La fe del que camina con Dios

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(GÉNESIS 5:21-24; HEBREOS 11:5)

POR: REV. JULIO RUIZ*

POR: REV. JULIO RUIZ*

El concepto de los héroes modernos dista mucho de los héroes de la fe. Los de hoy nos mandan un mensaje egocéntrico, en el sentido que necesitan a alguien para ayudarlos a brillar, pero al final la gloria recibida no es compartida. Los héroes de la Biblia trajeron la gloria de sus hechos a los pies del Señor, y esa fe al final fue reconocida y galardonada por Dios, porque ellos supieron reconocer a su Dios como la razón de sus hechos y sus obras. Con la vida de Enoc cerramos esta breve serie acerca de los hombres de fe con sus virtudes, y en algunos con sus debilidades. Todos los casos tratados hasta ahora nos muestran a hombres y mujeres dejando el legado de su fe en medio de tiempos muy difíciles. Ellos nos muestran lecciones de vida para todos los tiempos, todas necesarias, porque al final nosotros también seguimos escribiendo la historia, porque “la lista de los héroes de la fe de Hebreos 11 no se ha cerrado”, como alguien lo expresó. Hemos dejado a Enoc para lo último porque su vida es única en la Biblia, en medio de aquellas prolongadas edades, llegando a ser él el más joven de todos. Con Enoc vamos a aprender que la vida cristiana será “metal que resuena y címbalo que retiñe” si no camina con Dios. En su testimonio vemos el desafío de vivir en medio de una sociedad y una cultura que no se distinguía mucho de la nuestra, y  Enoc vivió en ella antes  de ser destruida con el diluvio. Caminar con el Señor es el llamado de la Biblia. Cuando revisamos algún texto en el Nuevo Testamento parecido a la experiencia de Noé, nos encontramos con Gálatas 5:16, que dice: “Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne”. Entonces, ¿cuál es la fe que camina con Dios y al final es honrada por sus hechos?

I.               ES LA FE QUE ELIGE CON QUIÉN CAMINARÁ

1. “Enoc caminó con Dios trescientos años” (Génesis 5:22). Esta verdar se repite dos veces en el pasaje, y esto lo hace único porque con esa edad Enoc se destaca entre los demás. Enoc caminó con Dios durante 300 años. Ahora mis hermanos sí ya es una lucha llegar a los 70 u 80 años, imagínese caminar con Dios fielmente durante 300 años en medio de un mundo terriblemente corrupto. Esta es una de las más notables características de Enoc. Los días de Enoc no fueron fáciles, porque vivió contra la corriente de su sociedad.  Cuando vemos el Antiguo Testamento y la cultura antediluviana, la vida espiritual y moral no podía ser más sombría, y con el mayor desafío para quien deseara seguir a Dios fielmente.  Cuando se dice que Enoc “caminó con Dios” ¿cómo debemos entenderlo y cuál fue el impacto de esa experiencia para él y su generación?  La conclusión es que Enoc caminó hacia el cielo, y esta debe ser nuestra actitud cuando caminamos con Dios. Pablo dijo: “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra (Colosenses 3:2). Enoc hizo exactamente eso. Nadie pierde el camino al cielo si su compañero es Cristo. Él es el único que nos conduce a ese lugar, porque ha sido el único en  descender y conoce el camino. 

2. “… antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios (Hebreos 11:5b).  Enoc caminó agradando a Dios sin salirse de su comunión. La única manera cómo Dios se hace parte de nuestra compañía es si le agradamos. Esto significa que no venimos a Dios por nuestras obras, sino por nuestra fe. La confianza en Dios es por quién es Él. Enoc creyó en el Dios verdadero, y cuando Dios ve a alguien con ese amor por Él, entonces Dios le da su compañerismo, porque los dos están de acuerdo según Amós 3:3. El caminar de Enoc lo hizo recuperar lo que Adán y Eva perdieron. Ellos caminaron en el jardín con Dios y tuvieron comunión con Dios de una manera íntima. Pero cuando desobedecieron a Dios fueron expulsados ​​del paraíso, para ser apartados del árbol de la vida, y también ser excluidos de la comunión que una vez conocieron. Enoc ilustra la comunión restaurada, la que Dios les dio a sus criaturas al principio. Cuando Adán y Eva pecaron, trajeron la muerte, pero Enoc caminó con Dios y no pasó por esa experiencia. Enoc está vivo desde que nació. La vida que agrade a Dios necesariamente debe parecerse a Enoc.

