“¿Qué impide que yo sea bautizado?”

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EL EVANGELIO EN MARCHA

MENSAJE SOBRE EL BAUTISMO BÍBLICO

“¿Qué impide que yo sea bautizado?”

(HECHOS 8:35-40)

Por: Rev. Julio Ruiz, pastor Iglesia Bautista Hispana ColumbiaFalls  Church

 

INTRODUCCIÓN: En el presente pasaje tenemos a un diácono-evangelista haciendo el trabajo con el que este grupo de hombres nació en la iglesia del primer siglo. Así que Felipe, uno de los siete escogidos para “atender a las mesas”, pronto fue promovido a un trabajo de mayor alcance. De Jerusalén fue invitado a una campaña evangelística a los despreciados samaritanos, y estando en un gran avivamiento de conversiones y milagros, donde venían por cientos, y a lo mejor miles recibiendo al Señor, ahora le dijo un ángel y el Espíritu Santo que dejara la comodidad de la ciudad y viajara al desierto porque había un hombre con una gran sed espiritual. Felipe, todo lo contrario al desobediente Jonás, obedeció al llamado y se acercó a un hombre que venía en un “limusina” (una broma), como ministro de finanzas de la reina de Candace, leyendo el corazón del evangelio en Isaías 53. La lectura y el encuentro con Felipe originaron tres preguntas por demás importantísimas. La primera tuvo que ver con una ignorancia obvia: “¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare?” (v. 31). Aunque era cierto que este hombre era muy preparado, a lo mejor con estudios muy avanzados en economía, administración y hasta política de estado, en la lectura que está haciendo ahora tiene una ignorancia total. La próxima pregunta originó en este hombre culto una confusión mental, pues no sabía si la persona que describe el profeta tenía que ver con otra persona. Su pregunta, entonces, fue: “¿De quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro?” v. 24. Esta era su gran curiosidad. Y después que ambas respuestas fueron contestadas hizo otra pregunta que es la razón del mensaje de hoy: “¿Qué impide que yo sea bautizado?”. Veamos cuál es la naturaleza de la presente pregunta.

I.LA PRESENTE PREGUNTA ES LA REACCION GENUINA DE UN AUTÉNTICO CRISTIANO AL MOMENTO DE CREER

 

1. Un deseo profundo de obedecer. En el caso del etíope vemos el impacto inmediato que produce la conversión en una persona. Y es que así fue como la iglesia del primer siglo concibió la idea del bautismo. Cuando un hombre y una mujer se entregaban al Señor el acto seguido, sin demora de tiempo, era bautizarse. ¿Cuánto tiempo debería una persona durar para ser bautizada? Tan pronto como nos arrepintamos de nuestros pecados, creamos al evangelio y recibamos al Señor Jesús en nuestros corazones. Las palabras sobre las cuales actuar, son arrepentimiento y salvación. La Biblia nos recuerda: “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate” (Hch 22:16). Los creyentes modernos piensan más en tomar una decisión para bautizarse que la que tomaron para aceptar al Señor. La diferencia entre los antiguos creyentes y nosotros fue la de una obediencia sin condiciones. Los creyentes del primer siglo jamás concibieron una conversión a Cristo sin un acto inmediato del bautismo. Así que la pregunta del etíope revela cuán importante era la obediencia. Una prolongación para el bautismo es un acto de desobediencia.

 

2. Una decisión sin demora. La Biblia no presenta periodos prolongados de espera para bautizar a una persona. Aunque creemos en la importancia que tiene el “preparar” al candidato, la gran comisión pareciera sugerirnos que la parte de “enseñándoles que guarden todas las cosas” pareciera ser lo que vendría después de la conversión. Considere los siguientes casos bíblicos para afirmar lo que estoy diciendo. El día de Pentecostés, las tres mil personas que se arrepintieron de sus pecados “fueron bautizadas…”, el mismo día (Hch 2:41). Los samaritanos fueron bautizados en agua “…cuando creyeron” (Hch 8:12). En el caso del etíope fue bautizado inmediatamente después que creyó en Cristo (Hch 8:35-38). El Apóstol Pablo fue bautizado inmediatamente por el primer discípulo cristiano que se acercó a él (Hch 9:17, 18). Cornelio y su compañía fueron bautizados inmediatamente después que creyeron (Hch 10:48). El carcelero de Filipo y su casa fueron bautizados la misma noche que creyeron en Cristo (Hch 16:30-34). Los creyentes de Éfeso fueron bautizados por Pablo tan pronto como creyeron (Hch 19:4, 5). Son muchos los que han sido robados de las grandes bendiciones del bautismo al decir: “Estoy preparándome para eso. No estoy listo todavía para obedecer el mandamiento del bautismo en agua”. Esas frases no son bíblicas. Ahora es el tiempo “aceptable”. No retrases la decisión.

 

II. LA PRESENTE PREGUNTA NOS OBLIGA A PENSAR QUE  SI ALGUIEN NO QUIERE BAUTIZARSE ES PORQUE NO HA CREIDO

 

1.El que creyere y fuere bautizado. Aunque ya hemos insistido que el bautismo no salva, la fe es indispensable para ser bautizado. Si usted no tiene fe en su vida, claro está que eso pudiera ser su impedimento para ser bautizado ahora mismo. Esta es la razón por la que no bautizamos a los bebés porque no son capaces todavía para creer. Tampoco tienen la culpa por el pecado, porque son inocentes. El bautismo es la expresión genuina de mi fe en el Señor. Cuando la Biblia nos dice: “El que creyere y fuere bautizado será salvo”, está poniendo una especie de binomio indispensable en la salvación. La declaración anterior nos pone de manifiesto que el acto del bautismo no es la causa de la salvación, sino que se constituye en la consecuencia de la fe en un verdadero creyente.

