El imperativo de permanecer en Cristo

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EL EVANGELIO EN MARCHA

El imperativo de permanecer en Cristo

(1 JUAN 2:18-29)

Por: Pastor Julio Ruiz

INTRODUCCION: La vida pareciera estar determinada por la palabra “permanecer”. En el aspecto positivo se nos ordena a permanecer  en nuestras metas, planes y objetivos que nos trazamos. El éxito está determinado, en la mayoría de los casos, en la forma cómo permanecemos en lo que nos hemos propuesto. Usted será un buen padre, esposo y hombre de bien si se propuso permanecer amando a sus padres, obedeciéndoles y respetándoles. En el campo profesional, usted será un hombre o una mujer que avanzará siempre si se propuso permanecer en el estudio disciplinado y esforzado. En el campo de los trabajos, de los negocio, etc., usted será un buen emprendedor si permanece logrando sus objetivos y terminando bien sus tareas. En el campo espiritual, usted será un buen cristiano si permanece en el Señor y en su palabra. En este sentido, el llamado continuo de la palabra es que permanezcamos en él. Pero también en el aspecto negativo, la palabra “permanecer” debe ser considerada. Piense usted en las implicaciones que tiene para nuestra vida el permanecer siendo un creyente que todavía tiene que tomar leche en lugar de vianda. Piense en el hecho de permanecer siempre recibiendo en lugar de dar. Piense en permanecer cometiendo las mismas faltas. O piense en lo negativo que es permanecer con el mismo carácter donde no ve la obra transformadora del Espíritu Santo. De modo, pues, que el presente imperativo es un llamado para todos nosotros. Es un llamado a permanecer en Cristo que nos conduzca a servirle a él. Un llamado a amar y darme a otro hermano. Para un cristiano, permanecer es igual que perseverar. La Biblia nos dice que son los que perseveran hasta el final los que son salvos. Nada le hace más bien a una iglesia que contar con hermanos que son fieles y permanecen a pesar de las circunstancias. Es usted de los que permanece o de los que desaparece. Estudiemos juntos uno de los riquísimos pasajes de permanecer en Cristo.

 

  1. ESTE IMPERATIVO NOS REVELA CUÁNDO SE INICIO NUESTRA PERMANENCIA EN CRISTO

 

  1. El pasado de nuestra permanencia v. 24ª. Todo creyente tiene que tener un acta de nacimiento. El evangelio es la gracia soberana de Dios que interviene en el pecador por medio del Espíritu Santo produciendo en el corazón la experiencia de la regeneración. Nosotros oímos de esa salvación. Alguien nos predicó en algún momento acerca de ella. Juan nos dice que eso que oímos, recibimos y aceptamos debe permanecer en nosotros. Este es el gran tema de la perseverancia de los santos. Hay un evangelio que no puede ser cambiado. Los falsos maestros quisieron desviar a los creyentes de la fe en Cristo, pero Juan les recuerda que si bien es cierto que el error vendría, incluyendo la presencia del anticristo, ellos habían sido salvos y eso les debería ayudar a saber que estaban en el verdadero Dios como lo dirá más adelante.

 

  1. La continuación de nuestra permanencia v. 24b. El asunto de nuestra salvación no es solo una experiencia del pasado, sino una realidad que debe acompañarnos en el presente. En la vida cotidiana nos duele mucho cuando nos hemos propuesto permanecer en alguna meta loable y pronto la dejamos atrás. Lo mismo sucede cuando vemos a algún ser amado abandonando aquello que pudo cambiar su vida futura. Pero si bien es cierto que los seres humanos podemos dejar de permanecer en aquellas cosas que nos propusimos y seguir viviendo, esto no se aplica para la vida eterna. El asunto de nuestra salvación no está respaldado por un dejar y comenzar la salvación. No se trata de vivir un tiempo consagrado al Señor y después tomar la decisión de abandonar aquello donde un día sentimos el gozo de la vida eterna. La idea de este texto es mostrarnos que quien ha recibido al Señor como su único y auténtico salvador, está determinado a permanecer en  él. El evangelio es una semilla que nació y creció en nuestro corazón lo cual hace que en ese mismo lugar se encuentre sus raíces. Son pues esas raíces las que nos dan la permanencia en la salvación eterna.

 

  1. ESTE IMPERATIVO NOS REVELA PORQUE ALGUNOS NO PERMANECEN EN CRISTO

 

  1. “Salieron de nosotros…” v. 19. Este versículo como otros que Juan escribe, hace un énfasis casi “exagerado” de una misma idea o de una misma palabra para fijar en la mente de sus lectores la importancia de lo que quiere que entiendan, o de la enseñanza doctrinal que debe ser aplicada. Es así como en un mismo texto, la palabra “nosotros”, la repite cuatro veces. En el imperativo de permanecer en Cristo aparece esta declaración del apóstol. ¿A quienes  se refiere el apóstol cuando dice “salieron de nosotros?”. En todo el contexto de este pasaje Juan está hablando del anticristo y de los anticristos. Habla de los engañadores que vienen a la iglesia y nacieron y cual cizaña con el trigo crecen al mismo tiempo y en el mismo lugar. Con el tiempo se pone de manifiesto quien es quien dentro del seno de la iglesia. Los que actúan de esta manera dentro de la iglesia tienen un solo propósito: confundir y apartar a los débiles en la fe para que tropiecen y se aparten. Al final tales personas salen de la iglesia, no permanecen porque en realidad no son de Cristo. No debe sorprendernos cuando alguien se va de la iglesia y no regresa. El mismo Señor dijo que no es de todos la fe.

