¡Ahora o nunca!

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EL EVANGELIO EN MARCHA

Perlas del Alma

¡Ahora o nunca!

Por: Francisco Aular (faular@hotmail.com)

 

No me da vergüenza anunciar esta buena noticia. Gracias al poder de Dios, todos los que la escuchan y creen en Jesús son salvados; no importa si son judíos o no lo son. Romanos 1:16 (Traducción de la Biblia lenguaje actual)

 

Es innegable que vivimos el período más revolucionario de nuestra historia contemporánea, sin embargo, me temo que muchos de esos cambios son empujados por fuerzas externas y no internas; por ejemplo, podrán eliminar la venta de licores pero no la naturaleza del borracho; podrán vigilar de cerca a los que manejan las riquezas de las naciones, pero la naturaleza corrupta estará allí en espera de su oportunidad para actuar; podrán bañar al cerdo y perfumarlo, pero tan pronto vea un charco se hundirá en él. La historia ha demostrado el fracaso de las imposiciones sobre los seres humanos, sean estas religiosas, filosóficas, morales o políticas. JESÚS, hablando con un hombre profundamente religioso y sin duda, de un carácter moral intachable, Nicodemo, le dijo: “Te es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:3). JESÚS propone el cambio más revolucionario que se haya oído en Él, la revolución que necesitamos viene del interior del ser humano y va hacia afuera. Por eso, JESÚS no usó la fuerza, ni la usará jamás para cambiar al hombre, sino que usa el amor. En eso de usar la fuerza con un poderoso ejército, Napoleón dijo: “Alejandro, César, Carlomagno, y yo fundamos imperios, pero, ¿sobre qué asentamos las creaciones de nuestros genios? Sobre la fuerza. Sólo Jesucristo fundó su reino sobre el amor…”.

Lo que necesitamos urgente en esta hora aciaga para la humanidad es la Persona revolucionaria de JESÚS y su Mensaje. Porque los que hemos conocido a JESÚS como Señor y Salvador somos testimonios vivientes de lo que la Palabra de Dios puede hacer con nosotros y en nosotros. No podemos contentarnos con los distintos “ismos” que el mundo ofrece, nosotros sabemos que la solución no es humana sino divina. No podemos quedarnos callados, ni estancarnos en los asuntos de la proclamación de las buenas noticias de salvación y el cambio que hace JESÚS en el corazón humano. No debe darnos vergüenza anunciar esta noticia, pase lo que pase. Es urgente pasar el Mensaje; nuestra vida aquí en la tierra es temporal; vamos de paso, si no soy yo, ¿quién?, sino es ahora, ¿cuándo?; sino es el lugar en donde estamos, ¿dónde? ¡Es ahora o nunca!

Estoy convencido de que los brazos de JESÚS son poderosos para sostenernos; sus palabras no pasarán jamás; los milagros que realizó y su ejemplo se mantienen en alto a través de los siglos; maneja un ejército de hombres y mujeres que lo aman y mueren por Él anunciando su Mensaje de fe, esperanza y amor. ¡Gracias al Padre yo soy uno de ellos!

El cambio de vida de adentro hacia fuera, que experimenta el cristiano nacido de nuevo, alcanza con su influencia bienhechora a todos nuestros círculos de influencia. ¡He probado el Evangelio por más de cuarenta años de vida cristiana y funciona! Las palabras de JESÚS nos sostienen como han sostenido a millones de discípulos del SEÑOR a través de los siglos. ¡Nadie vivió como Él vivió! ¡Nadie murió como Él murió! ¡Nadie resucitó como Él resucitó!, sin embargo, podemos decir también, que nadie habló como Él, y aún nos sigue hablando: “El hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido”; “yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia”; “yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”; “mi paz os dejo, mi paz os doy, no como el mundo la da, yo os la doy”; “no se turbe vuestro corazón ni tenga miedo”; “en el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”; “he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”; “yo nunca os dejaré ni os desampararé”. Estas palabras de JESÚS tenemos que anunciarlas porque, ¡es ahora o nunca!

Oración: Padre eterno, Te alabo mi Dios y Señor, gracias por darnos una revelación tan grande y definitiva en tu Hijo. Han pasado los siglos y los hombres, llegaron, reinaron y se fueron…, ya nadie se acuerda de ellos pero tu Palabra sigue viva y eficaz. Ayúdame a anunciar las buenas nuevas sin temor y sin avergonzarme de ello. En el nombre de JESÚS, amén.

Perla de hoy: La urgencia del mensaje del evangelio nos dice que el reloj de los tiempos está llegando a su final: ¡Es ahora o nunca!