EL EVANGELIO EN MARCHA
El lado oscuro del creyente
(Gálatas 2:11-21).
Por: Rev. Julio Ruiz, Pastor
INTRODUCCIÓN: Hemos escogido la carta a los Gálatas para desarrollar el tema: “Las Marcas de un cristiano”, de acuerdo con Gálatas 6:17. La vida de Pablo, después de la nuestro Señor Jesucristo, parece ser la más transparente de todas. Así como él, en cuanto a la ley se declaraba irreprensible, lo mismo hace ahora cuando dice que para él su vivir es Cristo. Ahora nos encontramos en el capítulo 2 de la carta para abordar un tema que luce muy impactante debido a lo que expone y contra quien lo expone. El incidente se dio la vez que Pedro visitó la ciudad de Antioquía y el doble rostro que mostró allí, siendo esto muy vergonzoso. De esta manera nos encontramos que el creyente al que Pablo va a exhortar era Pedro, el apóstol del Pentecostés, el hombre que antes de él era parte de las columnas del evangelio en Jerusalén. El asunto que va a tratar se llama “simulación”, conocido también como el pecado de la hipocresía. El pasaje muestra una confrontación frontal. Las palabras “resistí cara a cara”, y porque “era de condenar”, son contundentes para mostrarnos la férrea posición de Pablo frente a este lado oscuro en la vida del amado Pedro, el apóstol de la circuncisión. La palabra “simulación” traduce literalmente: “Acción con la que se pretende conseguir la apariencia de otra acción”. De allí viene la palabra “símil”. En nuestro buen castellano sería presentar una doble cara: la que todos vemos y la que se oculta. El tema de hoy lo titulamos de esta manera: El Lado Oscuro del Creyente. Este no es un tema muy agradable, porque tendrá el propósito de confrontarnos de la misma manera que Pablo confrontó a Pedro, sin embargo, si hablamos de las “marcas” que deben ser presentas, la honestidad es una de ellas. Si este mensaje lo incomoda, le disgusta, lo descubre, etc., habrá logrado su propósito. Estudiémoslo.
- UNA CONDUCTA QUE SE ACOMADA A LAS CIRCUNSTANCIAS
- Querer complacer a todos v. 12ª. Nadie sabe cuando Pedro hizo este viaje a Antioquía. Algunos creen que fue después del concilio en Jerusalén, mientras que otros creen que fue antes. Bueno, el asunto es que Pedro visitó a Antioquía y allí estaba Pablo cuando él comenzó a moverse dentro de una conducta media extraña. Nos va a llamar la atención que la reprimenda en público que Pablo hace a Pedro no fue por asuntos doctrinales. De hecho, en el capítulo anterior, él hizo referencia a que, si alguno venía con un evangelio distinto, incluyendo a los apóstoles, que fuera anatema. Pero eso no era el problema de Pedro. Lo que él asomó fue una conducta acomodaticia a las circunstancias donde pensó más en su prestigio que en la esencia del evangelio. Al principio Pedro no tuvo problemas de reunirse con sus hermanos los gentiles, al final eran sus hermanos y nadie como él para ser testigo de la gracia salvadora que iba más allá de los judíos. Él se sintió en libertad de ser parte de aquel natural compañerismo, el asunto cambió después. Aquí tenemos el problema de no ser el mismo.
- Retraerse y apartarse v. 12b. ¿Qué fue lo condenable de la actitud de Pedro? ¿Qué es lo condenable en una conducta que refleja la simulación o hipocresía? ¿Por qué no es tolerable esto en la vida de un cristiano? Pablo vio lo que Pedro hacía y le chocó fuertemente. La simulación es aquella conducta que revela un comportamiento falso, que se acomoda al momento. Que bien puede estar de acuerdo con algunos para llevársela bien, pero a la vez retraerse y apartarse cuando es ofende a otros. Es la conducta que esconde una doble moral, capaz de presentarse como un hombre íntegro, intachable, incuestionable e irreprensible, pero al final estar haciendo cosas que son indebidas, tanto en su vida privada o aún en sus negocios. Es el creyente que simula una vida de piedad, pero por otro lado posee un corazón lleno de lascivia, que codicia todo lo que es ajeno. Nada es más impredecible que un creyente que simula dos caras cuando está frente a los demás hermanos. En la experiencia de Pedro tenemos una verdad que nos choca, la hipocresía es un pecado real en el creyente.
- LAS CONSECUENCIAS VISTAS EN EL TESTIMONIO DE OTROS
- Los otros que participan en la simulación v. 13ª. Una de las cosas que inmediatamente se ve en la conducta del apóstol Pedro fue las personas que involucró en su hipocresía. Observe la manera cómo Pablo describe el momento que lo llevó a encarar al apóstol. Cuando estaba en medio de los hermanos de Antioquía era una persona totalmente diferente. Se pudiera ver reír, bromear y disfrutar de aquel único compañerismo que se respirara en una iglesia como aquella. Esta era la visión que Pablo tenía de él. Así lo veía y lo admiraba. Pero de repente, cuando Jacobo mandó una comisión especial a la iglesia, y sabiendo que los hermanos judíos eran defensores acérrimos de la circuncisión, cambió totalmente de parecer y dejó el compañerismo santo de la iglesia para que los hermanos de Jerusalén no lo acusaran de traición. Frente a esto Pablo va a reaccionar. Por supuesto, cuando los demás que estaban con él vieron lo que Pedro hizo, lo imitaron también. Así es como la hipocresía afecta también el testimonio de otros. Ninguna cualidad podrá superar la vida de un creyente que se diga de él, lo que Jesús dijo de Natanael: “He aquí un israelita en quien no hay engaño”.