 

  1. “Porque si hubieren sido de nosotros…” v.19b. Juan sigue con la misma idea de aquellos que no permanecen porque simplemente no pertenecen. Esta otra palabra define la condición de las personas que esta describiendo el apóstol. Cuando él dice que si ellos hubieran sido de nosotros nos está revelando una verdad que a veces cuesta creer, y es que no todos los que dicen “Señor, Señor” son pertenencia divina. La membresía de la iglesia no es  garantía que “tuvo tiempo de pertenecer a una iglesia, sin embargo recibió las palabras consoladoras que le dijeron “hoy estarás conmigo en el paraíso”.

 

III. ESTE IMPERATIVO NOS REVELA LO QUE HACE POSIBLE QUE PERMANEZCAMOS EN CRISTO

 

  1. “Pero vosotros tenéis la unción del Santo…” v. 20. El “pero” como conjunción de este versículo necesariamente hace una conexión con el tema anterior. Juan está hablando de los que “salieron de nosotros”, refriéndose a aquellos falsos maestros que entraron a las iglesias enseñando y confundiendo a los hermanos en la fe. Los tales no tuvieron una experiencia de salvación porque hubieran permanecido en Cristo. De esta manera se nos da a conocer que los que permanecen en el Señor es porque tienen la “unción del Santo”.

 

  1. “La unción misma enseña todas las cosas…”  v. 27b. Juan atribuye al trabajo de esta unción nuestra permanencia en Cristo. Bien se puede decir que es el “aceite del Espíritu” que ha ungido nuestros corazones que nos asegura tal permanencia. Pablo va hablar en la carta a los efesios acerca del “sello del Espíritu Santo” como la garantía que ya sostiene nuestra salvación. Todo esto nos revela el gran recurso de nuestra permanencia en Cristo. El texto nos dice que la misma unción se encarga de ser nuestro maestro en enseñarnos todas las cosas. Y es que en resumen nadie podrá mostrarnos el evangelio como lo hará la unción a través de la verdad de la palabra misma.

 

  1. ESTE IMPERATIVO NOS REVELA LOS RESULTADOS DE PERMANECER EN CRISTO

 

  1. Permanecer en él nos da confianza v. 28. Observe otra vez la manera como Juan trata a sus lectores como “hijitos”. Es una manera muy tierna para llamar a sus hermanos en Cristo. Y esta forma de llamar a sus hermanos le lleva al tema más importante que ha tocado en este capítulo: permanecer en Cristo. Cuando uno permanece en intimidad con una persona a quien ama, necesariamente tiene que conocerla, hablando de sus virtudes y sus defectos. Los esposos son un ejemplo de eso. Nuestra relación con Cristo no podía darse de otra manera. Mientras más permanecemos en él, más confianza tendremos para  cuando el regrese en su venida.

 

  1. Permanecer en el evitara avergonzarnos cuando venga v. 28b. Este es uno de esos textos tristes de las Escrituras. Yo he llegado a pensar en dos posibles interpretaciones del mismo. Uno sería que ciertamente, cuando Cristo venga, aquellos que tuvieron tantas oportunidades y pero  rechazaron a Jesús, se retiraran avergonzados de su presencia porque despreciaron el tiempo de la gracia y vivieron mas para permanecer en su propia vida, derrochándola y complaciéndose así mismo. Los tales no solo se retirarán avergonzados, sino que irán a un castigo eterno donde tendrán que recordar día y noche el rechazo que hicieron de la salvación. Pero creo que ese día habrá otro grupo que también se retira de su presencia avergonzados, y ese grupo estará compuesto de muchos cristianos. Quizá le sorprenda esto que estoy escribiendo. El asunto es que cuando Cristo venga habrá muchas sorpresas. El juicio del “tribunal de Cristo” tendrá que ver con el asunto de los galardones. Aquel será el día del gran gozo por el trabajo hecho, o de alejarse delante de él avergonzado. El pasaje que hemos analizado nos dice que si permanecemos en el entonces llevaremos muchos frutos. Y esos frutos al final recibirán su recompensa. ¿Se acercará o se alejará cuando Cristo venga?

 

CONCLUSIÓN: En el pasaje que terminamos de usar aparece la palabra “permanecer”, con sus derivados, siete veces. Si entiendo bien esto, el siete es el número de la perfección en la Biblia. La salvación es un hecho de parte de Dios, pero yo soy llamado a permanecer en Cristo. El ser humano es muy cambiante en sus decisiones. No es muy dado a permanecer, de allí que no es extraño que viva probando una cosa y la otra para sentirse bien. Aquí es donde la palabra de Dios tiene que agarrar cuerpo en nosotros cuando nos dice por un lado: “Si el espíritu del príncipe se exaltare contra ti, NO DEJES TU LUGAR; porque la mansedumbre hará cesar grandes ofensas” (Ec. 10:4). Hermano, no deje su lugar. Permanezca en el Señor. El “espíritu del príncipe” siempre querrá moverte del lugar que tienes al lado del Señor. Pero nosotros “no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para la preservación del alma” (He. 10:39). Que así sea.

 

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