EL EVANGELIO EN MARCHA- PERLAS DEL ALMA
Somos familia de Dios
Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios. (Efesios 2:19 RV60)
Créalo o no, la Biblia afirma que en la economía divina, ¡nosotros estábamos en la mente de Dios antes del que el mundo existiera! Aunque nacemos criaturas de Dios, mediante la aceptación del regalo de la vida eterna en JESÚS, somos hechos hijos de Dios: Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. (Juan 1:12).
Esto lo entendemos mejor al saber que la Biblia afirma que Dios desde su trono como Dios, siendo Padre, Hijo y Espíritu Santo, tiene dominio perfecto sobre todas las cosas creadas las visibles e invisibles. Vale repetirlo Dios en su plan perfecto nos dice que este mundo en el cual vivimos, tuvo un comienzo y tendrá un final. Por decirlo de alguna manera entendible, nos encaminamos hacia consumación del plan eterno de Dios, del cual ya estamos muy cerca.
Según la Biblia la historia como la conocemos, es apenas un paréntesis de la eternidad, tuvo un comienzo en Génesis y tiene un final en Apocalipsis. La Biblia comienza en un paraíso y termina en la Nueva Jerusalén, la ciudad que Dios está preparando para vivir en familia con los suyos. La historia para el pueblo hebreo y para nosotros los cristianos, es lineal tuvo un comienzo y tendrá un final, no es cíclica como la concebían los griegos.
La Biblia nos dice que Dios decidió crear dos clases de seres para vivir con ellos en la eternidad futura, cuando lleguemos a la Nueva Jerusalén: los ángeles, seres espirituales con sus cuerpos celestiales, y los seres humanos con espíritu, alma y cuerpo. Pero era necesario que ambos seres fueran obedientes a Dios y a su autoridad.
Conocemos la historia, una buena parte de los ángeles encabezados por Lucifer se rebelaron contra Dios. En consecuencia, Dios los echó de su presencia, y a Satanás lo sentenció, y al final de la historia será encarcelado y echado al lago de fuego el cual será su destino final. Igualmente, nuestros primeros padres Adán y Eva, fueron seducidos por Satanás, y el dominio que Dios les había dado de Su creación, se perdió: “y los bendijo con estas palabras: Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo.” (Génesis 1:28 NVI).
¡El título de propiedad de la tierra le fue dado al ser humano pero Adán se alejó de la comunión de Dios, y como resultado, tanto Adán como todos sus descendientes fuimos echados de la presencia de Dios! En otras palabras cuando Adán y Eva fueron seducidos y engañados por Satanás, hicieron un mal negocio, y ahora Satanás es el dueño de toda la tierra y de lo que nace en ella.
Debido a que usted y yo, nacimos aquí, somos del diablo y debemos salir de allí para ir al reino de Dios. Ahora se recuerda usted de JESÚS ante Pilato: Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. (Juan 18:36 RV60).
Ahora bien, ¡le tengo buenas noticias! Había una figura jurídica en la ley de Israel, llamada el pariente redentor, mediante la cual si un miembro del pueblo de Dios, perdía su propiedad y caía en extrema pobreza, un pariente con posibilidades podía comprarla de nuevo y recuperar dicha propiedad para su familiar que le era imposible hacerlo. Como lo afirma la Biblia, nosotros estábamos en los hombros de Adán y Eva y por eso perdimos el Paraíso, y nacimos esclavos del diablo, somos pobres en espíritu, en realidad muertos en relación con Dios: “Antes ustedes estaban muertos a causa de su desobediencia y sus muchos pecados.” (Efesios 2:1). En consecuencia, la Biblia también nos dice, y esto me llena de gozo porque este es el Evangelio, las Buenas Noticias: ¡JESÚS, es nuestro Pariente Redentor! Sí, la Biblia nos enseña que el Hijo de Dios vino a la tierra para restablecer la relación de Dios con los seres humanos.
Ciertamente ¡JESÚS por su sangre nos compró un lugar en el cielo para nosotros! Actualmente JESÚS, está en el cielo con una posición de autoridad tanto para los seres humanos como para los seres espirituales. Aquel que dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. (Juan 14:6 RV60). ¡JESÚS, es nuestro Señor y Salvador! En efecto, toda verdadera y provechosa relación con Dios y con nosotros Su familia, pasa primero por nuestra relación que tengamos con JESÚS. ¡Él y solo Él es nuestro Señor y Salvador!
Permítame unos pensamientos más para que los lleve consigo. En el Apocalipsis de Juan, él ve el triunfo final de JESÚS, y describe así, el grandioso momento en que JESÚS, recobra la propiedad del paraíso perdido: “Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes y reinaremos sobre la tierra.” (Apocalipsis 5:9,10 RV60) Por ello, somos familia de Dios.
PERLA DE HOY: Conocer el plan eterno de Dios y que somos miembros de Su familia nos da un sentido para vivir con propósito.