EL EVANGELIO EN MARCHA
Un padre comprometido
(JOB 1:1-5)
Por: Rev. Julio Ruiz, Pastor de Iglesia Bautista Hispana Columbia, Falls Church, Virginia
INTRODUCCION: ¿A cuál padre cristiano no le gustaría ser como Job? Mire sus características. Calificado por Dios como “ningún otro en la tierra” v.8. Lleno de una piedad inigualable, pero a su vez rico en bienes materiales. Con una familia ideal: siete hijos y tres hijas, con una gran responsabilidad por el cuidado de todos hijos. Job fue un hombre realizado y triunfador en todo. Él es uno de esos casos donde se puede ser piadoso y rico a la vez. Como creyente nadie pudo objetar su integridad. Su biógrafo dijo que era “perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal”. Y en medio de estas cualidades morales y espirituales, su compromiso como padre fue excepcional. A él siempre le hemos conocido como un ejemplo de sufrimiento y de paciencia, pero muy poco se le conoce como padre. Su modelo en esa área no tuvo competidores. Él, a excepción de Elí, Samuel y David, tuvo una mayor dedicación por sus hijos, junto con una gran influencia sobre ellos. Él fue un padre comprometido. Le preocupaba que sus hijos tuvieran todas las cosas necesarias, pero sobre todo que ellos amaran a Dios y vivieran una vida santificada para él. La gente de la ciudad de Uz conocían a un hombre santo, apartado del mal, pero también a un padre modelo. Tenemos a muchos hombres santos en la Biblia, pero no siempre fueron buenos padres. ¿Qué sucede cuando tenemos una santidad como hombres sin una dedicación familiar? Perdemos a la familia. Quiero pensar que el mayor desafío de un hombre es su realización como padre. Todos sus demás éxitos se verán eclipsados si fracasa en esto. Veamos el fiel retrato de un padre comprometido. Descubramos su impacto en la vida de sus hijos. Tracemos el curso donde los padres debieran estar comprometidos.
I.UN PADRE COMPROMETIDO EN EL PROGRESO DE LOS HIJOS
1.Progreso visto en la formación temprana. El texto no nos habla de la niñez de los hijos de Job. Simplemente se nos dice que tenía diez hijos. Sin embargo, deducimos que tuvieron una formación completa. Job, ejerciendo la función de un sacerdote familiar, seguramente se invirtió en sus hijos desde su temprana edad hasta verlos crecidos. Esto tuvo que ser su mayor satisfacción. Un auténtico padre se realiza cuando lleva a sus hijos hasta el punto de una independencia segura. Cuando después de haber trabajado en su formación, los puede ver triunfantes en sus estudios, trabajo y en la formación de su propio hogar.
2. Progreso visto en sus negocios. Hay un aforismo popular que dice: “Hijo de gato, caza ratón”. Y otro dice: “De tal palo, tal astilla”. Nos da la impresión que los hijos de Job recibieron del padre la visión por los negocios, pues al estar ya separados de él, habían alcanzado tal prosperidad que podían invitarse unos a otros en sus respectivas fiestas. Se deduce por el pasaje mismo que cada uno tenía su propia casa, con sus propias pertenencias. Tenían una vida económica muy estable. Aquí podemos ver que Job, como un padre comprometido, se aseguró que sus hijos vivieran bien y les ayudó hasta este punto de sus vidas.
I.UN PADRE COMPROMETIDO EN LA ARMONÍA DE LOS HIJOS
1.Manteniendo unida a una familia grande v.4. Una de las cosas que logró Job fue la unidad de la familia. Sus diez hijos pasaban mucho tiempo juntos. ¡Qué cuadro más significativo es este!Job pudo mantener a su familia unida. Cada ocasión, incluyendo los cumpleaños; o incluso, el nacimiento de algún hijo, eran oportunidades para invitarse a sus casas y disfrutar del calor de la familia. Fíjese que el texto no dice que ellos invitaban a extraños o a sus amigos. La invitación era entre ellos mismos con muy buenos resultados, pues las reuniones terminaban en completa paz toda vez que había continuidad para cada reunión. Felices las familias cuyo padre ha logrado mantenerlas unidas, a pesar de ser tan grandes. Pero esto no sucede siempre así. Sabemos de las discusiones, peleas y hasta tragedias que se suscitan en muchos hogares. Y tenemos que dar mucho crédito a la figura del padre, dotado con el temor de Dios, para lograr esa armonía familiar.
2. La armonía se logra en el respeto v.4. Por alguna razón este texto ha sido mal interpretado, aduciendo que los hijos de Job vivían vidas disipadas. Pero la idea de la palabra “banquete” acá no da lugar para hablar de fiestas desenfrenadas, o que los hijos de Job vivían de “parranda en parranda”, como dice la expresión. Eran las típicas reuniones orientales donde la alegría y el respeto formaban parte de la cotidianidad. Esto se dice porque a tales fiestas eran invitadas las tres hermanas. Las culturas orientales tomaban muy en cuenta el respeto que merecían las hijas. Los hijos varones no expondrían a sus hermanas en situaciones donde ellas expusieran su reputación. Entre todos ellos había respeto. Y ese respeto se construía sobre las bases de un auténtico amor filial. Nada le hace más bien a la relación entre hermanos que el respeto mutuo.
