El engaño del pecado

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EL EVANGELIO EN MARCHA

El engaño del pecado

(HEBREOS 3:12-13:JUECES 16:6-9; 16, 17;25, 28, 31)

Por: Rev. Julio Ruiz, Pastor de Iglesia Bautista Hispana Columbia, Falls Church, Virginia

 

INTRODUCCIÓN: Sansón es uno esos personajes que ha dado mucho material para hablar. Su vida pudiera ser llevada al cine con grandes éxitos de taquilla. Su nombre significa “pequeño sol”, y al parecer  hizo honor a su nombre, pues  no brilló con la intensidad con la que brillaron otros hombres de Dios. Su nacimiento fue anunciado por el “ángel del Señor” a su madre estéril. Fue consagrado desde su niñez como un nazareo, entre cuyas características predominaban: dejarse crecer el cabello, abstenerse de todo tipo de bebidas fermentadas y no acercarse a los muertos. Una vez crecido tuvo el privilegio de llegar a ser el último de los jueces, gobernando a Israel por unos veinte años. Se enfrentó a los filisteos sólo y los venció. Sin embargo, desde el comienzo de su tarea quebrantó sus votos, pues lo primero que hizo fue tomar una mujer filistea a quien sus padres no quisieron; después tomó dos más, incluyendo una ramera. La historia de Sansón se puede resumir como alguien que experimentó el poder del Espíritu de Dios y también el poder de la carne. En no pocas ocasiones jugó con aquel poder concedido. Su historia es más conocida por la unión que tuvo con Dalila. Fue esta mujer la que al final descubrió el secreto de sus fuerzas. Después que le cortaron el pelo pensó seguir jugando y saliéndose con las suyas, sin embargo las Escrituras dicen: “Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él” (Jue. 16:20). Sansón termina siendo un juguete de los filisteos con los ojos sacados y muriendo junto con todos sus enemigos. En la historia de Sansón vemos, como en ninguna otra, la manera cómo engaña el pecado. Veamos cuáles son sus tres más grandes engaños.

 

I. EL PECADO TE LLEVARÁ MÁS LEJOS DE DONDE PENSABAS IR

 

1.Todo comienza con ceder una vez. El carácter de Sansón es un reflejo de ese estilo de vida que desea probar algo por primera vez. Es aquel que dice: “¿Qué malo hay si lo hago una primera vez?”. Es la curiosidad misma de querer participar de algo, que aun cuando está prohibido, hay un impulso interno por descubrir a qué sabe aquello. Fue la  curiosidad misma de Eva cuando el tentador le presentó por primera vez la oferta de algo que era agradable y codiciable. El pecado usará la táctica de la primera vez. Por lo general es una oferta gratificante de insospechadas emociones. ¿Qué fue lo primero que probó Sansón? Una de sus debilidades fue el sexo opuesto. Tuvo varias mujeres, incluyendo una ramera.

 

2. La invitación a pecar debe ser rechazada desde el principio. En el libro de los Proverbios 1:10-16, encontramos una serie advertencia para rechazar aquella invitación seductora que nos tienta a pecar;  así dice la palabra: “Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre; Porque adorno de gracia serán a tu cabeza, Y collares a tu cuello. Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar,  No consientas” vv. 8-10. Los pecadores y el pecado son amigos inseparables. Tienes que saber que ambos te buscarán para engañarte. No hay ninguna buena intención en algo donde esté presente la oferta del pecado. Sansón no rechazó al comienzo de su vida aquello que tenía la intención de corromper su alma. No consideró el privilegio de ser un hombre de Dios y un juez para su nación. Hizo todo lo contrario a la advertencia del proverbio, pues consintió en las propuestas sensuales del pecado hasta el punto de ser seducido y quedar cautivo en los brazos del mismo. Pablo nos ha dejado una palabra que debe ser nuestra bandera al momento de ver una tentación: “Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna” (1 Cor. 6:12). La virtud más descuida es la del dominio propio.

 

3. El pecado progresará haciendo un gran daño. Una vez que le hayamos dado la oportunidad al pecado no será tarea fácil detenerlo. Es parecido al cáncer que no se detecta a tiempo. Literalmente el pecado invade todo el ser. Del pecado de la fornicación se dice que “el que fornica contra su propio cuerpo peca”. El gran rey David dijo que el efecto de su pecado le había llevado a un estado tal que dijo: “Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día” (Sal. 32:3).  Bien pudiera la persona decir que no hará más lo que ha venido haciendo, pero el engaño del pecado es tan fuerte que le convencerá para que lo siga practicando. Tenemos que reconocer que el pecado no producirá nada bueno en nosotros.

 

II. EL PECADO TE TENDRÁ MÁS DE LO QUE HABÍAS IMAGINADO

 

1.Nadie quiere tener el pecado como un huésped permanente. El ser humano no fue hecho por Dios para que habitara en su cuerpo ningún agente del mal. De modo que cuando el pecado se deja como un huésped permanente los resultados pueden verse en cuerpo envejecido  prematuramente. El pecado también es el causante de muchas enfermedades que deforman lo que Dios hizo de una manera distinta. Sansón pensó que jugar con el pecado no dejaría ninguna huella en su vida. Sin embargo, fue el pecado el que le llevó al final a perder sus dos ojos y morir junto con los demás filisteos. Cuando dejamos que el pecado se enseñoree de nosotros, llega a ser un dueño cruel cuyo único propósito será destruir  sus víctimas. El libro de los proverbios, a través de varias preguntas, nos recuerda lo que hace el pecado una vez en la vida: “¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan? ¿Andará el hombre sobre brazas sin que sus pies se quemen?” (Prov. 6:27,28). Sansón pretendió andar sobre “las brazas del pecado” sin  quemarse. Cuando se unió a Dalila, la mujer que al final lo destruyó, estuvo jugando con ella a través de mentiras, mientras ésta lo presionaba para que le dijera el secreto de sus fuerzas.