 

2. Por una falta de coraje. Un impedimento para el bautizo pudiera ser por una cobardía moral. A  este respecto la  Biblia nos exhorta en 1 Corintios 16:13: «Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos.» ¿Cuál es su reacción cuando escucha un texto como este?  ¿Se porta varonilmente, o como un cobarde? El asunto es que algunos no tienen el coraje para arrepentirse de sus pecados, como el Joven rico de acuerdo a Mateo 19:16-22, sino que se fue triste, o como el Rey Agripa de Hechos 26:28 que le dijo a Pablo: “Por poco me persuades hacerme cristiano”. Otros no tienen el coraje para confesar a Cristo, como aquellos durante el tiempo del Señor según Juan 12:42,43, que creyeron en Cristo, pero a causa de los fariseos no le confesaban, porque «amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.» Y otros no tienen el coraje para someterse al bautismo, como los fariseos y los intérpretes de la ley porque «desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, no siendo bautizados por Juan» (Lucas 7:30). ¿Que impide que usted sea bautizado? ¿Por qué se resiste a esta decisión?

 

III. LA PRESENTE PREGUNTA NOS REVELA QUE LA FORMA DEL BAUTISMO BIBLICO ES EL QUE SE HACE POR INMERSIÓN

 

1. “Cuando subieron del agua…” v. 39.  Los puntos de vista sobre la manera de bautizar han dividido al cristianismo a través de la historia. Tal división ha dado como resultado que algunos practiquen el bautismo según la tradición recibida, mientras que los otros lo hacen según lo señala la Biblia. Es por esto que para algunos la forma no tiene mucha importancia ni trascendencia. Cuando el eunuco le dijo a Felipe: “Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?”, tuvo que haber recibido de Felipe, junto con la predicación del evangelio, la doctrina del bautismo por inmersión. En distintos cuadros que se nos representa a Juan  bautizando a Jesús, aparecen las formas de “aspersión” o  “inmersión”, dependiendo del enfoque  hermenéutico del momento. Pero si atendemos bien a lo que nos dice el texto de Marcos 1:10, allí notaremos la frase: “… y cuando salía del agua”, lo cual presupone que él estuvo dentro cuando fue sumergido por Juan. Por otra parte, la forma de inmersión es lo que ayuda a entender lo que Jesús dijo: “Para que se cumpla toda justicia”. Allí, en ese mismo pasaje la palabra  usada es “baptizo”, que es la palabra inmersión en el original griego.

 

2. Donde habían muchas aguas (Jn. 3:23). Jesús caminó la distancia de 90 kms hasta el Jordán donde todos los hombres venían y eran sumergidos en agua. Allí se nos dice que “Juan bautizaba también en Edón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas” (Jn. 3:23), lo cual comprueba aun más la importancia del término bíblico. El mismo acto de ver a Jesús descender y ascender a las aguas nos sugiere un acto de sumersión total. Si el bautismo de Jesús hubiera sido por “aspersión”, qué necesidad tendría él de haber viajado tan lejos para ser bautizado.

 

IV. ESTA PREGUNTA SUGIERE QUE EL BAUTISMO BIBLICO ES UN ACTO DE IDENTIFICACIÓN PLENA CON JESUCRISTO

1. Conociendo al personaje (v.35). La pregunta que hizo el etíope de Candace fue una excelente ocasión para Felipe, pues este, “abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús”. Aquel fino y distinguido hombre fue impactado por el mensaje del evangelio. La singularidad del “hombre de Galilea” caló profundamente en su ser. La profecía de Isaías que hablaba del “siervo sufriente” le convenció y por eso toma la decisión de aceptar a Jesucristo como el Mesías de Isaías 53. Cuando alguien escucha el mensaje del evangelio sobre la persona de Jesús no puede posponer su bautismo de identificación con él, porque mi bautismo será en su muerte y en su resurrección.

2. Confesando al personaje (v. 37). Las palabras del etíope acerca de Jesús fue un acto de confesión inmediato. Así lo dijo: “Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios”. Este hombre estaba en una genuina búsqueda. El hecho de venir de Jerusalén suponía su asistencia a la gran fiesta de la pascua. Pero como muchos de ellos, aquella fiesta parecería no tener ninguna incidencia profética, porque era más la celebración del rito que el autentico significado que se escondía en la pascua. Así que este hombre, una vez que entendió el “evangelio de Isaías”, hizo la confesión más importante que todo hombre debe hacer. Él creyó en Jesucristo no solo como el Mesías esperado por Israel, sino como el “Hijo de Dios”, lo cual plantea la aceptación de la segunda persona de la Trinidad. Esta confesión nos lleva a la más completa identificación con el Señor. Pablo después lo resumió así: ““¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” (Rom. 6:3, 4). Cuando nos bautizamos estamos confesando una muerte y resurrección con el Hijo de Dios. Morimos y resucitamos para él.

CONCLUSIÓN: Si nada impide que yo sea bautizado, entonces debo detener el “carro” y pedir ser bautizado. A través de ese acto confieso que Jesucristo es el Hijo de Dios. Que lo hago el Señor de mi vida y que la vieja vida, forma parte de una historia pasada. El texto finaliza diciendo: “Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino” (v. 39). El bautismo es un acto de profundo gozo que nos plantea seguir un nuevo camino, pero ahora acompañado por el Señor. ¿Qué impide que usted sea bautizado? ¿Por qué ha postergado tanto tiempo esta decisión? “Levántese y bautícese”.

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