Plegaria de fin de año

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EL EVANGELIO EN MARCHA- PERLAS DEL ALMA

Plegaria de fin de año

Por: Francisco Aular (faular @hotmail.com)

  Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría. Salmo 90:12 (RV60). Padre eterno: Al finalizar este año y frente el Año Nuevo, vengo delante de ti en espíritu de adoración, reconociéndome como un humilde instrumento en tus santas manos y estoy aquí de paso y debo contar mis días:

Enséñame a buscarte cada día en tu Santa Palabra, la Biblia. Ayúdame a mantenerme delante de ti por medio de la comunión contigo a través de la oración.

Enséñame que absolutamente todo en el cielo y en la tierra, la visible e invisible, comenzó en tu Mente.
Enséñame a responder la pregunta sin titubeos ¿Para qué estoy aquí en la tierra?
Enséñame que se trata de conocerte a ti por el nuevo nacimiento y luego crecer hasta tu plenitud.

Enséñame que fui planeado para agradarte porque mi destino final es vivir contigo para siempre.
Enséñame que fui hecho para ser parte de tu familia, tu Iglesia, la cual es el campo de entrenamiento en esta vida para la verdadera vida que nos espera al salir de aquí.

Enséñame que fui creado para ser como JESÚS y que como Él me corresponde vivir en medio de problemas, pruebas, dificultades, y vivir y morir “porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos. Amén” (Romanos 11:36).

Enséñame que me has dado talentos, dones como habilidades espirituales para servirte a ti, a tu pueblo y a tus criaturas en general.

Enséñame que fui hecho para una misión: Ayudar a alcanzar a este mundo con el mensaje de tu Evangelio y de la salvación que nos ofrece como un regalo en JESÚS.

Enséñame que la felicidad no es algo que se alcanza sino que se vive, es disfrutar ahora lo que en tu gracia me has dado.

Enséñame a realizar el trabajo que me has dado con gozo en mi corazón y hacerlo como para ti, y no para los demás seres humanos.

Enséñame a enfrentar las pruebas para que los músculos de mi fe se fortalezcan.
Enséñame que tu reino no es ni será de este mundo, y a ocuparme en tus negocios que es dar vida al muerto, oído al sordo, vista al ciego, libertad al cautivo y buenas nuevas al pecador.

Enséñame que el arrebatamiento de tu Iglesia, está cerca, y que lamentarse es mirar hacia atrás, preocuparse es mirar alrededor, pero la esperanza mira hacia ti y el fabuloso mañana que nos espera.
Enséñame a amar como tú amaste desde el principio hasta el final y subir la cuesta del Calvario: “sin reservas, sin retiradas, sin lamentos”.

Enséñame a mostrar tu paz en donde la guerra se asoma; dar amor en donde el odio reina; a perdonar y pedir perdón y cerrar con ello, las raíces de amargura; a levantarme cuando caiga; ser la esperanza cuando todo se haya perdido; ser la alegría cuando la tristeza como un manto negro llegue; ser sal y la sazón en un mundo desabrido; ser la chispa de fe en medio de las dudas, y ser luz en medio de las sombras.

Enséñame que la verdadera sabiduría espiritual, es no buscar ser servido sino servir; buscar ser amado sino amar; ser consultado sino consultar; ser tomado en cuenta sino estar allí sin otra intención que ser útil; que no busque la alabanza sino alabar a otros; ser ante todo, un constructor de puentes y no de muros.

Enséñame a tener por ti, un corazón apasionado en lo que soy y lo que hago, y con un grito de alabanza terminar esta carrera con gozo.

Enséñame a ser ejemplo constante y dinámico frente a mi familia y mantener en todo momento este desafío: “Pero en cuanto a mí y a mi familia, nosotros serviremos al Señor.” (Josué 24:15, NTV).

PERLA DE HOY: Un Nuevo Año es una nueva oportunidad que Dios nos da para hacer la diferencia en este mundo. ¡Feliz Año Nuevo!