III. LA REPRENSIÓN QUE CORRIGE LA DESVIACIÓN
- Si tú, siendo judío… ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar? V. 14. El primer “papa” fue reprendido, bueno, si aceptamos la teoría que Pedro fue el primer papa de la iglesia. La pregunta del texto se constituyó en la indignación de Pablo. Dios le había mostrado a Pedro que los gentiles también formaban parte del plan de salvación y que al ser alcanzados, nadie tenía que obligarles a hacerse judío para ser salvos. El asunto es que el mismos Pedro no solo sabía esto, sino que lo defendió en el concilio de Jerusalén; cómo se explica entonces esta dualidad de pensamiento que es reprendida por Pablo. La simulación de Pedro no fue pasada por alta. Pablo, el hombre del discernimiento, se percató de esta conducta. De esta manera, y al mejor estilo de su Maestro, llamó hipócrita a Pedro, los otros judíos cristianos y a Bernabé, porque mientras que por un lado confesaban y enseñaban que todos eran uno en Cristo con los gentiles, por otro lado, con su conducta negaban esa verdad. La hipocresía hay que combatirla, no le hace bien a la iglesia. Las dos caras que ella presenta deben ser reprendidas y condenadas. Pablo no se amilanó en reprender a Pedro por el concepto que tenía su autoridad. Más adelante Pedro reconoció a Pablo. La hipocresía hay que enfrentarla.
- LO QUE NOS LIBRA DE ESTA TENDENCIA PECAMINOSA
- Morir junto con Cristo v. 20. Por muchos años Pablo vivió para él y para su religión. Nada más entraba en su vida, sino solo eso. Sin embargo, cuando iba camino a Damasco, respirando muerte y amenazas, murió “juntamente con Cristo”. Pablo vivió con su lado oscuro. La ignorancia en la que vivió lo hizo ser un hombre fanático de sus creencias y enemigo de quien atentaba contra ellas. Pero un día Cristo entró a su vida, y ese lado oscuro fue lleno con su presencia, por eso ahora escribe con esta autoridad. Si seguimos la reprimenda que Pablo hizo contra Pedro, este texto tenemos que aplicarlo a él y por supuesto a nosotros. Uno de los asuntos más terribles y difíciles en la vida es morir a nosotros mismos. Por lo visto, Pedro no había muerto del todo a pesar de tanta experiencia al lado con su Maestro. La simulación es la más palpable demostración que no hemos muerto al yo, y si esto es así, entonces, tampoco podré decir que estoy muerto con Cristo. Honestamente hablando, este es el asunto más serio al que nos enfrentamos. No estaré viviendo la esencia del evangelio hasta que no esté completamente muerto con Cristo. Esto significa sacrificio.
- Considerar la obra de la gracia en mi v. 21. El radicalismo de Pablo en este asunto lo lleva a defender lo que ahora tiene y no en lo que él vivió. Pablo vivió por muchos años bajo la ley, pero cuando se encontró con Cristo, se encontró con la gracia, su nuevo sistema de vida y la única manera de entender que la ley mostró el camino a la gracia. Por eso este texto es tan importante al momento de tratar el asunto de la hipocresía. Pablo, al recordar que el problema de Pedro fue volver a los rudimentos de la ley, especialmente al tema de la circuncisión, introduce su más enérgica resolución: “No desecho la gracia…”. Si esto hiciera, dice él, que sentido tuvo la muerte de Cristo. Esto es lo que Pedro no pudo ver en su simulación. Lo único que ahora Pablo hace respecto a la ley es lo que afirma en el texto anterior: “Porque yo por la ley soy muerto para la ley…”.
CONCLUSIÓN: Es difícil hablar del lado oscuro del creyente. Lo que siempre pensamos es que un cristiano es un “buena gente” por todos los lados de su vida. Que por todas partes donde los toquemos, sale luz y resplandor de su vida. Que sus palabras no pueden ser corrompidas, que sus pensamientos no pueden ser malos, que sus deseos no pueden ser carnales, que su fidelidad está hecha a todo tipo de prueba, que su testimonio simplemente es intachable. Bueno, esto es lo que se espera de un hijo de Dios. ¿Qué sucede cuando todo es al revés? ¿Qué pasa cuando la diferencia entre un creyente y un inconverso es una mínima raya de separación? ¿Qué sucede cuando vemos un creyente mintiendo, robando, codiciando y lejos de una vivir una vida santa? Pedro fue quien escribió: “Sed santo, porque yo soy santo”. Pero en este pasaje fue reprendido por el pecado de la hipocresía. Se ha dicho que esto pudiera ser el más feo de los pecados, porque mientras los demás son visibles y escandalosos, este muestra una cara blanca, pero por dentro es un sepulcro podrido. La hipocresía fue el pecado que más atacó el Señor. Qué tan transparente soy delante de Dios.
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