La oración del ama de casa

0
388

EL EVANGELIO EN MARCHA

La oración del ama de casa

Por: Francisco Aular (faular@hotmail.com)

 Oren en todo momento. 1 Tesalonicenses 5:17 (TLA)

 

Recién convertido al Evangelio, tuve la bendición de encontrarme en la congregación con Adonis Rodríguez, un joven de oración. En realidad él me enseñó a orar, porque lo que yo había aprendido era a rezar, es decir, a repetir las oraciones de otros, en forma mecánica en mi caso. Al descubrir lo que en realidad era orar, pasábamos horas orando. En nuestros sueños juveniles sabíamos que la oración era indispensable para llegar a ser hombres de Dios. Porque orar es hablar con Dios, de ser posible todo el día. Entonces, asistimos a una reunión de oración -que aprendí que se llamaba vigilia de oración-, y pasábamos toda la noche orando. Eso estaba bien, pero mi amigo y yo queríamos aprender cómo orar continuamente, como el apóstol Pablo recomendó a sus discípulos de Tesalónica: “Oren en todo momento”.

La oportunidad del aprendizaje para orar en todo momento llegó a través de un predicador en una de esas vigilias, cuando en medio de su predicación contó la siguiente ilustración: Un ama de casa, en medio de sus quehaceres cotidianos, nos enseña cómo podemos orar continuamente delante del Padre. Al abrir la puerta: “Te ruego Señor que yo pueda mantener la puerta abierta de mi corazón para que te pueda recibir en todo momento”. Al lavar la ropa: “Te confieso Señor que necesito tu limpieza, te pido que laves mi corazón de tal manera que quede blanco como la nieve”. Cuando barre la casa: “Te pido Señor que barras de mi vida todo aquello que impida que sea una cristiana madura y firme en mi andar diario”. Cuando va a comprar aceite: “Padre, dame la sabiduría, como las vírgenes que tuvieron aceite de repuesto para sus lámparas”. Al comprar la leche: “Gracias Señor por tu Palabra, que es mi alimento espiritual de cada día. Que yo la pueda desear como niña recién nacida”. Al abrir las llaves del agua: “Te doy gracias Señor porque Tú eres el agua viva que calma mi sed espiritual”.

Al encender las luces: “Señor Tú eres la luz del mundo, te oro por mis familiares y amigos que no te conocen y vagan en oscuridad espiritual. Permite que tu luz verdadera brille en mi vida y en mis actos, porque los que andan en tu luz no tropiezan. Que sea amable y bondadosa como la lámpara que alumbra a todos”. Cuando riega las plantas: “Te ruego Señor que envíes lluvia de gracia a mi vida para tener el buen fruto de tu Espíritu: “Amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio.

No hay ley que condene estas cosas”. (Gálatas 5:22-23 TLA) Cuando la familia está a punto de llegar: “Te pido que me ayudes a esperar a mi esposo, como la Iglesia te espera a ti. A esperar a mis hijos con gratitud en mi corazón porque son un regalo a mi hogar mientras me ayudas a prepararlos para Ti, porque vinieron a través de mí, pero son tuyos”.

Así aquella noche aprendí a aplicar las verdades bíblicas en oración, utilizando en todo instante las diversas actividades que realizaba como fotógrafo profesional. Pero esa es otra historia que queda para otro día.

 

Oración:

Amado Padre Celestial: Te alabo porque tus oídos se inclinan para escuchar mi oración y nunca estás distante a mis ruegos y súplicas. Quiero ser como tu Hijo JESÚS, que vivía en constante comunión contigo, porque orar es una disciplina para mi espíritu, y será imposible crecer espiritualmente sin la oración y tu Palabra. Ayúdame a ver en cada cosa que haga como ser humano un motivo para orar y mantenerme en comunión contigo. En el nombre de JESÚS, amén.

Perla de hoy: Una vida entregada totalmente a Dios se convierte en una vida llena de oración constante, sin desmayar.