Pasión

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EL EVANGELIO EN MARCHA

PERLAS DEL ALMA

Pasión

Por: Francisco Aular (faular@hotmail.com)

Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos. 2 Corintios 12:15 (RV60)

Le daré a la palabra “pasión” el mismo sentido ético que poseen las personas que revelan las siguientes características: Un sentimiento intenso de todo el ser por una causa; una persistencia hacia lo que se ha propuesto ser y hacer en la vida y que nada ni nadie puede frenar; preferencia exagerada e intencional hacia algo o hacia alguien; lo que esa persona desea con fuerza; padecimiento o sufrimiento como el referido en nuestro versículo de hoy por el apóstol Pablo, y esa es la pasión que trajo a JESÚS a la tierra al dejar su gloria, para ponerse a nuestro lado y llevarnos a Dios; de ese mismo sentir era Pablo.

En efecto, el pensamiento de Pablo estaba lleno de pasión, por lo tanto, hablaba, escribía y actuaba apasionadamente. Desde que tuvo su encuentro con JESÚS, camino a Damasco, Saulo de Tarso no fue el mismo, su vida tomó un nuevo fervor, con intereses más profundos y de mayor significado. Por eso, sus escritos tienen ese matiz, ya que, solamente Dios pudo utilizar la personalidad apasionada de Pablo para producirlos, por eso, también nos inspiran, emocionan, enseñan y nos elevan a un nivel más profundo de gozo en el Señor.

En el libro Diccionario de sinónimos e ideas afines, el profesor Julio de la Canal nos da unos cuantos  sinónimos de pasión, que al pronunciarlos nada más, nos impulsan: Ardor, calor, entusiasmo, vehemencia, anhelo, ansia, energía, ardimiento, esfuerzo. En cuanto a estar apasionado: Fogoso, impetuoso y vigoroso. ¡Un individuo apasionado por un ideal positivo impactará para bien al mundo, porque es capaz sacar lo mejor de sus seguidores! Por el contrario, uno apasionado en forma negativa, ¡saca lo peor del ser humano con el fin de dañar!

La verdad sea dicha de una vez, el mundo le pertenece a los apasionados, a los que están llenos de entusiasmo. El gran estadista inglés Winston Churchill dijo: “El éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”. Ahora bien, no es la posición social en la cual hemos nacido o vivamos, sino nuestra disposición a superarnos lo que hace la diferencia. Sin embargo, la pasión es el motor para hacer andar nuestras vidas; pasión es lo que todavía nos queda cuando todas las puertas se cierran; la pasión no nace, se hace; la pasión produce resultados contagiosos por dondequiera que la encuentres; el odio, el rencor, el pesimismo, la desesperación y el desánimo nos estresan, porque son viajes directos a la depresión; debemos decirnos con convicción, cuántas veces sea necesario: ¡Seré optimista pase lo que pase, porque ser de otra forma no es vivir!, y como dicen los chinos: “Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad”.

Pero, nada me entusiasma y me apasiona para vivir como un pasaje bíblico del Antiguo Testamento que se encuentra en el libro de Habacuc. ¿Por qué se escribió este libro? Verá, la situación político-social en los días del profeta era tan terrible que se atrevió a preguntarle a Dios, ¿por qué no actúas de una vez?, y Dios le respondió que  a pesar de los problemas que atravesaba su nación, “la tierra será llena del conocimiento de la gloria del SEÑOR, como las aguas cubren la mar” (Habacuc 2:14), entonces el profeta con fe, gozo y el brillo de la esperanza en todo su ser, llenó su corazón de optimismo, saltó por encima de sus problemas y las de su país, e hizo esta preciosa oración, lleno de pasión por Dios y su obra:

  Aunque la higuera no eche brotes, ni haya fruto en las viñas; aunque falte el producto del olivo, y los campos no produzcan alimento; aunque falten las ovejas del aprisco, y no haya vacas en los establos, con todo yo me alegraré en el SEÑOR, me regocijaré en el Dios de mi salvación. El Señor DIOS es mi fortaleza; Él ha hecho mis pies como los de las ciervas, y por las alturas me hace caminar. Habacuc 3:17-19 (La Biblia de las Américas).

 

Perla de hoy: Aprender a vivir con pasión, fe y esperanza puede sanarnos tanto en lo personal como en lo colectivo.