EL EVANGELIO EN MARCHA
Siendo Dios se hizo hombre
(FILIPENSES 2:5-11)
Por: Rev. Julio Ruiz, pastor Iglesia Bautista Hispana Columbia, Falls Church
INTRODUCCIÓN: Este es uno de los textos que más amo en las Escrituras. Es único en su clase. No hay otro como él para mostrarnos a Dios con ropaje humano. Fue revelado a Pablo y escrito en una de las cartas donde no se tocan temas de la profundidad teológica como lo hace en Efesios y Colosenses. Es uno de los pasajes que ha dado lugar a la pregunta de todos los siglos: “¿Quién es Jesús?”. Muchos han descrito las biografías de personajes a través de la historia. Lo que de ellos sabemos, sea bueno o sea malo, se ha plasmado en compendios históricos y así ha quedado. Pero después de dos mil años de historia hay una biografía de la que se sigue escribiendo, hablando, representando, cantando, estudiando y hasta polemizando. Porque la vida de Jesús no podrá agotarse en su sola obra, pues como dijo el salmista: “Desde el nacimiento de la aurora, tú tienes el rocío de la juventud” (Sal. 110:3). Y es que la vida del “hombre que anduvo en Galilea” cada día es más fascinante, reveladora y objeto de amor en unos y de odio en otros. Algunos muy osados han tratado de dar respuesta a la pregunta de quién es Jesús para satisfacer su curiosa búsqueda, pero si no aceptan que Jesús es Dios no lograrán respuesta alguna. Es parecido aquello donde alguien se imaginó una escena de Jesús estando en el templo. Un grupo de los rabinos vino y le confrontó acerca de qué edad tenía, y el jovencito Jesús, a lo mejor con una sonrisa traviesa, daría una respuesta como esta: “Bueno, si es por el lado de mi madre lo que tengo son doce años, pero si es por el lado de mi Padre, antes que mi madre existiera, ya yo estaba, y antes que José me criara, ya era más viejo que él”. ¿Y acaso no es cierto esto? ¿Qué descubrimos al estudiar el tema “Siendo Dios se hizo Hombre”?
I.CUANDO ESTUDIAMOS A DIOS HACIENDOSE HOMBRE DESCUBRIMOS UN NACIMIENTO SOBRENATURAL v. 7
Todos los días nacen miles de bebés con los que ahora engrosan la lista de los más de siete billones de personas que viven en el mundo. Lo que sabemos de todos esos nacimientos es que se dan por la unión natural del espermatozoide de un hombre y el óvulo de una mujer, aunque esto sea haga “in vitrio”; eso es, una concepción fuera del cuerpo de la madre. Sin embargo, en el caso de Jesús, aunque fue hecho semejante a los hombres, su nacimiento no fue de una forma natural. Bien puede decirse que su nacimiento fue “contranatural”. ¿Por qué razón? Porque él nació de una virgen. ¿Sabe usted de algún caso de una mujer que salga embarazada manteniendo su virginidad? Pues este es el caso para la investigación que se dio con el nacimiento de Jesús. Por eso se llama “nacimiento virginal”. ¿Es difícil concebir esta idea? ¡Claro que es difícil! Observe que la misma María no lo creía al ángel, de allí su pregunta lógica: “¿Cómo será esto? pues no conozco varón” La respuesta del ángel fue esta: “Porque nada hay imposible para Dios” (Lc. 1:34-39). Así que si usted tiene dificultad con el nacimiento virginal, entonces tiene problemas en creer en la omnipotencia de Dios y en su palabra. La expresión “se despojó así mismo” es la que ayuda a entender lo maravilloso de la persona del Señor Jesucristo. El profeta Isaías profetizó de él diciendo que sería llamado “Emanuel”; eso es “Dios con nosotros”. Era, en efecto, Dios con nosotros. Y Dios no podía nacer de una manera natural sino sobrenatural.
II. CUANDO ESTUDIAMOS A DIOS HACIÉNDOSE HOMBRE DESCUBRIMOS UNA NATURALEZA SIN PECADO v. 8
Si Jesús nació de una virgen, ¿quién es el inmaculado? Por supuesto que es él, pues no nació de una fecundación humana. El texto nos dice: “Y estando en la condición de hombre, se humilló así mismo, haciéndose obediente hasta la muerte”. La humillación del Verbo tuvo que ver con el nacimiento de Dios como hombre. En la mentalidad griega este asunto simplemente no tiene cabida. Dios no podía tomar una forma humana por la corrupción a la que sería sometido. Pero debe entenderse que, por cuanto se trataba de una encarnación sin pecado, era necesario que el Padre y el Espíritu Santo intervinieran para mantener el hecho inmaculado de esta concepción. De esto se desprende que lo que el ángel le dijo a José explica la naturaleza sin pecado del bebé: “No temas recibir a María, tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es”.
III.CUANDO ESTUDIAMOS A DIOS HACIÉNDOSE HOMBRE DESCUBRIMOS QUE EL HIJO ES EL MISMO PADRE v. 6ª
La declaración “siendo en forma de Dios” se traduce como algo que es de la misma sustancia; algo de su misma naturaleza. La naturaleza del Padre y del Hijo es la misma, no cambia. Jesús no es alguien que es parecido a Dios, él es Dios mismo. Hebreos 1:8 nos habla de él como siendo “el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia”. El Yo soy del Nuevo Testamento es el mismo Yo soy del Antiguo Testamento. Tome en cuenta que la única razón por la que los judíos rechazaron a Jesús fue porque él siendo hombre se hizo Dios. En Juan 8 sus enemigos lo acusaban de ser hijo de fornicación, pero él respondió de esta manera: “De cierto, de cierto os dijo: antes que Abraham fuese, yo soy”. Vea que no dijo: “Yo fui o seré”, sino “yo soy”.
