Uno mayor que Salomón está aquí

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EL EVANGELIO EN MARCHA

Uno mayor que Salomón está aquí

(1 REYES 10:1-13; MATEO 12:42)

 

Por: Rev. Julio Ruiz, Pastor de Iglesia Bautista Hispana Columbia, Falls Church, Virginia

INTRODUCCIÓN: La Biblia nos dice que Salomón fue uno de los hombres más extraordinarios que haya existido (1 Re. 4:30). Cuando la reina de Sabá vino a conocer por sí mismo lo que otros decían acerca de la fama de Salomón, se quedó sin aliento al contemplar el esplendor y la gloria del tercer rey de Israel. Ella vino para constatar personalmente y concluyó que la fama y lo que este hombre tenía lo hacía insuperable. Pero ahora Jesús ha dicho a los fariseos que uno más grande que Salomón esta aquí. ¿Puede imaginarse la cara de asombro de los fariseos? A este respecto ellos harían un cuadro comparativo. Salomón fue el hijo del más grande rey de Israel, mientras que Jesús era el hijo de un pobre carpintero. Salomón nació en un palacio, digno de un hijo de rey, mientras que Jesús nació en un establo. Ellos sabían que Salomón había nacido en  Jerusalén, pero Jesús nació en Belén y en Nazaret, lugares insignificantes y de mala reputación. Salomón estuvo rodeado de muchos sirvientes, todos ellos preparados para complacer las exigencias de su rey, y Jesús, ¿a quién tenía? Solo un grupo de hombres iletrados, de vestimentas sencillas. ¿Cómo se atrevía Jesús a decir que era más  grande que Salomón? ¿Qué más podían pensar? Salomón se vistió con ropas reales, tanto que el mismo Jesús las comparó con los lirios del campo, pero Jesús lo que tuvo fue una túnica sin costuras. ¿Cómo puede ser más grande Jesús? Salomón bebía en copas de oro, Jesús llegó a beber agua de mano de una mujer prostituta. ¿Cómo puede ser mayor Jesús? Salomón tuvo las riquezas que ninguno otro hombre ha tenido ni tendrá, y ¿qué decir de Jesús? Él fue tan pobre que tenía que pedir monedas prestadas o sacarlas de los peces. Además no tenía un lugar donde reclinar su cabeza. El poder de Salomón se veía en su extraordinario ejército, mientras que Jesús lo que tuvo fue unos cuantos hombres, sencillos aprendices. Los mil cuatrocientos carros de guerra que Salomón tuvo, con sus mil doscientos jinetes y sus cuarenta mil establos, le permitía viajar con todo su esplendor; sin embargo Jesús anduvo a pie. ¿Cómo podía ser más grande que Salomón? Estas podían ser las preguntas que hacían los intrigados fariseos. Y es que, para despechos de ellos, y de muchos, la gloria de Jesús es más grande que la de Salomón.

 

I.LA GLORIA DE JESÚS ES MÁS GRANDE PORQUE ÉL ES SUPERIOR A SALOMÓN EN SU SABIDURÍA v. 4, 5 (1 Re. 4:33)

 

Además de los proverbios que Salomón escribió, llegó a memorizar mil quinientas canciones. Este rey poseía un coeficiente intelectual “fuera de serie”. La sabiduría de Salomón ha quedado registrada en sus libros de Proverbios, Eclesiastés y Cantares. En sus escritos Salomón refleja un conocimiento universal de todas las cosas (1 Re. 4:33). Sin ser astrónomo supo mucho del universo. Sin ser un biólogo, disertó sobre las plantas, las flores, los animales y los peces. Así que era un experto en muchos temas. Pero ¿por qué  Jesús es más grande que Salomón? Porque de todo lo que Salomón disertó, y a lo mejor elogió a la naturaleza por su sabiduría, ya Jesús los había creado. Juan lo expresó así: “Todas las cosas por él fueron hechas”. Y Pablo lo confirmó de esta manera: “Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para El” (Col. 1:16). Salomón conocía del  mar y los vientos, tanto que tenía muchos barcos moviéndose en los mares y océanos para buscar mercadería, pero Jesús reprendió a los vientos y caminó sobre el mar sin hundirse. Al final de su vida Salomón concluyó que aun la sabiduría no le satisfizo. Es posible que usted tenga un grado académico que lo hace muy importante, pero vea lo que pasó con Salomón. Después que se deleitó en sus conocimientos y sabiduría, al final dijo que aun eso era vanidad (Ecl. 1:17).

