EL EVANGELIO EN MARCHA
La ira de Dios revelada
(ROMANOS 1:18-32)
Por: Rev. Julio Ruiz, Pastor
LOS ATRIBUTOS DIVINOS
INTRODUCCIÓN: ¿Cuál tema le gusta escuchar más el amor de Dios o de la ira de Dios? Bueno ya sabemos cuál será la respuesta. Lo último que deseamos saber es de un Dios airado. Le aseguro que este no será el tema de los predicadores de la teología de la prosperidad, ni tampoco será el tema de los teólogos liberales. Nadie quiere pensar en un Dios que se llena de ira porque nos parece que es contrario al Dios que nos han enseñado. De allí, pues, que este mensaje es un poco extraño. Pero no le extrañe saber que la ira de Dios es uno de sus atributos. El evangelio estaría incompleto si no hablamos de la ira de Dios. Cuando logramos entender que fue la ira de Dios la que descargó en su Hijo santo al entregarlo a la peor muerte, entonces nos daremos cuenta que así como Dios es amor también es “fuego consumidor”. Claro está, y para bendición nuestra, que Dios es lento para la ira y grande en misericordia. Esa es la mejor noticia para el pecador porque como bien lo han dicho los profetas y los escritores del Nuevo Testamento, Dios no quiere la muerte del impío, pero también que es paciente para con los hombres, no queriendo que ninguno se pierda sino que procedan al arrepentimiento. De manera, pues, mis amados hermanos que necesitamos hablar de este atributo divino. Romanos capítulo uno nos dibuja un cuadro dantesco donde Dios revela su ira desde el cielo. Pablo habla como si estuviera delante de un basurero en estado de descomposición al referirse a la impiedad de los hombres y ahora se propone, como ningún otro lo ha hecho, a exponer las razones por las cuales la ira de Dios se revela desde el cielo. De eso queremos hablar hoy. Cuándo se revela la ira de Dios desde el cielo.
- CUANDO LOS HOMBRES CAMBIAN LA GLORIA DE DIOS POR LA CORRUPCIÓN DE SU CORAZÓN
- Esto hace la impiedad del corazón v. 18. Este pasaje pareciera desnudar dos caracteres totalmente opuestos, el de Dios que es santo y puro, y el del hombre que es corrupto e impío. De esta manera podemos que ver que la ira de Dios se revela contra la maldad del corazón del hombre. Pablo pareciera conectarse con Isaías 1 donde el profeta ha descubierto una llaga putrefacta cuando le toca hablar de la condición del hombre, pero no cualquier hombre, sino la de su propio pueblo. Observe los versículos 23, 25, 26, 2, 29-31. La razón por la cual la ira de Dios se revela es porque la maldad tiene como fin impedir que la verdad se manifieste. Y la razón de esto es precisamente para que la humanidad no se vuelva a él quien desea su propia salvación. ¿Qué es lo que estaba pasando con la generación que Pablo describe aquí? Que su corazón se había atestado de corrupción y por lo tanto estaba alejado del Señor. Era una sociedad como la de ahora que le dio la espalda a Dios por las apetencias del mundo. Preferir la gloria de Dios por la del mundo es un pecado de rebeldía.
- Esto hace la falta de gratitud v. 21. Pablo ahora introduce un texto que es muy revelador en este asunto y con ello explica las razones de la ira revelada desde el cielo. Lo primero que nos dice es que la gente a quienes se dirige habían “conocido” al Creador pero no le dieron la gloria. Cuando un hombre dice haber conocido a Dios y no le da la gloria debida a su nombre, ni tampoco le da gracias, lo que finalmente sucederá es que él mismo se debatirá en sus propios razonamientos. Por un lado se nos dice que cuando el hombre no le da la gloria a Dios tiende a pensar que la gloria suya es la que más vale, y por lo tanto se envanece. Hay una vana gloria y esa es la del hombre. Cuando se exalta el alma por encima del espíritu, el corazón se llena de tinieblas y esto hace más difícil comprender y experimentar la gloria de Dios.
- Esto hace la idolatría v. 23. Si bien es cierto que a Dios nadie lo vio jamás, Pablo hace una magnifica revelación de él en dos textos de este capítulo (vv. 19, 20). Nos dice que su eterno poder y deidad se han hecho manifiesto a través de la creación por un lado, pero también a través de la encarnación de Jesucristo por el otro lado. Tal consideración nos hace ver que el Dios invisible se ha hecho presente para que se le reconozca y se le adora. ¿Qué fue lo que pasó entonces? Bueno, que los hombres cambiaron la gloria incorruptible de Dios por una representación de hombres y animales. Pablo tiene en su mente la figura de un cuadro moralmente descompuesto. A quienes dirige la carta les advierte de su desvío. Los tales comenzaron a poner su confianza en lo que podían ver. Las más grotescas figuras comenzaron a ser objeto de culto. La idolatría llega a ser algo sin sentido, porque quien esto hace tiene que tomar de lo que ya Dios ha creado, una imagen, para tratar de representarle. Pero quien esto hace no solo cambia la gloria del creador sino que se expone a su ira santa.
