EL EVANGELIO EN MARCHA
“Si tu, Señor, tomaras en cuenta los pecados, ¿Quien Señor, sería declarado inocente? Pero en Ti se halla perdón, y por eso debes ser temido” Salmos 130:3-4 (NVI)
Una mañana Jesús estaba en el templo enseñando a mucha gente, cuando los fariseos y maestros de la ley se le acercaron y le llevaron una mujer que había sido sorprendida en adulterio, ellos le preguntaron que debían hacer con ella, porque era costumbre que se la apedreara…“Y como ellos lo acosaban a preguntas, Jesús se incorporó y les dijo: -Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra-” S. Juan 8:7
Es muy fácil notar los errores de los demás, es muy fácil juzgar a los demás, pero si miramos nuestra condición nos damos cuenta de que no somos dignos de decirle nada a nadie, sin duda alguna todos somos culpables de pecado, nadie puede decir o declararse a si mismo inocente, porque estaría mintiendo.
Cuando comenzamos a mirar nuestra vida y nuestro corazón, nos damos cuenta de que está tan podrida, tan sucia, tan ultrajada por el pecado que no podemos hacer otra cosa que bajar la cabeza y tirar las piedras al suelo.
Quizás te consideres una persona “buena”, pero déjame decirte que si Cristo te ha salvado, si eres un hijo de Dios, no va a ver otra cosa que te duela mas, que te avergüence mas, como el pecado, así sea una mentira, una palabra de mas que se escapó, un mal pensamiento, Dios nos hace sentir dolor en el corazón, tristeza y hasta incluso lágrimas por el pecado.
Si eres un hijo de Dios y no sientes tristeza en tu corazón por el pecado, si nunca lloraste por haberle fallado a Dios, con todo temor te digo que consideres bien el hecho de si realmente has nacido de nuevo. “Reconozcan sus miserias, lloren y laméntense. Que su risa se convierta en llanto, y su alegría en tristeza. Humíllense delante del Señor, y el los exaltará.” Santiago 4:9-10 (NVI)
El pecado no tiene que pasar por alto en nuestra vida, tiene que ser algo terrible y doloroso el hecho de desobedecer a Dios, debería causarnos profunda tristeza cada vez que pecamos, porque ante Dios nunca jamás podríamos ser declarados inocentes, pero ahora viene la mejor parte, -En ti se halla perdón- , en Dios se halla perdón, que maravilloso pensar en esto.
Nosotros somos trapos sucios, tan inmundos por el pecado, pero en Dios se halla perdón, es maravilloso pensar en el gran amor de Dios, que siendo el Creador del universo, Todopoderoso, y que no necesita nada de nosotros, nos miró, no nos tuvo en poco, sino que incluso entregó lo más preciado que tenía, su Hijo, para que el pagara toda la culpa y el castigo que nosotros merecíamos por nuestros pecados.
Ciertamente no podíamos ser declarados inocentes, éramos culpables, pero Jesús pagó el castigo que merecíamos y ahora por medio de su sangre, podemos ser declarados inocentes, porque en El, se halla perdón. No dejemos nunca de recordar esto tan maravilloso que hizo Dios en nuestras vidas, y demos siempre gracias por el Señor Jesús. “..Y por esto debes ser temido…”. El temor hacia Dios, significa, que en nuestro corazón hemos comprendido el hecho de cuán grande es él, cuanto amor nos ha brindado al salvarnos y perdonarnos, que no queremos hacer otra cosa que obedecerle, tenemos que tener temor de desobedecer a Dios, porque él es digno de toda nuestra obediencia.
Despojémonos de todas aquellas cosas que nos alejan de Dios, y pongamos siempre nuestra vista en el Señor Jesús que tuvo que sufrir tanto para que nosotros podamos ser inocentes, el se merece y es digno de nuestra obediencia, porque sin él, jamás podríamos haber sido declarados inocentes. A Él sea la gloria y honra por los siglos de los siglos, amen.
¡EN CRISTO SE HALLA EL PERDON, Y POR MEDIO DE EL SOMOS DECLARADOS INOCENTES! (Por: Mayra Noelia Garay)