 

II.LA GLORIA DE JESÚS ES MÁS GRANDE PORQUE ÉL ES SUPERIOR A SALOMÓN EN SUS OBRAS v. 4, 5

 

El templo y el palacio hechos por Salomón fueron para su tiempo verdaderas joyas arquitectónicas. Fue tanto así que la reina Sabá quedó a punto de desmayarse, que sería la traducción del texto original. El templo fue el edificio más hermoso jamás antes construido. Para ello se usaron ciento ochenta y seis mil obreros, trabajando siete años en su construcción. Pero es bueno recordar que el arquitecto de ese templo fue Dios mismo. Dios ungió a los obreros para que pudieran construir su templo. Sin embargo, Jesús ha construido un templo más grande que el de Salomón. ¿Dónde está ese templo? Bueno, si usted es un creyente usted posee un templo que supera el de Salomón. ¿Y dónde está ese templo? Contemple a cada hermano y allí lo va a ver. Vea este otro ejemplo. El palacio de Salomón era otra obra insuperable, simplemente impresionante. Pero, ¿Qué se nos dice de Jesús? Cuando él ascendió a los cielos nos dijo que la razón de su viaje era para preparar lugar para nosotros (Jn. 14:1-3). El palacio que Jesús está construyendo para nosotros no es superado por ninguna maravilla de la naturaleza. Se dice que los banquetes que Salomón ofrecía eran únicos de un rey de su altura. Pero considere lo siguiente. Jesús ha dicho que uno mayor que Salomón está aquí. Jesús satisfizo a una multitud con tan solo cinco panes y dos peces. En una boda hizo que el mejor vino fuera servido de último. En el caso de Salomón, el templo que hizo fue destruido en no pocas veces, pero el nuestro permanece para siempre. Salomón murió y con él sus obras y esplendor. Pero Jesús está vivo y satisface hoy todas tus necesidades. Todas sus obras son mayores que las de Salomón.

 

III.LA GLORIA DE JESÚS ES MÁS GRANDE PORQUE ÉL ES SUPERIOR A SALOMÓN EN LA ATENCIÓN DE SUS SIERVOS v. 8

 

No se sabe de ninguna otra época donde los sirvientes de un palacio hayan sido tan bien tratados como la  servidumbre de Salomón. Aparte de oír su sabiduría, según lo destacó la reina de Sabá, la forma cómo Salomón trató a sus siervos, incluyendo su vestimenta, alimentación y dignidad, ha sido única en todos los tiempos. Allí la servidumbre parecía ser parte de la realeza. ¡Quién no quiso ser parte de esa servidumbre! Bien pudo la reina de Sabá concluir que no había visto gente tan feliz como la que acompañaba al rey. Pero si Salomón trató bien a sus siervos, alguien mayor que Salomón está aquí, y por lo tanto el tratamiento que este Rey le da sus obreros tiene que ser mejor que el de Salomón. Si usted acepta a Cristo como su salvador y Señor, usted se convierte en la persona más feliz de la tierra, porque todos sus pecados son perdonados. Si usted es parte de la servidumbre de Jesús, usted tiene que saber que ahora goza de poder estar en comunión con Dios por medio de su Hijo, y en esa comunión y comunicación usted sabrá que él “aderezas mesas delante de mí”. Jesús da satisfacción que se traduce en gozo perpetuo. Los obreros de Jesús son muy complacidos por él. Pero lo más importante, nosotros sentimos inmenso gozo de poder complacerlo a él. Salomón al final murió y con él su fama, fortuna y justicia de rey. Pero mi nuevo Rey está vivo y hay una complacencia de servirle. El salmista lo expresó así: “Me mostrarás la senda de la vida;  En tu presencia hay plenitud de gozo;  Delicias a tu diestra para siempre” (Sal. 16:11). Así son las delicias de Jesús. Los siervos de Jesús disfrutan de su gozo.

