MAL ENTENDIDO
La dama llega a la casa de su hija y encuentra a su yerno furioso empacando una maleta. “¿Qué pasó?” pregunta ella. “¿Que qué pasó? – le voy a decir exactamente lo que pasó, señora! Le mandé un email a Catalina diciéndole que hoy regresaba a casa de mi viaje de negocios. Llegué a casa y ¿puede adivinar lo que encontré? A mi esposa, sí, ¡su hija!, con un hombre desnudo en nuestra cama matrimonial. Este es el fin de nuestro matrimonio. ¡Yo me largo de aquí para siempre! “¡Cálmate!”, dice la suegra – “Hay algo que no suena bien. Catalina nunca haría una cosa de esas. Yo la crie y la conozco bien. Espera un momento mientras yo averiguo qué fue lo que pasó”. Un momento después regresa la suegra con una sonrisa enorme. “Ya ves, te dije que tenía que haber una explicación lógica… ¡Catalina no recibió tu email!!
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Iba caminando por la calle un dundo y se encuentra con su amigo, y éste al ver que el dundo tenía las orejas quemadas viva le pregunta: Pero, ¿qué te ha pasado hombre? Es que a mi esposa se le ocurrió dejar la plancha prendida, y sonó el teléfono y agarré la plancha por equivocación. Pero, ¿y la otra oreja? Y el dundo le contesta: El imbécil nuevamente llamó y ….
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Ruperto estaba
trabajando, cuando su jefe le pregunta: ¿No vas a ir al velorio de tu suegra?
Y él le dice: No jefe, primero el trabajo, después la diversión.
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Eran tres hombres,
uno de ellos janene. Uno de los hombres dice: Eh, compadre, me han dicho que
allá en el campo hay una montaña donde tú hablas y te responden. El otro hombre
dice:
¡Compadre, eso se llama eco! El janene incrédulamente propone viajar hasta la
montaña para conocerla. Una vez allí un hombre le dice al otro: Empiece
compadre. Y el otro grita: ¿Cómo estás montaña? Y se escucha, aña aña aña
aña… El otro luego grita: ¿Estás bien montaña? Aña aña aña aña… Y le dicen
al janene que es su turno, y el janene dice: ¿Omo etas onhaña?
Y la montaña responde: ¿Qué?
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Se encuentran dos amigos y uno le dice al otro: ¿Sabes que murió Tiburcio? ¿Sí? No me digas, ¿y de qué murió? De cataratas. ¿Lo operaron? No, lo empujaron.
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Llega alguien con el
pie enyesado y otro le dice: ¿Qué te pasó, hombre? Es que estaba jugando fútbol
y me cambiaron la pelota por una de hierro. No hombre, ¿cómo te ha de haber
dolido?
Hombre, el pie es lo de menos, hubieras visto como quedó el que remató de
cabeza.
FRASE DE LA SEMANA
“Con el puño cerrado no se puede intercambiar un apretón de manos” Indira Gandhi