Las pruebas y los exámenes del discípulo

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EL EVANGELIO EN MARCHA

Las pruebas y los exámenes del  discípulo

Por: Rev. Ricardo Carrillo

 

  El discípulo no solo es discípulo para caminar en los caminos llanos, sino también para los otros caminos accidentados, ¿es así? Pedro revela un gran problema como discípulo, que puede ser sensible a la voz de Dios, pero que de pronto puede ser influenciado por Satanás.

Cuál es la Palabra de Jesús a Pedro: “Pero él, volviéndose, dijo a Pedro; ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” Mateo 16:23.

Tenemos que mirar el contraste, hace unos momentos Jesús le dijo, bienaventurado eres Simón porque no te reveló ni carne ni sangre sino mi padre y ahora le está diciendo apártate de mí Satanás, como puede el hombre y el concepto del hombre cambiar tanto.

Unos momentos antes, Pedro había tocado el cielo con las manos y ahora Jesús le dice Satanás, que tremendo.

Mis hermanos el discípulo tiene que entender que un día puede tocar el cielo con las manos, y en otro momento puede ser instrumento de Satanás. Si queremos ser discípulos de Jesús, tenemos que entender que todavía somos Simón, que nos estamos modificando, pero en cualquier momento sale Simón, podríamos decir que en el primer momento el que habló fue Pedro, pero el segundo fue Simón.

Simón siempre está presente; Simón saca sus garras para decirle a Jesús: Nunca tal te acontezca y para corregir a Jesús, ¡Quítate delante de mi Satanás, me eres tropiezo, porque no pones la vista en las cosas de Dios sino en la de los hombres.

No estás mirando para arriba sino estás mirando para abajo; este es el peligro del discipulado, este examen no lo aprobó Pedro, no lo aprobó, porque en ese momento era cuando más tenía que mirar hacia arriba.

Hermano en el momento de la prueba, de la dificultad, cuando la vida se trasforma en oscuridad, es el momento cuando los ojos tienen que estar mirando para arriba y no para abajo.

 

CUANDO EL DISCÍPULO BAJA LOS OJOS

Acá Pedro bajó los ojos y cuando el discípulo baja los ojos y ve la realidad que lo rodea, empieza a ser un instrumento de Satanás. Y Jesús le dice: Me eres tropiezo, me estás poniendo una piedra en el camino, por lo tanto Satanás te está usando; tenemos que tener cuidado porque a los mejores discípulos Satanás los puede usar.

Y esta es la vigilancia interna que tenemos que tener en nuestro corazón, saber reconocer si la voz que escucho es la inspiración de Dios o Satanás está poniendo cosas en nuestras cabezas para ser tropiezos a los hermanos.

El discípulo puede llegar a ser un instrumento de Satanás y olvidarse con quien está hablando; Pedro se olvidó con quien estaba  hablando y que él no podía corregir al Señor, desde ese momento Pedro hizo su propio camino, pero su camino no pasa por Jerusalén.

Pero lo más triste de todo es que Pedro trata de despertar en el Señor, algo que es terrible, que es la autocompasión, si hay algo negativo es la autocompasión, cuando la persona se mira en el espejo y dice: Pobrecito de mí, eso es autocompasión, cuando Pedro le dice: Nunca esto te acontezca, no puedes sufrir tanto, evítalo por favor.

Cuando uno mira esto en la proyección histórica, Pedro está impidiendo que la redención llegue hasta nosotros, él lo que está buscando es anular el plan de salvación, por supuesto que Pedro no lo sabe, no podemos culpar a Pedro que sabiendo esto quería anular el plan de salvación, pero Satanás lo estaba usando para eso.

Satanás puede usarte cuantas veces quiera, cuando soltamos nuestra lengua, a pesar que eres un discípulo, Satanás puede usarte como instrumento de él, para que otras personas que no conocen al Señor se alejen del camino del Señor.

 

EL DISCIPULO DEBE VIGILAR SU CORAZON, SU LENGUA, SUS OBRAS Y SU CAMINO.