IV.CUANDO ESTUDIAMOS A DIOS HACIÉNDOSE HOMBRE DESCUBRIMOS QUE EL HIJO ESTUVO DESTINADO A MORIR v. 8
Un asunto que debe decirse es que Jesús no murió como una víctima. Su muerte no fue programada por los hombres, sino por su propio Padre. Esto parecería para algunos como una especie de “patricidio”, si de alguna manera podemos acuñar una palabra. Pero la verdad de la muerte de Jesús por instrucciones del mismo Padre la encontramos en Juan 3:16. La muerte de Jesús estuvo en la mente de su Padre por amor a nosotros. Esto lo decimos porque a Dios no le tomó por sorpresa la caída del hombre, pues ya él había destinado a su Hijo para ser inmolado “antes que el mundo fuese”. Así que desde la misma eternidad se planteó el derramamiento de sangre. Pero, ¿tiene Dios sangre? ¿Cómo podía Dios derramar sangre si él es espíritu? ¿Cuál sería la sangre que se derramaría en la cruz? Así que la única manera que todo esto sucediera era que Dios se encarnara. Pero al encarnarse se planteaba otra situación. ¿Qué tipo de sangre tendría? Pues obviamente sería la sangre de Dios y no la de María, porque ella era pecadora.
V. CUANDO ESTUDIAMOS A DIOS HACIÉNDOSE HOMBRE DESCUBRIMOS LA EXALTACIÓN SUPREMA QUE HIZO EL PADRE v. 9
En el asunto del nacimiento, vida, muerte, resurrección y ascensión de Jesús, el Padre tuvo un plan completamente formado; nada escapó a su determinación eterna. Este texto nos habla de la humillación extrema desde el momento que Jesús se hizo siervo, sometiéndose a la más vergonzosa y aberrante muerte que se haya conocido, la de muerte de cruz. Pero en el orden ascendente el texto nos dice que él mismo Dios que sometió al Hijo a su padecimiento de acuerdo a la profecía de Isaías 53, también sería el mismo que le exaltaría hasta lo sumo. De las siete palabras que salieron de la cruz, la que le puso fin al plan de Dios fue: “Consumado es”. Una vez dicho esto entró en acción todo lo que sería el gran camino a la coronación del Hijo por parte de su Padre.
VI. CUANDO ESTUDIAMOS A DIOS HACIÉNDOSE HOMBRE DESCUBRIMOS SU INMINENTE SEGUNDO RETORNO v. 10
Hay hombres que a través de los tiempos se han burlado del Señor. ¡Oh, qué día será aquel donde toda rodilla sea doblada, y aunque para algunos será muy tarde, todos confesarán que “Jesucristo es el Señor para gloria de Dios Padre”! Jesús volverá otra vez. En la Navidad no solo celebramos el milagro de su nacimiento, sino que proclamamos la profecía de su regreso. El cuerpo glorificado con el que ahora está en los cielos es el mismo que descenderá según las palabras de los ángeles, dichas a los afligidos discípulos: “Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hch. 1:11).
VII.CUANDO ESTUDIAMOS A DIOS HACIÉNDOSE HOMBRE DESCUBRIMOS EL GRAN PROPÓSITO DE LA SALVACIÓN v. 8
Las palabras sobresalientes de este pasaje sin duda alguna son estas: “Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” v.9. La humillación del Verbo de Dios fue hecha manifiesta cuando María y José fueron a Belén, y al no haber lugar para ellos en el mesón tuvieron que quedarse aquella noche en el establo, donde por razón del tiempo, Jesús nacería en el “pesebre de Belén”. Así que nuestra salvación tuvo por cuna un rústico establo de animales y por culminación una cruz. La humillación de Jesús no pudo ser mayor. El plan de nuestra salvación comenzó en una cuna de paja y se consumó en una tosca cruz. ¿Por qué la Navidad? Porque la cuna y la cruz forman una sola cosa en el calvario. Así se dijo: “Jesús para morir nació”. Jesús vino a buscar y salvar lo que se había perdido. Por esta razón Jesús no se constituye en el mejor camino para ir al cielo, sino en el único camino al cielo. No hay otro salvador. No hay otro nombre debajo de los cielos dados a los hombres en que podamos ser salvados. ¿Qué pasaría si no hubiera Navidad? No hubiera salvación.
CONCLUSIÓN: El bebé del rústico pesebre de Belén dividió la historia en dos partes. Cuando creció no salió muy lejos de donde nació, sin embargo su vida y su historia ha viajado por todas partes del mundo. Nunca formó un ejército, sin embargo se cuentan por miles sus seguidores. No escribió ni un libro, ni un poema, ni compuso música, ni pintó un cuadro, pero cuántas obras se han hecho de él. Su vida ha sido la inspiración para los más grandes compendios de teología y los más encumbrados comentarios. De los treinta billones de personas que se cree que han poblado el mundo desde que existe, nadie más ha podido influir tanto como ha hecho la vida extraordinaria de Jesucristo. Ahora mismo hay millones de personas estudiando y predicando lo que este Jesús de Nazaret dijo. La única razón que explica todo esto es la Navidad. Dios se hizo hombre para que nosotros fuéramos salvos. Deja que el Salvador que nació en Belén nazca en ti.
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