Respete para que lo respeten

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EL EVANGELIO EN MARCHA

Respete para que lo respeten

 Por: Boris López, Tabernáculo Bíblico Bautista, Manassas, Virginia (borislopez986@yahoo.com)*

  Dentro de las instrucciones más importantes de la Escritura, fuera de lo que significa amar a nuestro prójimo aparte de sus defectos, la regla de oro, de hacer con los hombres todo lo que queramos que hagan con nosotros, existen otras indicaciones que tienen que ver con el trato que tenemos hacia los demás.

Es importante en esta nota entender la importancia de lo que yo soy con respecto a los demás, muchas veces nos gusta que nos reconozcan la labor realizada, que nos admiren que nos adulen. Pero hay algo que tenemos que tener bien claro, que tenemos una demanda de parte de la palabra de Dios con respecto a nuestro comportamiento y de no creernos superiores a los demás en cuanto a creer que ocupamos un espacio de mayor privilegio en este universo, más que otros.

Y es que queremos que se nos respete, que se nos respete nuestro derecho, el espacio que ocupamos, pero, ¿Qué hacemos para merecerlo? ¿Cómo es nuestro comportamiento para con los demás? ¿O es que realmente solo somos egoístas en potencia descomunal? Queremos que nuestra pareja escuche lo que queremos decir, pero, ¿Escuchamos nosotros? Queremos que se nos preste atención ¿Prestamos atención nosotros?

Hay un pasaje Bíblico que nos insta a vivir con una conducta apegada a nuestra fe, es decir, desarrollando el cristianismo no solamente en teoría si no en un práctica pura y objetiva.

Leamos el siguiente pasaje en el libro de los Romanos capítulo 12 y versículo 1 al 3: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.

En primer lugar se nos manda a presentar nuestro cuerpo en sacrificio vivo, morir a la carne, traducido en nuestra interacción con los demás, es no responder, es cero confrontación. Tratar a los demás como quiero ser tratado. Todavía existen personas que son en sus hogares unos verdaderos tiranos, sean padres, hijos, esposos, viven como auténticos dictadores ejerciendo su poder de dominio sobre los demás y luego reciben la respuesta a esa actitud, probablemente en silencio o también en desprecio.

¿Cuántos hay que se preguntan por qué nadie los quiere? Simple, no han sembrado cariño, amor, y todo el tiempo se lo han pasado abusando de los demás.

También se nos enseña que debemos de ser diferentes a los demás marcando la diferencia en nuestra conducta todos se vengan del enemigo de aquel que nos hizo algo, todos forman parte de grupos que pervierten el camino del humano. Si quiero que me respeten tengo que entender que en cada persona hay anhelos, hay sueños y que jamás debo de tener por menos a nadie, eso es lo que me enseña la palabra de Dios.

Y por último, me llama el pasaje a una reflexión. ¿Soy realmente aquella persona que se da a querer? ¿Soy amigo de mis amigos? ¿Soy fiel a ellos? ¿A mis seres queridos?

Si queremos que nuestra vida vaya bien, respetemos a los demás desde una perspectiva Bíblica, aquella visión sobre la cual los ojos de Dios están sobre todos los hombres guardando y vigilando sus pasos, porque nos movemos en un principio fundamental y universal: Todo lo que el hombre sembrare, eso segará.

 

*El pastor Boris López, es graduado del seminario de la Misión Bautista Internacional de El Salvador.

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