 

IV.LA GLORIA DE JESÚS ES MÁS GRANDE PORQUE ÉL ES SUPERIOR A  SALOMÓN CON TODOS SUS TESOROS v.14, 15

 

¿Quién puede dudar que Salomón fuera inmensamente rico? Su  fortuna no podía ser superada por la de todos los millonarios modernos puestos juntos. Los versículos 14-15 nos dan una idea de su incalculable riqueza. Todos los reyes de oriente, en especial los árabes, abastecían a Salomón por turnos mensuales con sus mercaderías, con todo tipo de especies y alimento para toda la gente del palacio y para sus caballos, porque disponía de cuarenta mil caballos de clase (v. 23). Las riquezas de Salomón eran simplemente extravagantes. Se nos dice que por la abundancia de oro, la plata que le llegada no tenía el valor que debería ser apreciado. Pero la gloria de alguien mayor que Salomón está aquí. Las riquezas de Jesús están en toda la tierra, debajo de la  tierra y en todo el universo que se conozca (Sal. 24:1; 50:10-11). Si bien era cierto que Salomón tenía todo tipo de oro, Jesús es el dueño de todas las minas. El Señor ha dicho: “Mío es la plata y el oro”. ¿Sabía usted que él es dueño de todos los depósitos de petróleo de todo el mundo, de cada estrella, planeta, galaxia, las descubiertas y las que están más allá de lo que vemos, le pertenece al Señor? Observe esto. Con todas las riquezas que Salomón tuvo no nos pudo dejar nada, pero ahora yo soy heredero y coheredo con Jesús. La buena noticia es que Jesús no solo es el propietario de todo, sino que posee los títulos de propiedad, y todo eso está a mi disposición. Todos los que venimos a Cristo gozamos de sus riquezas ¿No es esto glorioso?

 

V.LA GLORIA DE JESÚS ES MÁS GRANDE PORQUE ÉL ES SUPERIOR A SALOMÓN EN LA ADORACIÓN QUE PROVEE  (2 Cro. 6:13)

 

Salomón dio muestras de ser un adorador como su padre David al principio de su vida. Como lo de Salomón fue todo extravagante, no podía ser menos para la adoración de su Dios. Para lo que fue la inauguración del templo sacrificó ciento veinte mil ovejas, lo cual revelaba la importancia de los sacrificios cruentos con los que quiso honrar a Dios (2 Cro. 7:5). Salomón, además hizo un gran trono que tenía una connotación muy grande en la adoración a su Dios. La oración que hizo para dedicar el templo refleja lo que había en su corazón por reconocer a Dios como digno de ser adorado y exaltado. Sin embargo, ya Salomón no está sentado en su trono, porque uno mayor que él se ha sentado en el más alto y sublime trono, desde donde ahora es adorado. Obsérvelo lo que nos dice Apocalipsis 5:11-13. Ahora es Jesús quien está sentado y sigue allí. Nadie podrá destronarle y ahora todos le adoran. Los sacrificios que Salomón hizo para adorar a Dios fueron imperfectos, Jesús con una sola ofrenda ha hecho perfectos a los santificados. Por eso debemos adorar al que está sentado en el trono y en su reino, pues él fue el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Salomón adoró a Dios desde su trono, porque él mismo necesitó de un salvador. Ahora nosotros adoramos al que está sentado en el trono. Jesús es el que salva porque él es más grande que Salomón. Salomón dedicó muchos sacrificios para adorar a su Dios, todos ellos figuras de lo que vendría. Pero ahora note por qué Jesús es más grande que Salomón. Mientras uno sacrificaba víctimas para el perdón de sus pecados, y los de su pueblo, Jesús mismo se ofreció como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. De esta manera, mientras uno requirió que sus pecados fueran perdonados, el que es mayor que Salomón pagó por todos nuestros pecados.

 

CONCLUSIÓN: Uno mayor que Salomón está en este lugar. ¿Qué haremos con él? Los fariseos de su tiempo lo menospreciaron y se burlaron. Ahora ellos están aguardando el juicio de condenación por su rechazo. Pero tú no eres uno de aquellos fariseos que rechazaron la visitación del tiempo de Dios. Ahora tú puedes venir y recibir la gracia de Dios y con ello el perdón de todos tus pecados por aquel que sigue siendo mayor que Salomón. Ven a él pues su satisfacción es más grande y mayor que la de aquel rey. Este Rey ahora recibe a todos y tiene abundancia de provisión y herencia para sus seguidores. No se detenga más, venga a él ahora y sea salvo.

 

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