EL EVANGELIO EN MARCHA
Incertidumbre, malas noticias, desesperación y muchas lágrimas ha sido la constante los últimos días. Pareciera que aquella persona con una linda sonrisa y una fe inquebrantable desapareció, todo está en contra.
Y es que a veces pareciera como que Dios guarda silencio a propósito, y lo hace casi siempre que necesitamos escucharlo, cuando necesitamos una Palabra suya para nuestra vida. Pero siendo sinceros, no es que Dios guarde silencio, sino que todas las circunstancias que nos rodean, nos confunden, cierran nuestros oídos, como que taparan nuestros ojos de fe y como que nuestra atención es desviada a lo difícil que estamos viviendo en lugar de ponerla en el único que puede ayudarnos en esos momentos.
A veces llegan tiempos a nuestra vida en donde se nos hace difícil sentir a Dios de nuestro lado, en donde por más fe que tengamos vacilamos, y en donde necesitamos señales visibles y no sólo aumentar nuestra fe frente a la nada.
Cuando un guerrero regresa de la guerra y mira sus marcas y heridas, recuerda lo duro que fue la batalla, pero también lo valiente que fue para salir con vida y poder contar cada hazaña realizada con el mayor entusiasmo por haber sido protagonista de esas historias que todos queremos contar.
A lo mejor estás en medio de una de las más fuertes batallas que te ha tocado luchar, pueda que te encuentres herido y sin fuerzas, pero en medio de todo tienes que tener la seguridad y la certeza de que Dios no te ha dejado solo ni un instante.
Si este día puedes leer esto es porque Dios te ha dado la vida y la fuerza necesaria para hacerlo, eso te hace un valiente guerrero, eso te hace un hombre o una mujer fuerte, no por lo que puedas hacer solo, sino por lo que Dios hace en ti.
Hoy quiero animarte a seguir luchando, a no darte por vencido por nada, recuerda que tú fe no es negociable, tú fe no depende de tus emociones, tú fe no depende de las circunstancias que te rodean, tú fe depende del único que ha sido capaz de cambiar tu vida, del único que ha sido capaz de amarte con un amor eterno y quien estuvo dispuesto a sufrir cada herida, cada marca, cada azote, solo para que hoy tú tengas un vida en abundancia.
Sus marcas y sus heridas nos recuerdan lo mucho que nos amó y lo mucho que nos ama, así mismo nosotros debemos de amarlo a Él en medio de cualquier situación que se nos presente, no debes de dejar de creer en Él aun cuando nos sintamos en el peor desierto de nuestra vida, aun cuando estemos enfrentando la tormenta más fuerte que jamás hayamos enfrentado, aun cuando tengamos la sensación que Él se ha apartado de nosotros, aun en medio de cualquier sentimiento o emoción SIGUE CREYENDO.
Al final de lo que estás viviendo quizá habrá marcas y heridas, pero cada una de ellas serán un testimonio que contar, una historia que enseñara, ayudara y fortalecerá la vida de otros que como tú pasaran por situaciones iguales o similares.
Sonríe a pesar de todo, muéstrale a Dios una sonrisa de fe, una sonrisa que ejemplifica no lo que estás viviendo, sino lo confiado que estas en lo que Él hará. ¡Dios está de tu lado!
“El SEÑOR es bueno, un refugio seguro cuando llegan dificultades. Él está cerca de los que confían en él”. Nahúm 1:7 (Nueva Traducción Viviente) Autor: Enrique Monterroza