El Santo ser que nacerá

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(LUCAS 1:26-38)

 

POR: REV. JULIO RUIZ*

INTRODUCCIÓN

  Cuando el ángel Gabriel le dijo a María “el Santo ser que nacerá será llamado Hijo de Dios” (Lucas 1:35), quiso transmitir varios significados profundos. Por un lado, cuando se llama “Santo” es referencia a Su naturaleza divina, indicando con eso que el niño sería separado, distinto y sagrado. Él es “Santo” por su pureza, siendo Jesús el ser verdaderamente inmaculado; eso es, sin pecado y perfecto.

  Otro aspecto de ese “Santo ser” era su filiación divina, porque el bebé de Belén sería también el “Hijo de Dios”, subrayando con esto la paternidad divina entre Dios y el niño. De igual manera, ese “Santo ser” cumpliría la esperanza mesiánica por su misión salvadora. Todo lo profetizado acerca del Mesías anteriormente se cumpliría en este “Santo ser”.

  Y, por si faltara algo, al declararlo como “Santo ser”, estaba poniendo en perspectiva lo que algunos teólogos llamarían la “unión hipostática”; o sea, que ese bebé tendría una naturaleza divina y humana la misma vez.   Con estas palabras dichas por el ángel, María se preparó para recibir el milagroso nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios. Entonces ¿quién sería aquel bebé anunciado? Fue alguien que cuando nació ya había creado a su mamá y era más viejo que su papá.

  Cuando ese bebé nació ya había hecho al mundo, incluyendo el pasto que sirvió de colchón en su pesebre. Cuando ese bebé nació ya había hecho la estrella que guio a los sabios hombres del oriente. ¿Quién fue ese bebé?  Él fue alguien a quien el profeta Isaías nombró antes de nacer como: “Emanuel” (Dios con nosotros).

  Él es el único bebé profetizado con cinco nombres antes de nacer: “Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz” (Isaías 9:5). Por lo aquí expuesto es bueno preguntarnos ¿por qué el nacimiento virginal de Jesús es la doctrina más importante de todas? Y aún más ¿por qué la revelación de Gabriel a María es tan trascendente en esta historia?

I.               PORQUE ESE SER CAMBIÓ LAS LEYES DEL NACIMIENTO

1. El anuncio dado a una virgen (Lucas 1:26-28). Lo único que sabemos hoy día acerca del nacimiento de un bebé es si será varón o hembra, pero no sabemos más nada. La ciencia ha avanzado hasta elegir el sexo y a lo mejor descubrirá más a través de los tratamientos de fertilidad. La inteligencia artificial hará muchos avances en esto, pero usted no sabrá más nada de ese niño sino hasta que crezca.  Sin embargo, observe lo relacionado con Cristo, como sus próximos 33 años ya habían sido “calendarizados” antes de nacer. Y para dar a conocer todo el “programa” que aquel bebé cumpliría, Dios envió a Gabriel, el más poderoso de sus ángeles para notificarle a la virgen María la noticia. Para ese entonces ella estaba casada, pero todavía la ceremonia no se había consumado. ¿Y qué dijo el ángel? “!María, vas a tener un hijo!”. El nacimiento de Jesús es el milagro más impensable, y el más difícil de entender. Pero usted no tiene que entender todo para saber si algo es cierto. Hay muchas cosas que no entendemos, por ejemplo: ¿Por qué una vaca de color negro come pasto verde, da leche blanca, y cuando se bate se convierte en mantequilla amarilla?  Así también es el nacimiento virginal de Cristo, no se entiende, pero es real.

2. La pregunta hecha por una virgen v. 34.    María hizo la pregunta que mucha gente se hace, porque estamos en presencia del primer caso que rompió con el orden natural y biológico.  Pero Dios no está impedido por las leyes que él mismo ha creado. Un milagro es la alteración del orden natural de las cosas, y eso ocurrió con el nacimiento virginal. Esto nos lleva hacia atrás. Si usted admite Génesis 1:1, no tendrá problemas en aceptar los demás milagros. En el principio Dios creó los cielos y la tierra; y ¿cómo la hizo? ¡Pues de la nada! Si usted tiene problemas en aceptar el nacimiento virginal, déjeme recordarle esto: Dios creó al primer hombre sin padre ni madre del polvo que él mismo hizo. Pero el polvo que sirvió como materia prima para hacer al hombre, ¿de dónde salió? ¡De la nada!  Es posible que para usted el nacimiento virginal sea un misterio, pero no lo es para Dios si entendemos la creación misma. Mire lo dicho por Pablo a Timoteo respecto al misterio de la piedad (1 Timoteo 3:16) No nos preocupemos si no podemos explicar el nacimiento virginal. Lo más importante es saber cómo un bebé nacido en un pesebre quebrantó todas las leyes del nacimiento entre un hombre y mujer, para convertir se nuestro Salvador.  