II.             ES UNA FE PUESTA EN EL GALARDÓN

“… y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:7c). La fe de Enoc le condujo a una recompensa de parte del mismo Dios, porque él creía que Dios es el Dios que es. Se ha dicho que la fe es la única cosa que coloca a Dios en su debido lugar y al hombre en el suyo en la manera cómo se relacionan los dos. Eso lo vivió Enoc en su relación con Dios. Él no hizo a Dios mentiroso por su falta de fe, todo lo contrario. El Dios de Enoc era personal, bondadoso, un Dios con quien podía tener comunión y un Dios que recompensará su búsqueda. Mucha gente cree en algún tipo de deidad, algún tipo de dios, algún tipo de poder, algún tipo de mente divina, algún tipo de fuente y creador celestial o en algo simplemente etéreo. Pero Enoc creía en un Dios moral que recompensaba la conducta recta. Como Dios es justo, Él ve el corazón de aquellos como Enoc con la intención de vivir agradándole. Entonces, Dios por ser justo y santo, recompensa quienes lo buscan. Salomón reconoció esto cuando Dios dijo: “Amo a los que me aman y los que me buscan temprano me encontrarán” (Proverbios 8:17).  Y el profeta Jeremías, a lo mejor pensando en Enoc, dijo: “Me buscaréis y me encontraréis cuando me busquéis de todo vuestro corazón” (Jeremías 29:13). Enoc sabía la importancia de acercarse a Dios por fe, y por una fe obediente, y también sabía que necesitaba tener una relación con Dios, porque Dios recompensaría su búsqueda con justicia y santidad. Esa búsqueda lo ayudaría a escapar del juicio. Debemos creer en el galardón de los que buscan a Dios, porque Él recompensa a quienes caminan en Su intimidad.

III.           ES UNA FE PARA SER IMITADA

 “Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén” (Génesis 5:21). Curiosamente Enoc fue el hombre más joven de los años cuando se contaban en centurias en lugar de décadas. Su papá Jared fue el segundo más viejo, y Matusalén su hijo, el más viejo.  Ahora bien, en Génesis 6:8 conocemos a un hombre que resulta ser el bisnieto de Enoc. Su nombre es Noé. Noé era muy diferente a todas las personas de su tiempo.  Noé era un hombre justo, irreprochable, y de él dice la Biblia también: “Noé caminó con Dios” (Génesis 6:9). Interesante que los únicos hombres de quien se habla de haber caminado con Dios fueron el bisabuelo y el nieto. Ahora veamos lo siguiente. El nombre Matusalén significa “el hombre del envío, el hombre de la lanza, o el hombre de la jabalina. Su nombre significa que algo salió disparado. Era una profecía nombrada por Dios. Su nombre profetiza que no moriría hasta el juicio, y eso no vendría hasta que Matusalén muriera. De esta manera, la misericordia de Dios se extendió en él toda su vida por 969 años. Y, por lo tanto, durante ese tiempo hasta que Matusalén murió, se advirtió al mundo que se acercaba el juicio con el diluvio. ¿Qué sucedió entonces? Que al morir Matusalén la profecía siguió, y él engendró a Lamec, el padre de Noé; y fue con la llegada de Noé cuando se dio el diluvio y con eso el juicio. De esta manera, Noé imitó la fe de su abuelo caminando con Dios, siendo escogido para preservar a la humanidad de su destrucción total. La fe que camina con Dios imita siempre lo bueno.