 

2. El pecado convierte en esclavo a sus víctimas. Hay una cierta fascinación en el pecado. En cada tentación siempre habrá una fuerza seductora que hace se irresistible a los que en ella entran sin avizorar sus consecuencias. Así el pecado se mostrará con todos los atractivos posibles para que el alma incauta caiga en sus redes. El engaño del pecado consiste en un ofrecimiento que supera cualquier otra oferta de felicidad. Frente a esa oferta, la mente razona por algún momento, pero pronto entra el corazón, y al ver más rápido las distintas maneras cómo pueden ser complacidos sus deseos, la resistencia no llega a ser muy grande. En el caso de Sansón el pecado despertó su lujuria, pues ya había dado evidencia que el sexo era una de sus grandes debilidades. ¿Qué pasó al final con Sansón? Este texto es elocuente: Mas los filisteos le echaron mano, y le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le ataron con cadenas para que moliese en la cárcel”v. 21. Sansón llegó a ser un esclavo de sus enemigos. A esto induce el pecado.

 

3. El pecado convierte débil al hombre fuerte. Sansón es una paradoja bíblica. A nadie más se le concedió una fuerza física tan grande. En una ocasión mató a un león como se mata a una ovejita. Mató a treinta hombres para despojarle de sus ropas y pagar una deuda. Arrancó los pilares de una ciudad y subió con ellos a una montaña. Con la quijada de un burro mató a mil hombres. En otra ocasión cazó trescientas zorras, les ató por las colas, colocó en medio de ellas teas ardientes y destruyó la cosecha de los filisteos. Estando con Dalila rompió tres veces las cuerdas que le ataron. Y al final de su vida derribó las columnas del templo de los filisteos donde murió junto con ellos, vengándose así de sus ojos. Sin embargo, así como tuvo ese descomunal poder físico, el pecado ejerció un poder controlador en su vida. El pecado le llegó a  tener más tiempo de lo que él mismo pensó. Tuvo fuerza para todo, pero no para enfrentar el pecado. El pecado convierte débil al hombre fuerte. “El que piense estar firme mire que no caiga”.

 

III. EL PECADO TE COSTARÁ MÁS DE LO QUE PENSASTE PAGAR

 

1. Te costará el compañerismo con Dios. El primer y gran costo del pecado es la pérdida de la comunión con Dios. La Biblia nos dice que no hay compañerismo entre la luz y las tinieblas. Recordamos que Dios es luz y no hay ningunas tinieblas en él. El pecado tiene el propósito de separarnos de Dios. No podemos estar en comunión con Dios mientras también tenemos comunión con el pecado. Sansón perdió la comunión con su Señor como resultado de su vida disoluta. Él pensó que la fuerza que Dios le había dado, jamás desaparecería mientras estuvo coqueteando con el pecado. Pero mire lo que dice el texto: “Y le dijo: !!Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él” v. 20. Estas palabras son solemnes; tocan muy de cerca el corazón, porque nada es más doloroso que perder la comunión con Dios. Por supuesto que Sansón no perdió su salvación pues al final aparece como uno de los héroes de la fe (He. 11:32), pero si  perdió el gozo de ella. Un tiempo de placer cuesta el compañerismo con Dios. “La comunión íntima de Jehová es con los que le temen”.

 

2. Te costará la dignidad y el honor. El pecado tiene la misión de ofender a Dios, a nuestro prójimo y a nosotros mismos. En la experiencia de Sansón podemos ver los extremos donde puede llevarnos la amistad con el mundo. ¿Qué nos dice la Biblia a este respecto? «Los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida no proceden del Padre, sino del mundo» (1ª Juan 2:16).

 

CONCLUSIÓN: El engaño del pecado nos llevará más lejos de lo que pensábamos llegar; nos tendrá más tiempo del que nos imaginamos estar; y sobre todo, el pecado nos hará pagar un precio más alto del que pensábamos pagar. El ultimo versículo con el que se pone fin a la historia de Sansón nos dice: “Y descendieron sus hermanos y toda la casa de su padre, y le tomaron, y le llevaron, y le sepultaron entre Zora y Estaol, en el sepulcro de su padre Manoa. Y él juzgó a Israel veinte años” v. 31. ¿Qué pensarían sus padres cuando estaban enterrando al hijo que Dios les dio de una manera milagrosa? ¿Qué pensarían del hijo que quebrantó sus votos como un nazareo, especialmente por haber cedido a la seducción de una mujer llamada Dalila? ¿Qué pensarían sus hermanos, del que estarían tan orgullosos, a quien ningún hombre podía vencer? A Sansón le faltó lo que le sobró a David: arrepentimiento por su pecado. Descubra a tiempo el engaño del pecado para que no le venza, le saque los ojos, lo haga un esclavo y sea la burla de los demás. Un creyente debe acabar su carrera como la terminó Pablo (2 Tim. 4:7,8). Si usted no es un creyente y vive bajo el engaño del pecado, libérese hoy viniendo a Cristo.

 

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