Escondido bajo Sus alas

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EL EVANGELIO EN MARCHA- PERLAS DEL ALMA

Escondido bajo Sus alas

Por: Francisco Aular (faular@hotmail.com)

Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus alas. Salmo 17:8

Hace algunos años, me encontraba de predicador invitado en un país de Latinoamérica, en aquel tiempo, las iglesias evangélicas de esa nación eran discriminadas, no solamente por el sistema del gobierno, sino también por la iglesia oficial. Sin embargo, las valientes congregaciones no callaban el mensaje. Se nos había concedido un lugar público para la actividad, pero un día antes de comenzar se canceló. Nos fuimos al templo más grande de la ciudad que resultaba pequeño para aquel grupo de cristianos que venían de varias ciudades de la provincia.

Me encontraba alojado en un hotel compartiendo habitación con un destacado líder de nuestra obra denominacional, en esa nación. Un día antes de comenzar las conferencias, lo noté apesadumbrado, y me dijo: “Pastor, nos hemos enterado que existe un plan para matarlo durante la predicación de mañana…”, ¡por un momento pensé que era una broma!, pero lo que me decía era totalmente cierto.

Nos fuimos a una habitación más grande, y cuando entré, todos mis compañeros de ministerio estaban allí. El más anciano de ellos, y conferencista invitado como yo, tomó la palabra: “Hermano, usted predicará primero; tomará mi lugar, y yo, tomaré el suyo.” Acto seguido, dictó un documento en donde expresaba su última voluntad.

Nunca había visto tanta unidad y valor juntos como en aquellos días de esas conferencias. Desde los hogares hasta en los templos de las distintas denominaciones, las oraciones fueron el refugio de tantos corazones apesadumbrados por las circunstancias. Era la lucha moderna entre David y Goliat.

Obviamente, fuimos molestados en muchas maneras, en mi caso, la policía de inmigración me dio la tarea de poner un sello en mi pasaporte, y, por lo tanto, tenía que abandonar el lugar en las conferencias y salir a la frontera del país vecino, sellar allí mi pasaporte y retornar.

Eso me llevaría un día de viaje por tierra, pero el Señor estaba con nosotros, y en medio de esa situación, apareció un piloto con una avioneta, cuya esposa era miembro de la Iglesia hospedadora del evento; aquel amable piloto me llevó y me trajo en cosa de horas, completamente gratis.

En fin, el Padre fue honrado y glorificado, y como resultado de aquellas conferencias se alcanzaron miles de personas, el liderazgo se multiplicó, y nuevas congregaciones surgieron. ¡Alabado sea el Señor!
¿Dónde nos metemos cuando nuestras vidas están en peligro? ¿Cómo obra Dios cuando nuestros enemigos nos persiguen por nuestra fe y Él es lo único que nos queda? Acudimos como el rey David a la oración, llenos de fe, esperanza y amor, pudiendo exclamar: ¡Levántate, oh Dios, y derriba a los que nos asedian por ser mensajeros de tu gracia!
PERLA DE HOY: Nuestra fe, tal vez sea probada para que confiemos en la fidelidad y protección de Dios como nuestro refugio.

ORACIÓN: Amado Padre Celestial; ¡Levántate, Señor y llénanos de valor para buscarte y cobíjanos bajo tus poderosas alas! ¡Levántate, Señor y has que caigan de rodillas delante de ti, como nosotros lo estamos! En el nombre de JESÚS. Amén