- CUANDO LOS HOMBRES CAMBIAN LA VERDAD DE DIOS POR LA MENTIRA DEL MUNDO
- La mentira de una adoración sin Dios v. 25. A pesar de haber conocido la verdad acerca de Dios los hombres se han empeñado en ignorarla. Esto es lo que se conoce como una descarada falta de sometimiento a la autoridad de Dios, rechazando con esto su palabra y tratando de evitar las consecuencias que trae conocerla. Una traducción más cercana de este versículo sería que ellos “mudaron la verdad de Dios en mentira”. El asunto es que cuando los hombres descubren otra manera para acercarse a Dios cambian su adoración.
- La mentira de las pasiones desordenadas v. 26. Cuando la mentira del pecado se apodera de la vida lo que viene es “hinchazón y podrida llega”, como lo dijo Isaías. El total desenfreno al que Pablo hace referencia en este capítulo no es sino las consecuencias del abandono de Dios. Hay perversidad del pecado atizada por las llamas de Satanás que nos muestra una corrupción en sus más grandes niveles. Tan grande y desolador era aquella degradación del pecado que Pablo nos revela algo insólito. Así nos dice el texto: “Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos…”. Cuando se da un rechazo abierto hacia Dios, visto en los deberes normales que el hombre debe tener en el santo matrimonio bendecido por Dios desde el principio, por seguir una perversión sexual que involucra un cambio natural, hace que Dios arroje al perverso a comer de su propia perversión. ¿Por qué la verdad de Dios es rechazada? Simplemente porque “los hombres amaron más las tinieblas que la luz”. En el mundo hay un delirio placentero en amar la mentira por la verdad de Dios.
- La mentira que Dios no juzgará lo que hago v. 32. Ciertamente mucha gente que vive en su estado de descomposición moral encuentran en este texto una justificación para seguir haciendo lo malo. Es más, la aberración a la que conduce el pecado ha encontrado en este pasaje una perfecta justificación para hacerlo. Note este detalle para entender lo que estoy diciendo. En este texto aparece tres veces la expresión “Dios los entregó a la inmundicia… Dios los entregó a las pasiones vergonzosas… Dios los entregó a una mente reprobada…”. Los que justifican los pecados como de la homosexualidad, el lesbianismo o cualquier otra desviación de la santidad del sexo, han llegado a la conclusión que Dios les ha dado “licencia” en este texto para vivir según su preferencia sexual. Sin embargo, lo que este pasaje está diciendo es todo lo contrario. Ya Dios ha juzgado esta desviación porque es contra la naturaleza y lo establecido por él.
III. CUANDO LOS HOMBRES CAMBIAN LA SANTIDAD DE DIOS POR LA CORRUPCIÓN DE LA MENTE
- Una mente entenebrecida v. 21. Dios creó al hombre con una mente pura, pero el pecado trajo corrupción a ella y aquella mente que una vez estuvo llena de luz ahora es una mente entenebrecida. La buena noticia es que cuando conocemos a Cristo se alumbra nuestro entendimiento. El presente texto es muy difícil de digerir porque nos habla de alguien que supuestamente conoció al Señor.
- Una mente reprobada v. 28. Pablo ha descarnado en este texto la naturaleza corrompida del hombre para mostrarnos una horrible llaga que ha llegado a un estado de putrefacción. Las palabras “toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia…” (vv. 29-31). Alguien ha dicho que tu mente puede ser el taller de Dios o el taller de Satanás, todo depende de quién trabaje más tiempo en ella. Esta máxima pudiera aplicarse a lo que Pablo nos ha dicho en este pasaje. Cuando los hombres no toman en cuenta a Dios el resultado es que él mismo los deja en su condición y nada puede ser peor que esto. Lo que siempre hemos sabido de la palabra “reprobada” es de alguien que no sale bien en un examen o en cualquier prueba donde se demande su capacidad. Tener una mente reprobada es no haber calificado delante de Dios para agradarle. Es quedar aplazado cuando la demanda es por la santidad de Dios.
CONCLUSIÓN. La ira de Dios es un atributo divino como y lo hemos dicho acá. Porque la ira, como alguien la definió: “Es su repudio eterno a todo lo que no es recto… es la santidad de Dios que se ve convulsionada hacia el pecado…Dios se enoja con el pecado, porque éste se rebela contra su autoridad, un mal que hace a su soberanía inviolable… no significa que la ira de Dios sea una venganza maligna y maliciosa…aun cuando Dios vengará su dominio como gobernador del universo, él no será un vengador” (Pink). Pablo nos ha puesto al descubierto las razones por las que la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad. La primera es cuando el hombre cambia Su gloria por la corrupción del corazón, cuando los hombres cambian la verdad de Dios por la mentira del mundo, y sobre todo, cuando los hombres cambian la santidad de Dios por la corrupción de la mente. Frente a esto no podemos sino esperar el contundente juicio Dios a través de su ira revelada. Pero la paciencia de Dios sigue siendo para la salvación. La única manera de escapar de la ira de Dios es regresando a él y poner sólo en el nuestra mirada. No seamos como la mujer de Lot que miró hacia atrás y se convirtió en estatua de sal para siempre como testimonio de ignorar el juicio de Dios. Miremos a Cristo y escapemos de su ira santa y de su juicio venidero.
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