dice: salmo de David, cuando el mudó su semblante delante del Rey Abimelec y él lo echó y se fue.
David, era un perseguido político, todavía no era rey de Israel y huyendo cayó en manos de sus archienemigos, los filisteos y lo llevaron a la presencia del rey de los filisteos y le dijeron este es el enemigo número uno de Filistea y Dios lo libró de una manera maravillosa. 1ª Samuel 21, allí está la historia.
David recuerda esa salvación maravillosa que Dios le dio y en los versos 2 y 3 expresa su adoración. En el Señor se gloriará mi alma; lo oirán los mansos y se alegrarán, engrandeced al Señor conmigo y exaltemos a una su nombre. Salmo 34:2-3
Esa alegría es la que reflejamos aquí mi querido hermano, esa es la alegría que debemos reflejar en forma conjunta, es la alegría que impacta a las personas que vienen de visita, es el olor fragante del óleo, de la santidad que Dios trae a la congregación.
PUEDO REFLEJAR LA GLORIA DEL SEÑOR EN FORMA CONSTANTE.
Mas la hora viene y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Juan 4:23. Aquí vemos al Señor Jesucristo, en la entrevista con la mujer samaritana; la vieja controversia con los samaritanos; decían, tenemos que adorar en esta montaña y los judíos decían debemos adorar en esta otra, ¿dónde debemos adorar, quien tiene la razón?, y el Señor le dijo: ninguno tiene la razón, ni los samaritanos ni los judíos, porque la adoración se da aquí, en el corazón, porque Dios busca adoradores que le adoren en Espíritu y en verdad.
Por eso que el apóstol Pablo dice en 2 Corintios 3: Es evidente que ustedes son una carta de Cristo, expedida por nosotros, escrita no con tinta sino con el Espíritu del Dios viviente, no en tablas de piedra sino en tablas de carne, en los corazones.
Pablo empieza a contrastar el ministerio del antiguo pacto y el nuevo pacto del Nuevo Testamento y comienza a observar la vida de Moisés, V. 12-13; así que, como tenemos tal esperanza, actuamos con plena confianza. No hacemos como Moisés quien se ponía un velo sobre el rostro para que los israelitas no vieran el fin del resplandor que se iba extinguiendo 2 Corintios 3:12-13 (NVI)
Que quiere decir este versículo, ¿por qué Moisés se ponía ese velo?, Moisés salía de la presencia de Dios y su rostro resplandecía, su rostro brillaba y brillaba de tal manera que les daba miedo a los israelitas y Moisés se ponía un velo pero ¿Por qué se ponía un velo? Él se ponía un velo porque sabía que ese brillo se iba, no permanecía, se iba extinguiendo con el paso de los días.
Y ¿por qué se iba extinguiendo?, porque Moisés se daba cuenta que ese ministerio al cual Dios lo había llamado, era un ministerio transitorio que iba a llegar el momento y aquí esta nuestro desafío mis hermanos, que iba llegar el momento que el impacto de nuestra adoración iba ser constante, no se iba ir extinguiendo ni evaporando como en el caso de Moisés.
Moisés se ponía el velo para no desanimar a los suyos; imagínese un israelita que veía a Moisés con el rostro brillante y días después veían que el brillo se había ido, se podía desanimar, por eso se ponía el velo.
Pero cuando Moisés venía nuevamente al Tabernáculo de reunión, al encuentro con Dios, al entrar al tabernáculo se sacaba el velo y cuando salía se lo volvía a poner porque su rostro brillaba.
En los versículos 12- 13 el apóstol nos comenta esto que pasaba con Moisés, que debido a su carácter temporal ese brillo se evaporaba, se desaparecía. Lo interesante que a partir del verso 14 y hasta el 16 Pablo cambia la metáfora y dice: Hablando de velos, hay un velo que todavía cubre no el rostro de Moisés, sino cubre la mente de los judíos, por eso que muchos judíos todavía no reconocen a Cristo como el Mesías, porque su entendimiento, dice Pablo, se ha embotado, su entendimiento les impide reconocer que Él es el Hijo de Dios, el Mesías esperado; Pablo dice en forma gráfica que hay un velo que impide al judío ver a Cristo, hay un velo espiritual que los hunde en esa esclavitud, 2 Corintios 3:14-16
PUEDO REFLEJAR LA GLORIA DEL SEÑOR EN FORMA CRECIENTE
Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu. 2 Corintios 3:18 (NVI)
Somos Libres: ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 2 Corintios 3:17; El Señor nos ha dado libertad y muchas veces no lo queremos entender.
Somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu: 2 Corintios 3:18. El reflejo de la gloria de Dios tiene que ser en conjunto, tiene que ser constante y creciente siendo liberados y transformados.
PUEDO REFLEJAR LA GLORIA DEL SEÑOR EN FORMA CONTRASTANTE
Porque Dios, que ordenó que la luz resplandeciera en las tinieblas, hizo brillar su luz en nuestro corazón para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Cristo, pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros. 2 Corintios 4: 6-7 (NVI).
Mi hermano querido, fue Dios quien ordenó que la luz resplandeciere en las tinieblas y de la misma manera ha hecho resplandecer su luz, su evangelio a Cristo en nuestros corazones, pero esa bendición, ese tesoro lo tenemos en vasija de barro, para que se vea, las personas que no conocen al Señor, van a ver en nosotros algo, que ellos no tienen y que desean tener.
Algo que no es humano ni carnal, es algo que Dios ha hecho en nuestras vidas; ellos verán que tú tratas las crisis de la vida de manera distinta, que tienes recursos espirituales, que ellos quieren tener. Mi hermano ese poder de Dios se puede ver y por eso decimos que puedo reflejar la gloria de Dios en forma contrastante, porque soy una vasija de barro, que Dios lo ha moldeado, que el Señor puede hacer de la manera que él quiere, según su soberanía.
Es necesario entender que como vasos frágiles, el Señor da testimonio en nuestras vidas y las personas que nos conocían, las personas que saben que somos hechos de carne y hueso como todos, entienden que Dios ha hecho una obra maravillosa en nosotros y ese es el gran contraste.
El reflejo de la gloria de Dios tiene que ser en conjunto, tiene que ser constante y creciente siendo liberados y transformados y finalmente tiene que ser contrastante, un tesoro maravilloso en un vaso de barro.
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