Pedro tenía que vigilar esto, pero no lo hizo, no vigiló su corazón, realmente no era que no quería que Jesús sufriera, quien no quería sufrir era él; Pedro quería torcer el camino, no vigiló su corazón.

Querido hermano, Si tú eres discípulo del Señor, puedes hacer una declaración brillante: “Tú eres el Cristo el Hijo del Dios viviente”, pero después tengo que llevarlo a la práctica.

Si yo sé que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente, tengo que seguirlo, tengo que obedecerlo y tengo que llevar eso a la práctica.

El discípulo tiene que llevar a la práctica aquello que predica, es muy sencillo enseñar a otros verdades espirituales, lo más difícil es vivirlas. Tenemos que tener mucho cuidado, porque a veces estamos avanzando como discípulo y le estamos enseñando a otros y les enseñamos verdades que algunas veces nosotros no cumplimos.

Siempre  lo que enseñamos debe mantener una relación con lo que vivimos, el discípulo puede aprobar el examen teológico, pero necesita aprobar el examen práctico de la vida, porque cuando vayamos a la presencia del Señor, Él no nos va a tomar un examen de teología, sino el examen de nuestra vida espiritual.

Porque lo que va a contar son nuestras obras; Pedro parece que no está entendiendo el camino que está tomando y este camino lo va a llevar a un triste final y este es el primer paso.

 

CUANDO PIENSO QUE SOY EL MEJOR ESTOY EN PELIGRO

Por eso el apóstol Pablo en los filipenses dice: Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús: Filipenses 2:3-5.

Este es un llamado a renunciar a la soberbia y a aprobar el mejor de los exámenes, que es el examen práctico, el examen de vida.

 

ILUSTRACION

Yo nací, crecí y me formé en una iglesia en donde lo más importante era la pureza doctrinal. Y quiero decirle que sí, la pureza doctrinal es importantísima, por eso se  habla de la doctrina sana, de la doctrina saludable, la doctrina que da salud, es importante tener una sana doctrina, pero no se hacía énfasis en la práctica, no se bajaba eso a la realidad, ósea que se llenaban la cabeza, pero olvidaron la práctica.

Y lo que debemos hacer es que esa doctrina saludable me dé una vida saludable y yo sé que el día que yo llegue a Su presencia, no me va a preguntar si he tenido una doctrina saludable, sino una vida espiritual saludable y cuando llegue al tribunal de Cristo, el examen pasa por allí.

Por eso que si apruebas este examen teórico creemos que ya estamos bien, pero es necesario aprobar el examen práctico, es más importante que el teórico. El examen práctico es el fruto, es el resultado de la vida.

El Señor nos anima a renunciar a la soberbia y que haya en nosotros este mismo sentir que hubo en Cristo Jesús, quien se despojó a sí mismo. Cuando seguimos al Señor, estamos en momentos de gozo, de gloria, de paz, de alegría y esperanza y hay valle de sombra de muerte y tenemos que tener cuidado, porque así como el Señor nos está iluminando desde nuestro corazón por el Espíritu Santo, alrededor está Satanás como león rugiente buscando a quien devorar y el hecho de que sirvas al Señor, no significa que Satanás deje de estar allí,

y que pueda tomar tu vida y que pueda usarla; y claro que no vas a perder la salvación, pero cuando llegues delante del Señor con las manos vacías y el hallará en nosotros este Espíritu de humildad, este sentir de despojamiento que hubo en Cristo Jesús, de aceptar la Palabra de Dios cuando ella me resulta dulce y agradable y también cuando la palabra de Dios golpea mi vida, porque es Palabra de Dios.

Debemos aceptar en la vida que hay momentos gloriosos pero también hay momentos de oscuridad y no levantar mucho la cabeza, sintiendo que yo soy el mejor o el superior, sino mantenerme en la humildad que debe tener un discípulo y cuando llego a esa humildad y acepto la voluntad de Dios, es cuando estoy aprobando el principal de los exámenes, el examen práctico, que el Señor nos ayude a los que estamos en este lugar, a aprobar este segundo examen, que siempre es el más difícil.  Es hacer bajar la Palabra de Dios a la vida.

 

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