¡No te rindas!

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EL EVANGELIO EN MARCHA

¡No te rindas!

Por: Francisco Aular (faular@hotmail.com)

 

Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. HEBREOS 12:1

 

Un hombre va entrando al estadio azteca de la ciudad de México en 1968. Se llama John Stephen Akhwari; las luces del estadio se habían apagado; las multitudes habían aclamado al campeón de aquella competencia de los Juegos Olímpicos México 68, hacía una hora. John Stephen Akhwari, representaba a su país Tanzania, como competidor olímpico, y tenía la esperanza de llevarse alguna medalla de retorno a su país, pero se lesionó en la carrera, su pierna sangraba copiosamente, pero el hombre se amarró un pañuelo; se notaba que el dolor era tan fuerte porque no lo disimulada al dar un paso tras otro. Así entró a la pista del estadio, sólo quedaban unos cuantos espectadores en las gradas cuando Akhwari terminó de cruzar la meta. Los médicos y enfermeros lo atendieron allí mismo, cuando le preguntaron por qué había seguido corriendo a pesar del dolor, y ante el peligro de perder la pierna, respondió: “Mi país, no me envió a cinco mil millas de distancia para iniciar la carrera. Me envió a terminarla”.

 

¡No te rindas! Porque JESÚS no recorrió la distancia entre el cielo y la tierra, para que nada más iniciemos la carrera cristiana, sino que nos dio el poder para terminarla con gozo.

 

¡No te rindas! porque tenemos aún una carrera por delante. No hemos llegado a la meta todavía, y no es asunto de rapidez solamente, hay que descubrir el poder vivificador de la lentitud y la paciencia en el recorrido.

¡No te rindas! Por los años que llevas en el SEÑOR; la iglesia y la obra del reino de Dios te necesitan. No eches en cara tus muchos años de gloria pasadas porque no son nada comparado con la gloria y el galardón que nos espera. Lo mejor está por venir.

¡No te rindas! Por las pruebas, los sinsabores, los problemas y las circunstancias de esta vida temporal. Dios no nos garantiza un camino de rosas sin espinas, pero sí nos dice: “Estoy con ustedes hasta el fin del mundo”. Así que sigue corriendo “con paciencia” hasta el triunfo final. ¡No te rindas!

 

Oración: Amado Padre Celestial, ¡Cuán hermoso es descansar en Ti! Entender que el tiempo que pasaremos en esta vida es tan breve y lleno de mucho sufrimiento. ¡Nada que valga la pena sale por casualidad; nuestra salvación y libertad te costaron tu preciosa sangre y vida! ¡Tu muerte en nuestro lugar fue parte de tu plan de salvación para nosotros! Ahora nos encontramos en la carrera hacia nuestra plenitud en Ti. La guerra está ganada, pero cada uno tiene que luchar y vencer sus propias batallas. ¡No me rendiré y viviré para tu gloria! Ahora es necesario el esfuerzo constante en tu gracia para salir de este mundo habiendo corrido la carrera de la fe exitosamente; haber sido testigo tuyo y llevar a muchos a tu salvación. En el nombre de JESÚS, amén.

Perla de  hoy: En el calendario de Dios siempre es demasiado temprano para jubilarse.