II.             PORQUE ESE SER TENDRÍA UNA DOBLE NATURALEZA

1. Y llamarás su nombre Jesús… v. 31.  La palabra “Jesús” era un nombre común en aquellos días como lo era el nombre de José, por ejemplo. Pero Israel esperaba a un solo descendiente de David como el Mesías, y por eso cuando Jesús entró en escena se le llamó “Jesús hijo de David”, aplicándose a ese nombre la abreviatura hebrea de Yeshua o Joshua, o “El Señor salva”. Por esta razón a Jesús se le profetizó que salvaría al pueblo de sus pecados (Mateo 1:11). Cuando Gabriel dijo que el Señor Dios le daría “el trono de David su padre”, el Jesús como “el hijo de David” se confirmó en diecisiete versículos a través del Nuevo Testamento.  Pero en esto surge la pregunta, ¿cómo podría Jesús ser hijo de David si David vivió aproximadamente 1.000 años antes que Jesús? Porque Cristo (el Mesías) cumplió la profecía de la descendencia de David (2 Samuel 7:12-16). Jesús es el Mesías prometido, lo que significa que tenía que ser del linaje de David. De esta manera, y según la genealogía de Mateo y Lucas, Jesús es descendiente de David por adopción a través de José y por sangre a través de María. Posterior a esto, Pablo va a decir: “Acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne” (Romanos 1:3).

2. “Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo…”  v. 32, 33. Cuando Gabriel pronunció estas palabras, el pueblo de Dios no había visto o escuchado de un ángel en más de cuatrocientos años. No hubo ninguna revelación del Señor, ningún milagro, y ciertamente ninguna secuencia de milagros antes de esto. Fueron cuatrocientos años de silencio.  Pero ahora vea cómo, en un lapso de seis meses el mismo ángel apareció, en ambas ocasiones con un extraordinario anuncio del nacimiento de una persona extraordinaria.  Cuando Gabriel habló a María que el “Santo ser” por nacer sería grande, e Hijo del Altísimo, quería decir que Jesús iba a manifestar la misma gloria de Dios. El equivalente hebreo del término griego utilizado por Lucas es El Elyon “Dios Altísimo.” ¿Cuál es el significado de este título? Es una referencia a la soberanía de Dios y el hecho de que nadie es superior, más exaltado, o más poderoso de lo que Él es. ¿Quién es ese bebé a quien el ángel lo llama “el Santo ser”?  La respuesta es simple y profunda. Jesús es el hijo terrenal del Padre celestial, pero a su vez es el Hijo celestial de una madre terrenal. El bebé acostado en el pesebre, envuelto en un pañal, con sus piecitos tocando la paja, es el poderoso Dios del Génesis 1:1 y de Juan 1:1. Jesús no comenzó con María en Belén, él existió desde siempre con el Padre eterno.

III.           PORQUE ESE SER NACERÍA POR MEDIO DEL ESPIRÍTU SANTO

1. “El Espíritu Santo vendrá sobre ti…” v. 35. La encarnación de Jesús fue el trabajo de la tercera persona de la Trinidad. Entonces ¿qué significa esto?  Que Jesús iba a tener una naturaleza humana y divina a la vez. Pero la sangre del bebé Jesús no fue de José, sino la de Dios. Mendel, el hombre que trabajó en los códigos genéticos en el asunto del ADN, ha dicho: “Cada uno de nosotros es la suma excesiva o dominante de características de sus dos progenitores, esto es: papá y mamá. Todo lo que había en su papá y en su mamá está en usted. Esas características pudieran ser recesivas o dominantes, todas están allí”. Pero vea el asunto del nacimiento virginal. Supóngase que los padres de Jesús hubieran sido dioses, su naturaleza sería solo de Dios, pero carente de humanidad, así Jesús no podía salvarnos. Y si sus padres fueran solo terrenales, tampoco podía salvarnos, porque sería un pecador. Pero ahora sabemos que su padre es verdaderamente Dios y su madre es verdaderamente humana; entonces, ¿quién es él? Es el Dios encarnado. No es mitad Dios y mitad hombre. Él es el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios. De esta manera, el vino como el Hijo del Hombre, para que nosotros podamos ser hechos hijos de Dios. Y esta es la explicación  del nacimiento virginal:  Dios es el Padre de Jesús, pero fue el Espíritu Santo quien lo engendró.