II. UN PADRE COMPROMETIDO EN LA VIDA ESPIRITUAL DE LOS HIJOS
1. Lo primero que hace es buscar santificar a sus hijos v. 5ª. Un padre no puede estar feliz mientras sabe que sus hijos pudieran estar siendo alcanzados por el pecado. Y esto es lo más fácil que ocurra. Hay un “bombardeo” continuo contra la mente y la ciudadela del alma de nuestros hijos. Su propósito es destruir sus valores y la pureza de sus más nobles sentimientos. La amenaza que pretende ensuciar la vida de nuestros hijos es muy grande, de allí la necesidad de padres que se levanten como sacerdotes para buscar la santificación en ellos. Job tuvo la percepción que después que sus hijos tenían “sus banquetes en sus casas”v.4, deberían ser santificados. La expresión: “Quizá hayan pecado mis hijos…”, era una manera de hacerles examinar sus conciencias e invitarles a limpiarse de todo lo malo. Los hijos que se preservan en una vida de santidad conservan las memorias de un padre consagrado al Señor. “Santificarlos” es una forma de “ponerlos aparte, lejos del pecado”. Tenemos una tarea santificadora con nuestros hijos.
2. Lo otro que hace es mantener el altar familiar v. 5b. Job, haciendo las veces de un auténtico sacerdote, ofrecía sacrificios por sus hijos. Él sabía que tales sacrificios tenían la función perdonadora y restauradora. Ese acto de adoración tenía como finalidad preservar a sus hijos de toda influencia del pecado y del mundo. Los hijos de Job, al ser invitados por él a su altar, apreciarían sus enseñanzas más que los bienes materiales de su propia hacienda. Ninguna cosa podrá producir una huella más indeleble en los hijos que las oportunidades cuando ellos fueron invitados por sus padres al altar familiar. Las canciones, oraciones, lectura y testimonios hechos en tal lugar, jamás podrán olvidarse, aun cuando se llegue a la edad de un adulto. Un padre comprometido sabe cuán importante es que los hijos aprendan el conocimiento de la palabra. Una y otra vez la Biblia habla de la necesidad de instruir al niño en su camino. Y no habrá mejor manera de instruirlos que poner en su temprana vida la palabra de Dios.
3. Lo tercero que hace es interceder por ellos continuamente v. 5d. Padres, ¿cuántas veces al día oramos por nuestros hijos? ¿Hasta dónde sus necesidades ocupan nuestras agendas intercesoras? Mire lo que hacía Job. Se dice que “se levantaba de mañana” para interceder a Dios por sus hijos. Y el mismo texto añade: “De esta manera hacía todos los días”. La actitud de Job nos ilustra que no es suficiente traer nuestros hijos a Dios, y hasta dedicarlos, si no estamos dispuestos a seguir ofreciéndoselos a él. Nos dice que no es suficiente que nuestros hijos cumplan con ciertas tradiciones religiosas, si no los instruimos de forma continua en los caminos divino. Yo no puedo dejar que solo la escuela o la iglesia formen a mis hijos. Soy responsable por un ministerio de intercesión cotidiano antes que otros lo hagan por mi hijo. Como padre-sacerdote estoy involucrado en presentarle mis hijos a Dios, de modo que ellos no sólo sean librados de la influencia del pecado en sus vidas, pero también que sus vidas sean una influencia y bendición para otros.
4. Presentarlos individualmente al Señor v.5c. Se nos dice que Job, “ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos”. He descubierto como padre la bendición y riqueza que encierra cada uno de los temperamentos de los hijos. Así, pues, debemos ocupar tiempo para presentarlos al Señor nombre por nombre. Debo tener el gozo de saber que estoy hablando con Dios acerca de mi hija o mi hijo. No será un tiempo para quejarme con él sobre el comportamiento de ellos. Más bien será un tiempo de gratitud, pero de santa intercesión por cada área que mi hija o hijo necesita delante del Señor. Allí en su presencia debo orar por su salvación, si todavía no ha sido salva; debo orar por su bautismo, si todavía no lo ha hecho; y sobre todo, por la carrera a la que se está inclinando, y por los sentimientos que se le están despertando. Usted ha sido colocado en el hogar como cabeza. Tenga el gozo de traer al Señor a sus hijos, sea en intercesión por ellos o en la salvación para sus vidas. No pierda esta posición ni este privilegio. Recuerde que entre sus muchas responsabilidades está el saber que “herencia de Jehová son los hijos”, y como tal debo cuidar este tesoro divino. Cada uno de sus hijos es de supremo valor. Usted y yo necesitamos presentarlos por sus nombres y sus necesidades delante del Padre celestial. No deje que otros sean los que intercedan por sus hijos. Es con usted con quien Dios quiere entenderse respecto a la vida de su hijo. Usted es su padre y ese es su privilegio.
CONCLUSIÓN: Una de las cosas que personalmente me impacta de libro de Job, es la forma cómo termina. Sin duda que la pérdida de sus primeros diez hijos tuvo que ser muy dolorosa. Pero note la recompensa de su obediencia y su lealtad a Dios. Los últimos versículos del libro nos dicen: “Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero… y tuvo siete hijos y tres hijas… y no había mujeres tan hermosas como las hijas de Job en toda la tierra; y les dio su padre herencia entre sus hermanos” (Job 42:12-17). Dios sabía cuánto amaba Job a sus hijos, por eso le devolvió el mismo número, pero con mayores bendiciones. Amados padres, la inversión que hagamos con nuestros hijos hoy nos llenará de enormes satisfacciones en el mañana. Necesitamos comprometernos como padres. Debemos apostar al progreso, armonía y su salud espiritual de nuestros hijos. ¿Qué tipo de padre soy? ¿Qué tan responsable he sido en esta exclusiva tarea?
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