IV.          ES LA FE QUE TERMINA EN UN ARREBATAMIENTO

“… y desapareció, porque le llevó Dios” (Génesis 5:24). Cuando leemos en la genealogía de Génesis 5 nos encontramos que Adán, Set, Enós, Cainán, Mahalaleel y Jared, el padre de Enoc, murieron con más de 900 años de vida; pero cuando llegamos a Enoc, allí se interrumpe esto, y eso acontece con el hombre más joven. ¿Por qué sucedió esto? Porque Dios decidió “arrebatarlo”. Por cierto, esto sería una ilustración del futuro arrebatamiento de la iglesia. Que sepamos sólo otro hombre llamado Elías fue arrebatado sin ver muerte, pero Pablo, Juan y Jesús fueron también arrebatos, aunque ellos sí vieron muerte.  Enoc es una persona extraordinaria. Viene al mundo 57 años después de la muerte de Adán, y sale del mundo 69 años antes del nacimiento de Noé. Su desaparición es impactante, repentina, inexplicable. La gente siempre ha estado acostumbrada a explicaciones lógicas. ¿Cómo llegaron a comprender que nadie podía encontrar a Enoc y que nadie estaba allí para explicar a dónde se había ido? Pero esas preguntas tienen su lógica, sin embargo, el propósito del caminar de Enoc, y su repentina desaparición, más que dejarnos con incógnitas, es mostrarnos lo que Dios es capaz de hacer con una persona cuya vida es todo un testimonio de caminar con Él. Enoc es el tipo de vida cristiana con olor a cielo más que de la tierra. Es el tipo de vida de tal intimidad con Dios que al final es traspuesto para no ver el juicio venidero. Déjeme pensar en esto: si alguien pudo estar en el arca de Noé fue su bisabuelo Enoc, porque él fue igual a Noé, pero fue arrebatado antes de la tribulación del diluvio. Así será la experiencia de la iglesia. Dios nos arrebatará antes de la ira venidera, conocida como la “Gran Tribulación”.

V.            ES LA FE QUE PREDICA HASTA EL FINAL

“De estos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.” (Judas 14-15).  Esta es una cita tomada del libro de Enoc, un libro de la literatura judía antigua conservado desde la época antigua.   Claramente su mensaje fue una denuncia de la impiedad reinante en su tiempo, la misma descrita después de Génesis 6:5. Este predicador usó la palabra “impía” cuatro veces para revelar el estado de descomposición social de su época.  Eso hablaba de cómo debió ser su vida para mantener su pureza, virtud, y adoración del Dios verdadero, caminando con Dios por 300 años. Más adelante su nieto Noé va a predicar 120 antes que llegue el diluvio. Enoc predicó en medio de un mundo vil y corrupto. ¿Acaso no nos toca hacer lo mismo ahora? Cada predicación antes del juicio ha sido larga, la de Enoc fue de 969 años, hasta la muerte de Matusalén cuando vino el diluvio. ¿No nos parece extraño que ahora vamos para más de 2000 mil años y la predicación sigue llamando a los hombres al arrepentimiento? El juicio del diluvio acabó con la humanidad de ese entonces, pero fue preservado Noé. Ahora el juicio será el final, porque será para el castigo eterno de los malvados en el infierno, y la vida eterna para los justos, eso lo dijo Jesús en su discurso acerca del fin del mundo (Mateo 25:46).

CONCLUSIÓN: La Biblia nos dice: “Y caminó Enoc con Dios…” (Génesis 5:22). Esa breve oración describe la clase de persona que fue ese Enoc.  El aforismo criollo: “Dime con quién andas y te diré quién eres” define cómo caminamos.  Enoc caminó con Dios por 300 años. Luego Hebreos 11:5 nos dice que Enoc fue traspuesto (arrebatado) al cielo sin ver la muerte. Dios le dio permiso para faltar a la cita con la muerte.  La palabra “traspuso” es un término musical. Literalmente significa “transponer de un tono más bajo a un tono más alto”. En otras palabras, un día, Dios transformó, tradujo y traspuso a Enoc del tono bajo de la tierra al tono alto del cielo. Imaginémonos este cuadro. Un día mientras Enoc y Dios caminaban juntos se dieron cuenta que habían caminado muy lejos, y llegaron más cerca del hogar celestial, y Dios dijo: “Enoc ya se ha hecho tarde, quédate en mi casa hoy”, y aquel hogar fue tan placentero, santo, maravilloso y extraordinario que Enoc más nunca regresó al suyo. Al día siguiente comenzaron a buscar a Enoc, más nunca lo hallaron. Ahora él es ciudadano de otro mundo. ¿Sabía usted que al creyente le pasará lo mismo cuando Cristo regrese? Pablo así lo dijo en 1 Corintios 15:51-52. La manera cómo caminó Enoc con Dios es cómo debemos caminar con Él. El cristiano ya ha conocido el Camino al cielo; si él anda todavía por el camino viejo, se está perdiendo de la comunión con Dios. Si este es su caso, regrese pronto.

     Julio Ruiz es pastor de la Iglesia Bautista, Ambiente de Gracia, ubicada en la 5424 Ox Rd. Fairfax Station, VA 22039 Tel. 571-251-6590 (pastorjulioruiz55@gmail.com)