2. “…el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra” v. 35. Esta figura de cubrir con su “sombra” es una referencia a la gloria de Dios o la Shekinah. Aquella fue la gloriosa presencia de Jehová manifestada en el arca del pacto a través de los querubines de oro (Éxodo. 25:22). Esto significa que el bebé de Belén estaba trayendo la gloria de Dios de una manera permanente (Juan 1:14). La encarnación del Verbo hizo posible el regreso de aquella gloria que venía y regresaba. Pero esa figura de   hacer sombra o cubrir no es algo estático, sino activo. Es creativo, productivo. ¿Qué significa esto?  Que el Espíritu Santo está con María en su concepción.  El Espíritu Santo, con el mayor respeto, fue el “Obstetra” de Dios. Bien podemos imaginarnos que, así como ese mismo Espíritu se movía creativamente sobre las aguas en el tiempo del caos (Génesis 1:2), también lo hizo con María. La sombra no era solamente estática para proteger al bebé, sino también acompañando a ese embrión en todo ese proceso formativo. Esa “sombra” se mantuvo los nueves meses con María, así como la columna de fuego guió a Israel durante 40 años en el desierto.

        IV.   PORQUE ESE SER MOSTRARÍA AL DIOS QUE TODO LO PUEDE

1. “… porque nada hay imposible para Dios v. 37. María hizo una pregunta lógica. Ella sabía que los niños no los traía las “cigüeñas”, sino que venían de la unión de un hombre y una mujer.  Se dice que toda niña adolescente judía abrigaba la esperanza de tener en su vientre el Mesías prometido, pero eso sería el resultado del matrimonio. Seguramente cuando María escuchó la salutación del ángel, y el ser favorecido por la gracia de Dios para dar a luz al Mesías, debió imaginarse a José con quien ya tenía un compromiso por estar en la etapa del “desposorio”, y prontos a casarse. La duda de María era razonable. Por cierto, la pregunta de María fue parecida a la Zacarías, solo que mientras en la suya no hubo incredulidad, sino turbación y confusión, la de Zacarías fue de incredulidad, y el resultado fue quedarse mudo por nueve meses.  Por supuesto, la respuesta del ángel debió llenar a María de más confusión, porque mientras ella habla al ángel de cómo llega un bebé, éste le explica cómo será ese nuevo procedimiento, exclusivo, único y jamás repetido. Y es aquí cuando María necesitará creer en las palabras del ángel cuando dijo: “Nada hay imposible para Dios”. ¿Y hay algo imposible para Dios?

2. “Y he aquí tu parienta Elisabet…  ha concebido hijo en su vejez…” v. 36. Esta afirmación le cambia la manera de pensar a María. Si Elisabet está embarazada, siendo estéril y de edad avanzada, entonces Dios lo podrá hacer en ella también. María y José debieron conocer muy bien la historia de Abraham y Sara, y el milagro del nacimiento de Isaac. Curiosamente estos ancianos fueron visitados también por poderosos ángeles para darles a conocer la noticia, y al parecer, entre esos ángeles vino el Señor de una manera pre encarnada (Génesis 18:2). ¿Y no es curiosos que aquel que al principio se manifestó en varias ocasiones como el Cristo anticipado, ahora sea un poderoso ángel quien comunica también la noticia?  Y así como aquel ángel le preguntó a Sara “¿Hay para Dios alguna cosa difícil?” (Génesis 18:14), lo mismo oyó María. El v. 37 es una clara promesa de aliento para la asustada María, porque nada es imposible para Dios de acuerdo con su voluntad eterna. Y esta promesa es también para el creyente de todos los tiempos. Fue dada a María porque ella usaría su vientre virgen para el cumplimiento de la promesa de la salvación en la persona de Jesucristo como Señor y Salvador. Pero esta promesa también es para ver mi propio milagro. Dios todavía sigue haciendo cosas imposibles, porque su poder no se ha acortado (Isaías 59:1-2). Sin embargo, aseguremos que nuestros pecados no detengan ese milagro.  

CONCLUSIÓN: Esta historia de Lucas termina revelando la misión cumplida por el ángel Gabriel, porque después “se fue de su presencia” v. 38.  Por cierto, será glorioso verlo otra vez cuando Cristo venga con sus santos ángeles (Mateo 25:31). El ángel trajo la más grande noticia para nuestra salvación, mostrando cómo sería hecho todo.  El “Santo ser que nacerá” será sin pecado.  Pero como el gran “yo soy” no puede morir, ni el eterno puede sangrar, así pues, fue necesario que naciera un hombre con la disposición de morir, porque sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados. Pero ese hombre debería ser perfecto e inocente, y para eso fue requerido un nacimiento único, virginal, para darse la encarnación del Verbo de Dios. Todo eso lo anunció el ángel y se fue. Al final tenemos la decisión de María cuando dijo: “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra”. Y el milagro será hecho “porque para Dios no hay nada imposible”, pero fue necesario la obediencia de María. ¿Diremos lo mismo?

 Julio Ruiz es pastor de la Iglesia Bautista, Ambiente de Gracia, ubicada en la 5424 Ox Rd. Fairfax Station, VA 22039 Tel. 571-251-6590 (pastorjulioruiz55@gmail.com)